La poesía y las matemáticas

FIL 2019

María Baranda, Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil de este año, es una estupenda poeta para adultos y para los lectores más jóvenes.

Padre e hija leen 'De la vida de las ranas', de María Baranda. (Foto: Paula Vázquez)
Raquel Castro
Guadalajara /

¿Qué tienen en común la poesía y las matemáticas?, me preguntó mi sobrina Karen un día en que estábamos jugando a las adivinanzas. Yo le contesté, dispuesta a dejarme sorprender: No sé. ¿Qué tienen en común? La respuesta me rompió el corazón: En que son imposibles de entender.

Pero no solo me pareció tristísimo: además, era desconcertante. Apenas unos meses antes habíamos jugado a resolver operaciones matemáticas contra reloj (un juego un poco ñoño, yo sé, pero que puede ser muy emocionante si hay apuestas de por medio; perdón) y Karen me había sorprendido por su velocidad y efectividad para las divisiones. Se lo dije: Oye, pero si tú eres una buenaza para las matemáticas. Se encogió de hombros. Y ahora que lo pienso, seguí, ¿no te encantaban los poemas de Nicolás Guillén? Porque sí, juntas habíamos leído al poeta cubano en una antología ilustrada, publicada por Zorro Rojo, y Karen se había quedado con ganas de más.

Ella volvió a encogerse de hombros. Luego me contó que en su escuela existía la creencia de que las matemáticas son aburridas, la poesía es cursi y que, en todo caso, son cosas para señores (hombres) viejitos y malhumorados. Ya con la espinita en el corazón, hice un sondeo entre mis conocidos y me enteré de que es una creencia muy popular, no solo en las escuelas: mucha gente, de todas las edades, intereses y aficiones, piensa que la poesía es imposible de comprender para los niños y las niñas y que para los adultos es ajena e inalcanzable, a menos de que uno mismo sea poeta.

Obviamente, no puedo ir de casa en casa preguntando Oiga, ¿usted cree que la poesía es solo para unos cuántos iniciados?; pero sí que pude ir de nuevo a visitar a Karen (y a su mamá) con un bonche de libros de poesía para leerlos las tres juntas. Para prepararme, me puse a releer los libros de María Baranda que tengo en casa, y hasta busqué en internet algunas entrevistas con ella, segura de que me daría argumentos interesantes. Y es que María Baranda, estupenda poeta para adultos (sea lo que sea que eso signifique) tiene también libros dedicados específicamente a los lectores más jóvenes, sin que eso signifique que escriba más fácil o condescendientemente. Por el contrario, creo que parte importante de su estrategia consiste en que trata a sus lectores infantiles con el mismo respeto, sabedora de la importancia que tienen tanto la poesía como la sensibilidad infantil.

Por ejemplo, en una entrevista que le hicieron en 2017 para Aristegui Noticias, Baranda afirma: cada palabra cuenta, su fuerza es importante. Nuestro acercamiento al lenguaje debe ser cuidadoso porque es con lo que vamos a impactar al lector. La concreción, la abstracción y el juego son muy importantes. Hay que atrevernos a ser más plásticos y a jugar como se hacía en la infancia.

Esa importancia que María Baranda le da al instinto lúdico de la niñez es la que muchos olvidamos, lo que nos lleva a esperar que la poesía sea una actividad intelectual y muy ardua, en lugar de acercarnos a ella con gozo y curiosidad.

Yo, que no escribo poesía pero que la disfruto muchísimo, estoy feliz de que el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil de este año haya sido otorgado precisamente a María Baranda. Este galardón es importantísimo en el mundo de la literatura para niños, niñas y jóvenes y es una gran noticia que en esta ocasión sea para una poeta, y una de la calidad y con el compromiso de María. De acuerdo con el jurado, la autora presta a los lectores palabras para nombrar vivencias que en la infancia resultan difíciles, y su obra, de amplio registro temático y ejecución precisa, se ha consolidado a lo largo de más de treinta años; y su escritura, principalmente poética, hace del lenguaje un espacio compartido para explorar el mundo interior y exterior del lector.

La ceremonia de premiación será el 3 de diciembre, a las 18:00 horas, en el marco de la FIL Guadalajara. Si andan por acá, no se la pierdan.

Por cierto, y con respecto a mi sobrina, no sé si, al final, se va a volver asidua a la poesía o si volverá a encontrarle el gusto a las matemáticas. Pero al menos se quedó con dos de los libros que le llevé y tenemos pendiente otra reta de divisiones, sugerida por ella. Creo que vamos de gane.

ÁSS

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