La escritora Cristina Rivera Garza contuvo sus lágrimas al mencionar el nombre de Liliana, su hermana víctima de feminicidio, cuando hablaba de la violencia contra las mujeres en el encuentro Mil Jóvenes con… en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. “Sigo insistiendo en mi sospechosismo acerca de la capacidad terapéutica de la escritura por una razón nada más: me parece que el verdadero alivio tendría que ser la justicia y la justicia quiere decir: Ni una más, nunca más. Cuando eso ocurra estaremos sanando y lo creo profundamente”.
La autora participó en el espacio diseñado para estudiantes de bachillerato con gran afluencia y habló de todos los temas que le preguntaron. La ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz compartió su mirada sobre la escritura, la memoria y parte de su vida.
“Soy escritora… y qué"
Aunque le costó trabajo, un día, Cristina Rivera Garza decidió “salir del clóset” y decir: “Soy escritora… y qué. A eso me dedico”. Era una emergencia, una urgencia también. Le diría a Cristina joven: “primero créetela un poquito más, si esa joven hubiera compartido más su actividad, que fue un poco secreta por muchos años, creo que habría sido mucho más fácil”.
Señaló: “Pero tengo que reconocer que en el mundo en el que vivimos, donde ser una mujer escritora sigue siendo complicado, hay muchos obstáculos, pero ya no es la rareza que era a finales del siglo XX. Creo que el mundo nos ayuda a entrar en estas identidades con mayor facilidad”.
Rivera Garza reveló que su formación académica no es literaria, sino en Sociología e Historia. Estudió estas carreras porque temía que la escritura fuera un “deporte extremo”, asociando la profesión a suicidios, manicomios o tener "treinta gatos".
La Historia le regaló el “contacto muy vivo con los archivos”, algo que resultó fundamental para su vocación. Su encuentro definitivo con este mundo ocurrió en el Archivo General de la Nación (antigua cárcel), mientras buscaba historias de la vida cotidiana en la Ciudad de México durante la Revolución.
"El archivo sabía siempre más que yo, como la escritura siempre sabe más que nosotros", explicó.
Preparan documental de El invencible verano de Liliana
Durante la charla, Cristina Rivera Garza confesó tener una relación “complicada con la ficción”, no por falta de profundidad, sino por una cuestión ética. “Esa idea estereotípica y hegemónica de que el escritor lo crea todo desde su imaginación soberana, sin hacerse muchas preguntas éticas”. Para ella, la imaginación es “acuerpada y política”, y se moldea por las fuerzas que nos afectan en la vida cotidiana. “Si la ficción está dispuesta a hacerse esas preguntas, yo hago las paces con la ficción. Pero mientras no esté dispuesta a hacerse esas preguntas y esté escondiéndose bajo el parapeto de la genialidad y de la libertad, yo voy a seguir teniendo una relación complicada”.
La escritora destacó que la ficción es a veces necesaria, incluso en libros como en El invencible verano de Liliana, que aborda el feminicidio de su hermana. “En este libro tan personal y doloroso, la ficción y la imaginación fueron herramientas cruciales para reconstruir y reconfigurar escenas de la vida de Liliana. De hecho, dudé publicar la obra por miedo al juicio, pero mi motor fue tocar los documentos de mi hermana, de su archivo de los afectos, donde sentí a Liliana muy presente y muy cerca de mí".
También compartió que, para ella, el acto de escribir se guía, además de por la imaginación, por el deseo. Es el deseo de que algo hubiera pasado, lo que ayuda a recomponer una experiencia y compartirla con otros.
El invencible verano de Liliana está guiado por esa “pulsión y ese deseo por la ficción y les cuento de una vez que se está preparando un documental, pero no puedo decir más, hoy me reúno con el director”, y se despidió entre aplausos.
hc