La escritora portuguesa Lídia Jorge, galardonada con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, sostuvo un encuentro a distancia con Mil jóvenes, como parte del programa de la edición especial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en donde los llamó a asumir el reto de crear y creer en el futuro.
“Los jóvenes de hoy en día son los mismos de siempre: no tienen espaldas, tienen pecho. Su memoria es pequeña, por tanto, creen en el futuro. Nosotros tenemos el deber de decirles cómo es la vida, pero ellos deben creer en el futuro: deben tener una vida venturosa y convencerse de que el futuro será hecho por sus manos y son capaces de traspasar todas las dificultades”.
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Como parte del encuentro Mil jóvenes con Lídia Jorge, moderado por el narrador mexicano Benito Taibo, la escritora reconoció que los jóvenes se encuentran delante de desafíos tremendos, sobre todo porque “tienen que hacer una gran síntesis entre la cultura humanística y la tecnológica y científica”.
“Los desafíos son tan grandes, ellos van a tener que cambiar el mundo, pero sobre una línea de equilibrio muy frágil, y lo van a conseguir, sobre todo porque los de generaciones mayores estamos convencidos de que debe ser así: necesitamos escuchar la voz de su entusiasmo. Tener entusiasmo significa estar con los dioses: el entusiasmo de los jóvenes significa que ellos se sientan con los dioses que van adelante”.
Un optimismo que mantiene en un año complicado en lo personal. El covid-19 se llevó a su madre en abril pasado, “ha sido un periodo de luto para mí y para toda mi familia”; y aun cuando al mismo tiempo sienta que se trata de una época de grandes revelaciones, se siente muy dividida: está triste por toda la tragedia que está ocurriendo. Hay un gran sufrimiento, “en Portugal se piensa que estamos muy lejos de tener el problema solucionado”.
“Tengo la esperanza de que podamos cambiar. Tenemos que pensar, ahora que comprendemos que estamos solos sobre la Tierra, que sólo nos tenemos los unos a los otros, que no debemos asesinar la Tierra, no podemos seguir haciendo una especie de separación entre la cultura tradicional, de los libros… de la cultura clásica, y la cultura tecnológica.
“Los libros deben ser escritos con un sentimiento fuerte, de enlace con el prójimo, para que pase como una verdad, para que en la última página se sienta como algo verdadero, que no voy a olvidar como lectora, porque es un testimonio de la verdad”, en palabras de Lídia Jorge.
ÁSS