En un mundo donde las mujeres guardan o descuidan sus sueños porque “hemos sido socializadas para ver primero por los demás antes que por nosotras”, la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie busca, con su literatura, incentivar a todas para ir “más allá”, a la materialización de sus anhelos.
Desde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la ganadora del Premio de Escritores de la Commonwealth por su novela debut, La flor púrpura (2003), reflexiona sobre la importancia de tener múltiples visiones sobre la experiencia femenina: “Cuando hablamos de feminismo, abordamos las cosas terribles que suceden, y sí, debemos hablar de eso, pero también de sus sueños y de su amor”.
El feminismo fuera del enfoque académico
Ahonda en el feminismo, por el cual sus lectores la han erigido como referente, al posicionarse contra el “enfoque académico”, que “estoy segura tiene su utilidad, pero no es el mío. Usa esa palabra, ‘interseccional’, pero yo no la uso, a veces ni siquiera estoy segura de qué significa. Da la sensación de que parte de la teoría y luego intenta forzar a la realidad para adaptarse”.
“Soy narradora, me interesan las vidas de las mujeres. Hablé sobre el feminismo en un libro (Todos deberíamos ser feministas, 2014), pero se trata de las historias”.
Sobre la situación de su compatriota, Wole Soyinka, ganador del Nobel de Literatura 1986, al que el gobierno estadunidense le canceló su visa por estar contra la política de Trump, opina: “Tengo pasaporte estadounidense, pero con la administración del presidente puede pasar cualquier cosa. Normalmente, los gobiernos, incluso los autoritarios, tienen un manual, sabes cuál es el plan, pero con Estados Unidos las cosas cambian cada día. Es una locura”.
De sucederle algo similar, se dice tranquila porque “tengo una casa muy bonita en Lagos y paso allí la mitad del año, así que estaré bien. Pero hay personas que están mucho peor: los inmigrantes nigerianos en Estados Unidos a los que les han cancelado la tarjeta de residencia y no saben por qué, los estudiantes nigerianos a los que les han revocado el visado y no saben por qué. Me siento muy dolida por quienes no tienen más opciones. Esta locura afecta a la vida de las personas de forma real y profunda, y eso me molesta. Nadie sabe cómo terminará”.
Un nuevo libro tras una década de bloqueo
Su presencia en la FIL, que ocurrió después de cancelar su participación el día inaugural, se debe a la reciente publicación de su nuevo libro, Unos cuantos sueños, tras más de una década de bloqueo creativo: “Fue una época muy difícil, luché mucho, sobre todo porque escribir ficción es la razón por la que estoy en la Tierra. Me sentaba frente a mi ordenador y nada. Tenía los personajes en mi cabeza, pero no podía sacarlos. Fue horrible y muy depresivo".
"Pero creo que una de las cosas que ayuda es reconocerlo. Cuando te sientes mal y deprimido, debes permitirte pasar un tiempo sintiéndote así. La depresión es sentir una especie de impotencia. Para una persona como yo, que siempre ha tenido un sentido del control, la incapacidad de alcanzarlo te hace sentir muy impotente”.
De esa terrible época de bloqueo creativo, aprendió que el autocuidado, además de implicar comer chocolate de vez en cuando, también consiste en “decirte a ti mismo que vas a hacer todo lo posible para ayudarte. A veces me pongo un temporizador y digo: Me voy a dar tres horas y media, y cuando suena el temporizador, me levanto y busco formas de superar esa horrible oscuridad que quiere apoderarse de mí”.
“La vida es corta. Tenemos que luchar, pero al hacerlo también debemos reconocer que somos frágiles”.
hc