“¿Qué es ser el mejor dibujante del mundo?”, preguntó Gusti al inicio de la conferencia magistral con la que inauguró FILustra: Travesías creativas más allá de las palabras, foro dedicado a la ilustración dentro de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Para responder a la duda, el artista argentino ahondó en su historia personal. Primero, tener que sortear “la cola de los humillados”; esos momentos al comienzo de su carrera donde "No" fue una respuesta frecuente.
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Después, los triunfos: “Ganar premios, empezar a publicar en muchos idiomas”. Y a partir de eso sintió cerca el objetivo… “pero cuando alguien se acerca a la estrella, la luz te deslumbra”.
Entonces, tachó las palabras ‘mejor’ y ‘mundo’, y reviró: “Me interesa ser simplemente un dibujante”.
¿Y qué se necesita para ser dibujante? “Confianza y paciencia”, sentenció el argentino radicado en España, dando el banderazo de salida al programa compuesto por conferencias, talleres prácticos y mesas redondas durante la FIL Guadalajara.
"No es solo dibujar, es una manera de vivir, de ver la vida. Entonces, es importante conectar con el corazón, es algo que aprendí con los años, el dibujo es comunicación".
Para el ganador de premios como La Pomme D’or de Bratislava y el Bologna Prize, el lápiz "puede abrir tu corazón, pero hay que tener cuidado porque te puedes quedar encerrado".
"El lápiz sirve para hacer amigos, cura, hace cosquillas, hace reír, hace soñar", manifestó el creativo que tras tantos años de trabajo ya no sabe "si dibujo la realidad o la realidad mía se transforma en un dibujo".
También presidente y fundador de la Asociación WinDown, que trabaja el arte como herramienta inclusiva, Gusti confesó que todas las cosas que dibuja "tienen que ver con mi vida; el lápiz es una extensión de las cosas que pasan".
"Los ilustradores somos personas inclusivas porque trabajamos con todos los colores y con todo el material".
Gustavo Ariel Rosemffet (su nombre de pila), llegó al final de su charla, con sede en el Salón de Profesionales, admitiendo que es bueno equivocarse: "Nos inculcan que hay que ser siempre exitosos y no es verdad; un buen fracaso, haber metido la pata, no ser lo que esperaban de nosotros, a veces es una gran enseñanza".
"El lápiz es sagrado porque entrega su vida para que puedas contar la tuya", dijo, generando aplausos.
Antes de pasar al espacio destinado para dudas del público, Gusti afirmó que si te sientes feliz llevando el lápiz de un lado a otro, "eres el mejor dibujante del mundo".
hc