Con una reflexión sobre la Historia y su papel en la literatura, y sobre el proceso de creación, el escritor cubano Leonardo Padura se encargó de la apertura del Salón Literario Carlos Fuentes, luego de recibir, de manera simbólica, la medalla que lleva el nombre del escritor mexicano, dentro del programa de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Después de escuchar palabras de bienvenida y reconocimiento de Silvia Lemus, viuda del autor de La región más transparente, y del presidente de la FIL de Guadalajara, Raúl Padilla López, el autor de obras como El hombre que amaba a los perros, La transparencia del tiempo o Herejes reconoció que, si bien “los historiadores asumen un compromiso ético con la verdad, y la verdad, se supone está documentada, ¿la verdad está documentada?”
- Te recomendamos Leonardo Padura: “La pandemia nos ha mostrado lo débiles que somos” FIL
“¿El documento histórico dice siempre la verdad? ¿Los periódicos de hace 100 años fueron menos tendenciosos que los de hoy? Para el novelista que trabaja con la historia, la cuestión es mucho más simple, aunque no menos profunda en su dimensión ética: el novelista lee la historia, la esquilma y, a través de recursos dramáticos y narrativos, la pone en movimiento, gracias a unos personajes que, incluso, pueden no ser reales”.
La primera relación de dependencia de la novela, su compromiso más importante, es con la verosimilitud, y la subjetividad del escritor está presente en todo el proceso de escritura de una llamada novela histórica, porque aun cuando construye una trama a partir de la Historia, con más o menos respeto por ella, en realidad hace literatura.
“Mi experiencia como autor de novelas históricas es la de un escritor que no pretende crear novelas históricas: solo soy alguien que, a través de las palabras y las tramas, intenta lo mejor que puede y sabe entender qué es lo que hay arriba, qué es lo que hay abajo, qué es lo que ha habido antes y hasta qué es lo que habrá después. Y lo refleja en el presente o en el pasado histórico”.
Convencido de que no hay fórmulas para escribir novelas históricas, cuando menos no las conoce, sí cree en la posibilidad de leer la historia de diferentes maneras y con distintos modos de interpretarla y acercarla a nuestros intereses: intereses ideológicos, sociales, políticos, de género, entre otros.
“De esas maneras de leer la historia, he escogido una que, a la vez, es polisémica y esa estrategia me ha permitido escribir novelas con contenido histórico: la aventura de la historia con la intención de iluminar el presente y así tratar de entenderlo, si eso fuera posible.
“Con ese modo de asumir la historia, ella nos puede ofrecer sus mejores lecciones y, a mi juicio, la primera de esas enseñanzas es que los hombres, a través de la larga crónica de la civilización, somos más o menos los mismos y, por lo tanto, somos igual de ignorantes, porque cometemos los mismos errores y los mismos horrores, adecuados al momento histórico: tropezamos siempre con la misma piedra y ni siquiera somos capaces de quitar la piedra o de cortarnos el pie”.
En su conferencia, Leonardo Padura advirtió que no se trata de ser optimista ni pesimista frente a la realidad que nos circunda, si acaso realista, porque en la Historia se encuentran nuestros errores una y otra vez, “lo cual demuestra que no aprendemos nada, a pesar de los esfuerzos de la historia por mostrarnos los caminos equivocados que hemos transitado; a pesar de que leamos y, algunos, escribamos novelas pretendidamente históricas”.
PCL