El próximo 10 de diciembre se conmemora el centenario del nacimiento de la escritora Clarice Lispector, una creadora inclasificable, de quien solían decir que no le interesaba agradar a nadie en su escritura. Ahora será recuperada en México en un proyecto editorial del Fondo de Cultura Económica (FCE): acaba de publicar Cuentos completos, vendrá un volumen de crónicas y todas las novelas en tres tomos.
Ello se dio a conocer durante uno de los homenajes a la escritora brasileña en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde Paula Abramo, encargada de la traducción, se refirió a las dificultades de hacer una travesía a través de una vida de pensamiento muy complejo.
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“Me interesa mucho la forma en que dice las cosas, a veces no diciéndolas, produce una sensación de constante enigma, a veces de un gran malestar y explosiones de belleza, de comunión con lo orgánico, con lo animal del mundo, que pocos autores pueden manifestar de una manera tan vívida”.
Nacida en Ucrania, Clarice Lispector se definió como una autora brasileña, escribió en portugués siempre y, como periodista, tuvo contacto con grandes escritores, lo cual se combinó con el hecho que, desde niña, tuvo inquietudes literarias; entonces, pudo acceder a toda la vida cultural de Brasil y “de otros países por los que pasó debido a su matrimonio con un diplomático: todas las oportunidades que tuvo en la vida se manifiestan en la riqueza de su literatura”.
En una conversación guiada por Rocío Martínez, editora del FCE, Michelle Gama, catedrática del departamento de Letras de la Universidad Iberoamericana, resaltó la presencia de Lispector: una mujer muy particular, físicamente bonita, pero también con una enorme potencia vital y una gran excentricidad frente a los medios en su momento.
“Desborda la definición de lo literario, desborda los géneros literarios, porque sabemos que hay una línea muy frágil entre textos que son cuentos, aunque también está el periodismo por ahí, o la poesía. Desborda el lenguaje, lo que a la hora de la traducción planteó un reto enorme, porque estamos ante una autora que trabaja el lenguaje desde el oficio de escritora, de todas las posibilidades que el lenguaje tiene. Lo más obvio: desborda la literatura nacional o alguna corriente literaria. La han tratado de aterrizar en el realismo y no se puede, su literatura se desborda; la han colocado en el modernismo y va mucho más allá”.
En ese sentido, la escritora Daniela Tarazona reconoció que reflexionar alrededor de la obra de Clarice Lispector siempre representa un reto, no sólo por ser una autora inmensa, sino porque es difícil definirla: es una autora que presenta textos que parece que están tan vivos como lo era su propia existencia, “de una vitalidad inmensa y justo esa vitalidad hace que sea un poco inasible, como ella misma decía, ante esa imposibilidad de nombrar lo vivo, el presente, el instante”.
“Eso me parece de una congruencia muy asombrosa, el ver cómo en la vida de una autora como ella, en su existencia y en su extraordinaria personalidad, todo eso se trasladó de una manera tan exacta, tan semejante a su modo de ver el mundo”, resaltó durante la conversación para evocar a una de las figuras imprescindibles de la literatura no sólo portuguesa, sino universal.
ÁSS