Santi Balmes tomó el micrófono y comenzó el ritual. Su mera presencia de cantante místico, de comandante afable, invocó la primera ovación de la noche. Luego, cuando el resto de los integrantes de Love of Lesbian salió al escenario, no hubo más silencio. Su canto se volvió multitudinario. Y extenso.
El “ejército de salvación” los esperaba desde hace meses, en especial cuando se anunció su participación en el Foro FIL de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025, donde Barcelona es la invitada de honor. Proveniente en su mayoría de la capital jalisciense, pero también de otras ciudades del país, como Ciudad de México o Guanajuato, llegó con premura al recinto y esperó, formando una fila kilométrica que serpenteó por las afueras de la Expo Guadalajara.
Iniciado el ritual, el “ejército” se quitó la calma con brincos, gritos, aplausos y bailes. También besos, más durante esas canciones de vena romántica como “Noches reversibles” y “Allí donde solíamos gritar”. Casi todo ocurrió durante la hora y media de show. Algunos hasta derramaron lágrimas… Tal vez les vino un recuerdo.
Desde el comienzo, Santi y los suyos se supieron magos capaces de hacer aparecer y desaparecer emociones a su antojo. Con “El astronauta que vio a Elvis”, el ambiente se volvió nostálgico; con “1999” la tristeza emanó de las bocinas; con “Bajo el volcán” varias cervezas se vaciaron y con “Belice” la euforia invadió la explanada.
Ese vaivén emocional hizo que, cuando la banda se despidió, el clamor provocara su regreso. “Otra, otra, otra”, fue el grito al unísono que se escuchó por varias cuadras de la avenida Mariano Otero.
El cierre, con “Club de fans de John Boy”’, provocó un frenesí colectivo comandado por la cadencia escénica de Balmes. “Y ahora ya soy otro fan de John Boy”, un coro que se volvió mantra. Y que concilió a sus fans más acérrimos con los que, a partir de esa noche, se integraron como nuevos reclutas.
“Volvemos el año que viene”, se despidió el cantante originario de la ciudad catalana de San Vicente dels Horts, dejando la ilusión latente por ese, desde ya, esperado regreso. “Los queremos mucho, México”, agregó, con una sonrisa digna de quien se supo, por una noche, el máximo comandante musical de Guadalajara.
PCL