La inteligencia artificial parece comenzar a mimetizarse en el día a día y ganar espacios de manera acelerada, sin embargo, aún no es infalible. Un hombre lo comprobó recientemente y compartió desde la FIL Guadalajara como logró vencer a la IA.
Se trata de Patricio Pron, escritor argentino y Ganador del Premio Alfaguara que recientemente puso a prueba a Chat GPT en un inusual experimento literario. Un grupo de jueces solicitó a cada uno crear 30 títulos de películas que podrían existir.
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Posteriormente, el jurado les entregó títulos de películas ficticias para que, a partir de ellos,inventaran sus respectivas sinopsis. Los materiales finales se calificó lenguaje, creatividad, originalidad, plausibilidad.
“El grupo de expertos escogió mis textos (...) Confieso que me puso nervioso. Imaginate que este loro mecánico que repite cosas sin saber qué está diciendo me ganase, sería una humillación”, compartió en su charla El hombre que derrotó a la Inteligencia Artificial.
Desde su mirada, la clave de su éxito está en una pregunta sencilla: “Qué es lo que yo puedo hacer que la máquina no”. Gracias a ello, logró construir los textos ganadores.
Este resultado lo obtuvo ante un grupo de expertos, pero ¿qué pasaría si sus textos son puestos a votación ante un grupo ajeno a la creación literaria?
Desde la sala de la FIL planteó un segundo experimento: en voz de la física Julia Tagüeña se realizó la lectura de dos textos, uno creado por la IA, otro por Patricio. Tras un par de risas y la lectura de los dos escritos, se solicitó a los asistentes votar por el que consideraban que había sido escrito por una máquina.
Unos cuantos lograron ser confundidos por Chat GPT, sin embargo, más de la mitad de los presentes logró identificar a Pron.
“Creo que se han dado cuenta porque en el primero eran generalidades. En segundo lugar, creo que la razón por la que distinguieron un texto y otro es que el primero estaba escrito en un lenguaje muy general, pero sin ningún tipo de espesor, sin ningún tipo de emoción. Y la tercera razón es que en el segundo texto hay humor”, planteó el escritor, pues como asegura, la máquina no puede reírse de la catástrofe ni del absurdo.
Tenía la intuición de que la máquina no podría conectar con las personas, quienes encontraron en las pájaras del escritor algo que les interpelaba.
El futuro con la IA
Patricio reviso cuál era la consulta más común que se le hacía a la IA, resulta que es cuánto tarda en cocerse un huevo (10 minutos, según indica).
Además, hace poco escuchó la historia de una pareja de São Paulo que usó el GPS para buscar una pizzería. La máquina los encaminó a una calle peligrosa en donde fueron atacados. Uno de ellos falleció tras recibir un disparo.
“¿Tan idiotas nos han hecho estas máquinas que no somos capaces de mirar al otro lado la ventanilla y ver que estamos ingresando a una zona peligrosa?”, cuestionó.
Para el escritor se ha dado una colonización a la que “nos hemos sometido sin cuestionar”.
“Creo que parte de nuestro trabajo en el futuro parte de lo que nos convierte en humanos, consiste en defendernos, tenazmente, de esa colonización. Recordarnos, decidir cuántas de nuestras facultades o potestades vamos a dejarle a este pequeño aparato que tenemos todos en el bolsillo”.
Sumada a la crítica añadió la cantidad inmensa de energía y agua que requiere la IA, consumo que, desde su punto de vista, debería cuestionarse.
“No deberíamos dejar que nuestros recursos naturales, que son finitos por definición, fuesen a parar a un loro mecánico”.
“Yo reivindico para mí mismo el derecho a elegir, el derecho a amar. Reivindicó el derecho a pensar por mí mismo, el derecho a construir algo con los demás, de crear una comunidad. Creo que eso nunca lo va a dar la máquina y no quiero que la dé, porque esa es una de las batallas más importantes que tenemos en este momento”, concluyó.
Aún con ello, Julia recordó que el experimento tendrá que repetirse en el futuro, pues “Chat GPT aprende, aprende y cada vez va a ser mejor”.
LHM