Guillermo del Toro: “La desobediencia es el único camino para la conciencia”

“Voy a dedicarme tanto como pueda a apoyar talentos para que se siga desarrollando el cine de animación en México”, dijo el cineasta en la FIL Guadalajara.

El cineasta en la FIL Guadalajara / Foto: Ariel Ojeda
Guadalajara /

Pinocho es el mejor ejemplo de que “la desobediencia es el único camino para la conciencia”, señaló el director de la cinta, Guillermo del Toro, durante la presentación del libro conmemorativo de esta producción de Netflix en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Enlazado desde Los Ángeles a través de una videollamada con el público del Foro FIL, el cineasta aplaudió la publicación de la obra Pinocho: Una historia atemporal contada por Guillermo del Toro (TRILCE Ediciones, 2022), y mencionó que la obediencia “no te lleva a aceptar ni el yo ni la idea de quién eres”.

La rebeldía sirvió para que el nacido en Guadalajara finalizara esta obra cinematográfica, que retoma la historia creada por el escritor italiano Carlo Collodi, pues durante muchos años los estudios se negaron a materializar su idea, pero se empecinó en el proyecto y lo logró. “Es la cosa de la que estoy más orgulloso en 30 años de trabajo”, comentó.

Ante estudiantes, madres de familia, parejas y creativos que sueñan con emularlo, Del Toro recordó que desde principios de los 2000 se planteó producir, coescribir y dirigir esta cinta, que hasta este 2022 vio la luz: “En las películas, que sea difícil que digan que sí es lo que las hace valiosas”.

René Castillo, animador, y Leonardo García Tsao, crítico de cine, acompañaron a Guillermo en la charla, en la que el responsable de El callejón de las almas perdidas (2021) exaltó el trabajo del Taller del Chucho, estudio de animación tapatío del que es fundador y que participó en la creación de Pinocho, e incitó a los jóvenes a hacer stop motion, “una de las formas de arte que permite que un cineasta, con pocos o muchos recursos, cuente una historia que le es personal”.

Y de la animación en general, destacó que es “un medio para artistas, es algo que permite reflexiones estéticas, filosofía, ideas mucho más avanzadas, mucho más adultas. En el cine en acción viva, lo que haces es ensayar una realidad para que se genere un accidente. En animación, tu generas todo: el viento que mueve el pelo, si alguien se gira y su saco se mueve. Estás animando la apariencia de un accidente a 24 cuadros por segundo”.

Foto: Ariel Ojeda

Guillermo calificó de “tragedia” que el avance del cine de animación en nuestro país sea “a empujones”, y ante esta situación hizo una promesa: “Voy a dedicarme tanto como pueda a apoyar talentos para que se siga desarrollando el cine de animación en México; es vital”.

Además, el ganador del Oscar a Mejor Director por La forma del agua (2017) aseguró que “en el cine mexicano hay una simbiosis con el Estado y el de animación es un cine que puede ser más libre, más contestatario”. Pero lo importante “no es solo lo que yo haga en las historias, sino lo que se pueda hacer después”.

El creativo tapatío se despidió diciendo que “no creo que haya otra película de stop motion en la historia del cine que tenga una actuación tan sutil” como Pinocho, que se filmó en mil días. “Llegamos a tener más de 60 unidades de trabajo filmando al mismo tiempo”. Una odisea que llevó a Guillermo del Toro de regreso a su Ítaca personal: Guadalajara, “una ciudad increíblemente viva”.

hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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