Julián Herbert estaba en Ecos de la FIL, en la prepa 8, cuando recibió una llamada proveniente de Zacatecas. Pensó: “No, no debe ser el premio”, y no contestó porque estaba por iniciar su participación en este foro que organiza la feria anualmente.
Pero sí, sí era el premio. El rector de la Universidad de Zacatecas volvió a llamarlo para decirle que había ganado el concurso de poesía Ramón López Velarde 2022:
“Estaba en la oficina del director esperando para iniciar. Me estaba contando cómo era la prepa y para mí esto es algo muy intenso porque me conecta mucho, porque es una prepa muy de barrio, y yo crecí en un barrio así.
“Estábamos hablando justo de eso y sonó el teléfono; vi que era la lada de Zacatecas. Lo colgué y luego dije ‘¿Sí será? No, no creo”. Volvieron a marcar y contesté, y ya me dieron la noticia de que me había ganado el premio Ramón López Velarde”.
Herbert cuenta a MILENIO que aún no sabe quiénes formaron el jurado que le otorgó el triunfo, pero que ya quiere platicar con ellos.
“Me llamó el rector de la Universidad de Zacatecas, y luego me preguntaron sobre la figura de Ramón López Velarde, que para mí es entrañable. Estoy muy contento y también un poco sorprendido porque me dieron un premio de poesía en 2004 y no había vuelto a ganar uno, y para mí es lo más importante que hay”, comenta al referirse a este género literario.
“He ganado premios de muchas otras cosas, de cuento, de novela, pero me emociona muchísimo ganar uno de poesía en este momento porque yo dejé mucho tiempo de escribirla”.
El último libro que publicó es de 2013 y dice que tiene 10 años juntando “poemitas, uno tras otro. Los mandé al concurso sin mucha esperanza porque también entiendo que son poemas un poco extraños por el contexto nacional, esa era mi idea, entonces ahora veo que hay un lector para eso y me emociona mucho, por lo menos los jurados lo valoraron así”.
Herbert fue reconocido por su libro La parte quemada, y recibirá el premio el 9 de diciembre.
Poeta ante todo
“El centro de todo es la poesía, siempre lo he dicho, siempre ha sido así. Yo me veo a mí mismo como alguien que escribe poemas, esa es la parte de mí con la que me siento más cercano”, comenta Herbert.
El poeta sostiene que los poemas tienen una vida más íntima con uno mismo “y a veces tardan mucho más, a veces no están ahí. Yo practico la escritura diaria y estoy dispuesto al oficio de la escritura, pero la práctica de la poesía para mí es distinta, es un trabajo mucho más íntimo, personal, de experiencia interior, y con un lenguaje más lento”.
Esta mañana, antes de saber que era ganador del premio, Julián Herbert (México, 1971) estaba en una preparatoria de Jalisco, ¿qué le diría a los jóvenes que estaban atentos a su llegada y a escucharlo?
“Yo creo que la pulsión de la poesía está en la naturaleza de los seres humanos y en la juventud tiene una profundidad mucho mayor. Lo que creo es que se ha banalizado ese contacto y pareciera que tiene que ser de una cierta manera”.
Herbert dice que culturalmente hay ciertos temas de lo que se supone que debería ser pensar en un poema, como los adolescentes y la poesía amorosa. “Entonces lo que creo es que la experiencia de la poesía es más personal y compleja, y a veces la experiencia poética de los chicos está menos conectada con la Rondalla de Saltillo o con el youtuber exitoso, que con las mentadas de madre y con el juego de palabras”.
Herbert cuenta que a él le interesa escarbar en ese aspecto: “En el diálogo con los chicos hoy, el profe que condujo la charla era buenísimo, porque lo primero que me preguntó fue cómo era el acercamiento con ese lenguaje, pues los chicos leyeron antes fragmentos de lo que he escrito y, claro, escogieron las partes más léperas (risas)”, concluyó el ganador.
ÁSS