Los colores de la FIL, este año, hipnotizan: un púrpura intenso es el fondo para vibrantes acentos amarillos, anaranjados, rosas y azules. Son los colores de la India. Son colores que, sin duda, atraparán la atención de los niños y niñas que acudan a la Feria del Libro más importante de América Latina.
De hecho, me pregunto qué se sentirá crecer así, asistiendo cada año a la FIL Niños y descubriendo cada vez el espíritu de algún país o región; a veces muy cercanos a nuestra propia idiosincrasia (como cuando el invitado fue la propia Latinoamérica o, curiosamente, cuando fue el turno de la ciudad de Los Ángeles) y a veces tan ajenos que cada paso es un descubrimiento y una sorpresa. La verdad, me da un poquito de envidia, porque en mis tiempos (como debe decir toda chavorruca que se respete) eso no existía.
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Lo que sí existía, y lo agradezco con el corazón, eran los libros de mitologías de diferentes lugares del mundo, en versiones adaptadas especialmente para el público infantil. En casa había una bonita colección de Fábulas, leyendas y cuentos, publicada en doce tomos por la editorial mexicana Uteha (Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana) en 1983. En estos libros tuve mi primera aproximación a Las Mil y Una Noches, a las leyendas prehispánicas de seres sobrenaturales que chupan sangre, a los Nibelungos. Y, también, a la mitología de la India, que desde entonces me fascina. Tanto así, que mi madre me tuvo que comprar una edición del Ramayana… con la que no pude. Me encantaría decirles que la devoré y la comprendí de inmediato, pero la verdad es que aquel libro no tenía nada que ver con mis volúmenes de Uteha, e incluso me sentí estafada porque me quedaba claro que quería más historias de ese universo, pero las quería con ilustraciones y palabras que pudiera entender. Incluso dejé de lado mi interés por las mitologías de la India, y fue hasta que, ya empezado el siglo XXI, mi esposo me dio a conocer la versión fílmica de Jean Claude Carrière y Peter Brook del Mahabharata y que tuve un reencuentro con El Ramayana, en la hermosa edición de Atalanta, que incluso trae láminas con ilustraciones. Pero durante mi infancia y adolescencia, fue un tema pendiente.
Precisamente por eso me emocionan tanto los colores de la FIL este año: en cuanto los veo, me anticipo a lo que me voy a encontrar: danza y música (todas las noches en el Foro FIL), artes escénicas (el jueves 5, en el Conjunto Santander de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara), cine (en la cineteca FICG, también de la Universidad). Muero por ver la exposición Stree Drishti, de grabado hecho por mujeres. Y creo que todas estas actividades, si bien no están específicamente dirigidas a la niñez, seguramente cautivarán la imaginación y aportarán a la sensibilidad de más de un niño o niña.
Sin embargo, hay más: al menos hay programadas dos actividades que hubieran sido mi fascinación cuando, de chiquilla, no estuve a la altura del Ramayana: Ramayana y Mahabharata para niños (hoy, martes 3, a las 16:00 horas) y Los avatares de Vishnú para niños (miércoles 4 a las 18:00). En ambas participarán la narradora mexicana Priscila Trejo y la doctora Wendy Phillips, directora regional para América Latina de la Asociación Internacional de Estudios Sánscritos (IASS), lo que promete una combinación de lo más interesante.
Y ya que hablamos del pabellón del país invitado, también habrá varias sesiones de cuentacuentos originarios de la India. No sé si abordarán historias mitológicas o cuentos modernos, pero en todo caso es de lo más atractivo, ya que, incluso si se trata de historias actuales, las diversas cosmovisiones milenarias de la India estarán presentes de un modo u otro, como parte de la identidad y de la expresión artística de quienes participan (no olvidemos que la India es un territorio enorme, con una historia que se remonta al segundo milenio antes de nuestra era, y donde la diversidad de culturas, lenguas y religiones hace imposible hablar de una sola manera de ver el mundo).
Para terminar: aún no logro recorrer los pasillos de la Feria, pero tengo el presentimiento de que varias editoriales infantiles y juveniles tendrán atractivos libros con historias del folclor indio. Así que la niña que fui invita a disfrutar esas maravillas.
ÁSS