Decía Tzvetan Todorov que la gran vocación de la literatura es hacer sentido de nuestra vida. Jesús Alejo Santiago es un adepto leal a esa máxima.
Convencido de que la vocación se ejerce en gerundio (es decir, “se va construyendo”), el excolaborador de MILENIO —que el domingo 3 de diciembre recibirá el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez durante el último día de actividades de la FIL 2023— ha dedicado casi 30 años de trayectoria profesional a cubrir la fuente literaria. En ese transcurso ha aprendido que el periodismo cultural es un vehículo insustituible “para comprender los problemas del país”.
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“La cultura nos ha permitido observar de manera distinta lo que vivimos todos los días. Ahí es donde juega un papel fundamental el trabajo del reportero cultural”, cuenta en entrevista.
Alejo Santiago proviene de una tradición indígena. Perteneciente a una comunidad zapoteca, su familia le heredó una cosmovisión que permea su forma de concebir el periodismo. “Me ayudaron a entender el Sol y la Luna de una manera distinta, me han enseñado a entender el viento y explicarlo de una manera diferente”.
Con esa sabiduría a cuestas, recibe un homenaje que dedica a sus colegas. “Agradezco este reconocimiento, pero no es solamente para mí. Es para los editores, los reporteros, los fotógrafos y camarógrafos, para todo ese universo que contribuye a definir y a construir una parte del periodismo cultural. Es un trabajo en equipo y si no lo consideramos así, difícilmente podremos seguir impulsando este quehacer”.
Cuando ocurre la charla, Alejo Santiago todavía no aterriza en Guadalajara. Se encuentra en La Paz, Baja California. Su labor en la dirección de Radio Educación —cargo que ha ocupado desde mayo de 2022 y donde ha cubierto también las fuentes de culturas populares y patrimonio nacional— exige su presencia en la Reunión Nacional de Cultura. La situación es atípica: año tras año, Alejo recorría los pasillos de la Expo Guadalajara desde el día uno. Entrevistar, transcribir, reportear, volver al teclado y empezar de nuevo. Desde ese norte que lo aleja de la feria que otrora fuera el campo de algunas de sus mejores batallas, no evita imaginarse en la ejecución de esa rutina anual. No obstante, se despide de la conversación con una certeza: “Uno no deja de ser lo que ha sido durante mucho tiempo”.
PCL