Laura Emilia Pacheco: una antología para compartir un acto de lectura

Entrevista

Las facetas fundamentales de José Emilio —poeta, narrador, periodista— se hallan presentes en una antología para celebrar el 80 aniversario de José Emilio Pacheco.

Laura Emilia Pacheco, antologadora de 'El infinito naufragio'. (Foto: Mónica González)
Silvia Herrera
Guadalajara /

Como una especie de celebración del 80 aniversario de José Emilio Pacheco (1939-2014), se ha publicado la antología general El infinito naufragio (Océano), preparada por su hija Laura Emilia Pacheco. La selección está “dedicada a todos los lectores, pero en especial a aquellos que por primera vez se acercan a la literatura de uno de los autores más reconocidos en nuestro idioma”, anota Laura Emilia en el prólogo. Las facetas fundamentales de José Emilio se hallan presentes —poeta, narrador, periodista—. En la siguiente conversación con Laura Emilia aparecen recuerdos y detalles sobre la obra de su padre.

—¿Cuándo te diste cuenta de que el trabajo de tus padres era singular?

Creo que siempre te das cuenta de eso cuando te comparas con los demás. Cuando preguntaban en el salón de clases a qué se dedicaban tus padres, unos decían arquitecto, dentista, médico, o lo que fuera. Cuando yo decía a qué se dedicaban mis papás todos ponían cara de extrañamiento. Así me di cuenta que la vida cotidiana que llevábamos no era lo habitual para mis compañeros.

—Por ser hija de padres escritores se pensaría que fuiste una especie de Sor Juana que comenzó a leer precozmente. ¿Sucedió así?

No comencé a leer a los tres años, fui normal. Empecé, como todos, con cuentos que me leían de niña y luego te enamorabas de las ilustraciones. Ahí empiezas a leer por ti mismo y ya no lo sueltas porque era una compañía muy grata. Cuando creces en una casa que está llena de libros, para ti es lo habitual, no es la excepción. Mi casa estaba llena de libros, pero jamás se me obligó a leer.

—¿José Emilio te leía de niña? ¿Recuerdas algún libro especial?

Eso no lo recuerdo, pero me acuerdo de una versión bastante violenta de La Sirenita; no de La Sirenita que conocemos ahora, sino una menos políticamente correcta. Era un cuento verdaderamente tremendo.

—¿Cuál fue el primer texto que leíste de él?

Debió haber sido cuando tenía diez, once años… o quizá antes. Lo que sí me acuerdo muy bien es que fue El principio del placer; me gustó el nombre, no sabía qué era. Me sorprendió mucho y el resultado y me gustó.

—Lo apuntas en el prólogo y Sergio Pitol lo recordaba: José Emilio como escritor nació maduro. En tu criterio de selección deben estar el gusto y el sentido estético.

Es una pregunta difícil de contestar, porque toda antología es en principio imperfecta. Traté de no guiarme por mi gusto personal, sino de alguna manera presentar el crecimiento de los temas o la manera de tratar los mismos.

—En el ordenamiento de la poesía y la narrativa decidiste acomodar cronológicamente. ¿Pensaste en alterar en algún momento este esquema?

Debo decir que la antología no fue idea mía, sino de Rogelio Carvajal, director de Océano. Si no me lo hubiera propuesto, jamás me hubiera atrevido a hacerlo. El orden cronológico era la única manera de hacer la antología. También por eso me anime a hacerla, porque para quien llega por primera vez a un autor podría ser una buena manera de conocer su obra.

—En la parte narrativa, uno de los temas que se ha destacado en la obra de José Emilio es la infancia. Su visión con respecto a lo que vivimos hoy, qué tanto crees que aún pueda atraer a los lectores.

Creo que lo que es fabuloso de una obra que te atrae es que de alguna manera te identificas con ella en algún nivel. Aunque el mundo ha cambiado mucho, creo que los seres humanos tenemos todavía las mismas problemáticas y buscamos las mismas emociones. En ese sentido, todos hemos sido víctimas en la infancia de la incomprensión, de la soledad...

—Conforme creces, la realidad va entrando en ti.

Sí, vas aprendiendo que las cosas no son como te las imaginabas y eso ha pasado siempre. La cosa es que aquí se expresa de una manera clara, en apariencia sencilla, y sin embargo es el resultado de una gran cantidad de lecturas y de experiencias. Es como una decantación de vivencias y emociones.

—Se sabe que José Emilio era un escritor que reescribía sus textos y en su poesía resulta más evidente. En la noticia editorial, citas las ediciones originales. ¿Por qué no elegir las más recientes?

Fue todo un debate y consideré que era lo mejor. Si alguien tiene interés, puede comparar.

—Dentro de la selección de los inagotables “Inventarios” decidiste agrupar tu selección en tres secciones. ¿Alguna otra quedó fuera?

Como bien dices, son inagotables. Los tres tomos que publicó Era son un fragmento. Opté por hacer esa división porque me pareció que era una manera de darle una probada al lector dentro de la enorme variedad de temas. Pensaba, otra vez, en un primer lector. Puedes hacer millones de antologías de los Inventarios, todas distintas.

—Obviamente, hay materiales que José Emilio dejó. ¿Te tocará editarlos o dejarás este trabajo a los especialistas?

Lo dejaré a los especialistas. A mí no me corresponde hacerlo porque no lo soy. Esta antología, como te dije, me la propuso Rogelio y me pareció un acto para compartir una lectura.

—Su tema en poesía, como lo anotas, era el dolor. ¿Qué otro aspecto destacarías?

Estamos al final de un año y una década y recuerdo que a mi papá le señalaban que su obra era apocalíptica o pesimista. Sin embargo, ve cómo estamos en el año más violento de nuestra historia y mira cómo está la naturaleza. De manera que en su obra hay mucho eco de lo que pasa en nuestra historia como humanidad y la manera en que podemos enfrentarnos a todo esto. Quiero recordar lo que escribió en el poema “Fin de siglo”: “No quiero nada para mí:/ solo anhelo/ lo posible imposible:/ un mundo sin víctimas”. Creo que eso define muy bien lo que estamos viviendo y ahora, a sus 80 años, me gustaría subrayar eso porque la realidad está empezando a superar al arte.

Presentación

El infinito naufragio
Domingo 1 de diciembre
19:00 horas
Salón 3


ÁSS

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