Su escritura la hizo llegar a capital jalisciense, como ganadora del Premio Fil Literatura en Lenguas Romances, pero también una actitud crítica y contestataria, aun en los momentos álgidos de la dictadura chilena, como en los años de su trabajo visual como integrante del Colectivo de Acciones De Arte (CADA), hacia los años 70: “íbamos a la ciudad, hacíamos intervenciones y nos retirábamos”, recordó la escritora chilena Diamela Eltit.
“A 10 años del golpe d Estado, que duró 17 años, 25 si sumamos que durante la transición, el dictador fue senador, nosotros salíamos en las noches, porque durante los 17 años tuvimos toques de queda, y rayamos las paredes con la palabra ‘No +’, con un signo, porque era más rápido hacerlo así y apostábamos a que la ciudadanía iba a completar eso y lo hizo”, recordó la narradora durante el tradicional encuentro Mil jóvenes con…, dentro de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
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En una conversación que sostuvo con la poeta mexicana Rocío Cerón, quien se convirtió en la guía del diálogo con los jóvenes, Diamela Eltit, recordó la manera en que la sociedad empezó a apropiarse de la frase, en especial del símbolo: no + dictadura, no + muertes, no + padres, según quien se hiciera cargo de ese símbolo.
“Lo más emocionante es que hoy es un lema vigente, que se usa en todas las manifestaciones. La relación arte-política, que fue la trabajamos esos años, nos permitió darnos cuenta que de que ciertos elementos dejaron de pertenecernos, se apropia de ellos la ciudadanía”.
Un diálogo para hacer ejercicios de memoria, como cuando empezaron las protestas en Chile, 1983, convocadas por la gente de la periferia, de boca en boca, “pero la policía y las fuerzas militares salieron a las calles y las paredes eran tan frágiles que las balas y traspasaban las paredes y morían mujeres, hombres: fue muy triste ver cómo moría gente que estaba en sus casas”.
“Todavía esas muertes necesitan más reparaciones colectivas en Chile. Fue un tiempo importante, pero no le deseo a nadie, por ningún motivo, que vivan bajo una dictadura, ni jóvenes, ni niños, ni adultos ni viejos: es intolerable”, resaltó la escritora chilena, en un llamado a no perder el espíritu rebelde de la juventud, pero en otras condiciones sociales.
ÁSS