Para saber cuál es El secreto de la Noche Triste de Hector de Mauleón, hay que leerla y evitar la charla con su autor, ya que la curiosidad puede llevar al lector interesado en adentrarse en cualquier otra historia ajena dicho libro, pero que forma parte del extenso bagaje de leyendas y anécdotas que el erudito cronista de la Ciudad de México es capaz de sugerir en pocos minutos.
Algo así sucedió durante el diálogo que De Mauleón sostuvo con Rafael Pérez Gay, como parte de la presentación de esta novela en el marco de la FIL Guadalajara.
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¿Alguno de los asistentes que llenaron el Salón 2 sabía acaso que nunca se ha encontrado el cuerpo de ningún gobernante mexica en las ruinas de los templos que yacen bajo el centro histórico de la Ciudad de México excepto el de Ahuízotl? El diálogo sirvió, al menos, para recordar el dato de quienes desconocían la noticia que hace algunos meses acaparó la atención de algunos medios.
El cronista narró cómo se quedó sin energía y se le comprimió el corazón después de descender y ascender de un lugar de unas ruinas en las que encontraron el travesaño más bajo de un tzompantli, en el que pendían cráneos que se cree eran de niños de cinco años con los dientes pintados de negro. Pequeños prisioneros muy probablemente originarios de las costas del Golfo de México que los aztecas ofrendaron en sus rituales.
“Es un lugar de una energía muy fuerte, mucha muerte, mucha tristeza. Sería interesante saber cómo vivió el primero que habito una casa construida sobre ese lugar y los fantasmas que vio”.
En su perspectiva el gusto por la muerte y la tradición de contar de historias de aparecidos es más un legado mexica que europeo, rememoró que en la obra de Fray Bernardino de Sahagún se habla de los fantasmas que veían los pobladores del Valle de México, “un ser sin forma que rodaba por el piso, un tipo de fantasma que por sus características es ajeno a las descripciones occidentales de aparecidos”. Recordó que Moctezuma supo que se acercaba el fin del Imperio Azteca a través de trece augurios, de los cuáles uno era el ver a una anciana recorriendo las calles gritando que el fin estaba cerca. "Si la ven pregúntenle por qué grita eso", decía Moctezuma.
Para De Mauleón, se trata del mito de La llorona, que aún varias familias de Xochimilco aseguran se sigue escuchando en lagunas noches. El escritor propinó estas tres historias, dignas de inspirar un texto literario en menos de diez minutos.
“¿Recuerdan el programa de la mano peluda? Si hiciéramos la cuenta tendríamos cerca de 5 mil casos de fantasmas al año, esa tradición de historias es mexica y está vigente”, continuó el experto, quien recordó que otro aspecto para imaginar mejor las características de esa naciente ciudad criolla del siglo XVI que construyeron los españoles sobre la Gran Tenochtitlan destruida, es que el sistema de alumbrado de antorchas se construyó 250 años después de manera que durante esos primeros siglos el aire nocturno de la metrópoli estuvo plagado de penumbra y sombras, lo cual la hacía una ciudad siniestra de noche.
Rafael Pérez Gay recordó las caminatas nocturnas que ha realizado Héctor de Mauleón por el Centro de la Ciudad de México y en las que han ratificado su carácter misterioso y que puede percibirse en la atmósfera de la novela.
El autor dijo que este libro debe entenderse como una forma de regresar a la infancia, a través de los relatos de terror que disfrutaba de su abuela, que solía contarlos durante la noche, los relatos de terror que han existido desde siempre explican esa tradición que puede rastrearse en la obra de Juan Rulfo, José Emilio Pacheco y otros autores ,y que está ligada a las leyendas que hay sobre cuerpos emparedados en construcciones antiguas como el Colegio de Santo Domingo, leyendas sobre tesoros en casonas antiguas y sobre túneles que conectan diversas fincas del Centro Histórico.
ÁSS