"Que permanezca entre nosotros": celebran la vida de Almudena Grandes

“Que Almudena sea recordada para siempre, que no caiga su nombre en las aguas del olvido -como decía Quevedo”, dijo Benito Taibo durante la charla de homenaje.

Charla sobre Almudena Grandes. / Eva Becerra
Jesús Alejo Santiago
Guadalajara /

Apenas habían transcurrido unos minutos de la ceremonia de inauguración de la FIL Guadalajara cuando comenzó a circular la noticia de la muerte de la escritora española Almudena Grandes, y su ausencia ha estado presente en distintas actividades del encuentro.

Una amiga de la feria, como la definió en su momento Raúl Padilla López, presidente del comité organizador de la Fil, que fue recordada la noche de este martes, en un acercamiento a su obra, pero en especial a su vida, al que fueron invitados Benito Taibo, Ángeles Mastretta, Carlos Puig y Gabriel Warketin.

La convivencia más personal, en el caso de Benito; la amistad forjada en una noche, como de la Ángeles; el retrato de una interesada en el pasado de un apellido, como sucedió con Puig, o la anécdota de la entrevista no fallida, sino más bien transformada, en el caso de Warketin.

“Fui amiga de Almudena una tarde y una noche, no puedo decir que haya sido su amiga de toda la amiga, lo cual me da muchísima tristeza, porque sólo nos encontramos en la vida”, confesó Mastretta, mientras Benito Taibo recordó que Almudena era mayor que él por 24 días y “mejor que yo por, cuando menos, 24 libros”.
“Ha estado desde siempre en mi casa, en mi familia, con nosotros, siendo una de los nuestros: una mujer de palabra y de palabras. Su palabra valía más que cualquier cosa y me refiero a la manera en que la empeñaba frente a las cosas del mundo”.

Taibo y Grandes, una amistad como pocas

Con Benito Taibo fue con quien Almudena Grandes sostuvo una relación de amistad mucho más larga, era inevitable que no lo fuéramos, aseguró el escritor, porque creían en las mismas cosas, decían en voz alta los mismos poemas: porque estaban convencidos de las mismas cosas:

“Fue una relación intensa, apasionada, maravillosa. Tenía una voz como un trueno y que decía al pan-pan, al vino-vino y al gobernador ‘hijo de la chingada’. Almudena se sabía las palabras y conocía los artificios y los fuegos fatuos que podían aparecer en los textos, los iba quitando con una espléndida goma de borrar que siempre tenía en la mano para convertir su literatura en esto que puede estar cerca de todos nosotros”.

Por sobre todas las cosas, una evocación de los lectores o del entrevistador que terminó siendo entrevistado, como fue el caso de Carlos Puig, o de la manera en que una conversación periodística se podía convertir en un diálogo con los jóvenes, como le sucedió a la periodista. Al finalizar su participación, Benito Taibo lanzó una petición: “que Almudena sea recordada para siempre, que no caiga su nombre en las aguas del olvido -como decía Quevedo”.


"Y permanezca entre nosotros durante muchos años y que las nuevas generaciones la lean, la disfruten y se sonrojen como me sonrojo ahora mismo”.

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