En México es un conflicto hablar de política sexual: Marta Lamas

En la FIL Guadalajara, la académica presentó ‘Democracia y sexualidad’, libro donde plasma la Conferencia Magistral que dictó en el 2019 para el Instituto Nacional Electoral.

Marta Lamas habló sobre lo que es el feminismo | Fernando Carranza
Guadalajara, México /

La vigencia en México de la prohibición, la inexistencia y mutismo en torno a la sexualidad, que para el sociólogo francés Michel Foucault conforman el triple decreto del puritanismo moderno, resulta un conflicto al hablar de política sexual, asegura Marta Lamas

Durante la FIL Guadalajara, la feminista y doctora en Antropología presentó Democracia y sexualidad, conferencia que dictada en 2019 que gracias al Instituto Nacional Electoral (INE) tomó forma de libro. Ahí reflexiona acerca de la represión sexual en la que vivimos actualmente.

“En los últimos años han ido en aumento movilizaciones ciudadanas con el objetivo de redefinir la legitimidad de ciertas prácticas e identidades sexuales. Este activismo, en el que participamos de forma destacada las feministas y la comunidad de la diversidad sexual, ha forzado a otros sectores de la sociedad a reflexionar y debatir acerca de qué valores sexuales son defendibles en la agenda política democrática”, dijo la académica al inició de su presentación.

Destaca que la conferencia se realizó en un formato híbrido: Lamas, que contribuyó a constituir el Frente Nacional de Lucha por la Liberación y los Derechos de las Mujeres en 1979, se enlazó por videollamada, mientras Ciro Murayama, Carlos Ferrer y Carla Humphrey, funcionarios del INE, atendieron sus palabras en uno de los salones del Área Internacional de la Expo Guadalajara.

“La interrogante que habría que esclarecer es qué tipo de política sexual conlleva nuestro ideal democrático. De entrada, creo que es necesaria una política sexual que reconozca la pluralidad biológica de una sociedad como la nuestra. El derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo es una de las demandas principales y más antiguas de la diversidad de colectivas, grupos y personas que conformamos el movimiento feminista, y de la diversidad sexual”.

La académica señaló que vivir en un estado laico es indispensable para lograr una convivencia respetuosa entre personas cuya pluralidad ideológica produce desacuerdos y disputas en todo momento.

Asimismo, resaltó el conflicto incesante que se crea en relación a cómo interpretar la distinta anatomía de los seres humanos: “Dado que en el cuerpo encarna nuestra existencia, una disputa crucial es la de quién toma las decisiones acerca de nuestros procesos corporales, en especial cómo se legisla respecto a las prácticas sexuales”.

“Es importante que lo relativo a la sexualidad permanezca ajeno a la intervención del estado. La reticencia a que el poder público intervenga en la vida íntima, junto a la necesidad de que el estado proteja la libertad de todos los seres humanos de conducir sus vidas sexuales de acuerdo a sus propias decisiones, vuelven esta tarea un asunto complicado que provoca disputas políticas e ideológicas”, puntualizó.

Democracia y sexualidad

En Democracia y sexualidad, Marta recurrió al conocimiento científico sobre la sexualidad, “conocimiento que han retomado las feministas y la comunidad de la diversidad sexual para fundamentar nuestras demandas e incidir en el debate público”. Luego, desentrañó la dinámica cultural “que genera grandes problemas de discriminación sexual en nuestro país”. Por último, planteó los problemas que resultaría de poder establecer una política sexual democrática.

“Tal vez una tarea prioritaria de la política democrática, además de promover hábitos sexuales cívicos como el consentimiento mutuo y el respeto con la pareja, sería la de descargar un tantito a la sexualidad de significaciones negativas, como el pecado o el estigma”.

También puso sobre la mesa la distinción en la calificación que reciben hombres y mujeres al ejercer la actividad sexual: para ellos es saludable y para ellas resulta un peligro.

“La sexualidad femenina, fuera de los marcos de una relación legitima, produce rechazo y escándalo. Las mujeres se deshonran y afectan su reputación cuando tienen varias relaciones sexuales, pero los hombres no, al contrario”

Sobre el término promiscuidad, explicó que en México sirve para calificar negativamente a las mujeres: “Esto es lo que se denomina como doble moral, que prestigia a los hombres y desprestigia a las mujeres”.

Combatir el puritanismo

Marta Lamas ve en el debate público —por ejemplo: conferencias, intervenciones culturales y publicaciones— la clave para combatir el puritanismo en México.

“Hay que impulsar una conversación pública acerca de lo que implica la doble moral, en especial las consecuencias de ciertas conductas tóxicas y violentas de los machos y también de las machas; acuérdense que el machismo no es una conducta exclusiva de los varones, es una actitud de prepotencia que exalta la fuerza y agresividad como cualidades”.

Además, considera crucial generar un “sentido crítico” ante las experiencias desiguales de mujeres y hombres en materia de libertad y disfrute sexual: “Cambiar la vida sexual cotidiana de la gente requiere transformar los mandatos simbólicos, los mandatos de nuestra cultura que nos atraviesan y condicionan. Pero para poder acabar con las actuales discriminaciones relativas a la sexualidad, habría que empezar por comprender y debatir públicamente en qué consiste y a quién le sirve la doble moral sexual vigente, y eso no es fácil”.

Confrontación con los poderes fácticos

La integrante del Consejo Consultivo de la Unidad General de Igualdad de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación comentó que la lucha contra el puritanismo ha significado una confrontación política con poderes fácticos, por ejemplo: las iglesias y grupos ciudadanos como la Unión Nacional de Padres de Familia y el Comité Nacional ProVida.

Luego, destacó la erosión cultural de las identidades binarias y el “estallido” de personas trans, aunque, a su pesar, esto ha venido acompañado de linchamientos y de transfeminicidios.

“Sin embargo, hoy el día el panorama se ha complejizado, pues el capitalismo neoliberal, además de producir transformaciones socioeconómicas y culturales, también ha propiciado una nueva dinámica sexual en las personas; estamos ante una mutación antropológica que varios autores han analizado como una sexualización de la cultura que se expresa en una preocupación contemporánea con valores, practicas e identidades sexuales”, agregó.

Por último, la feminista de 74 años hizo hincapié en que la diversidad sexual ha existido en todas las culturas y épocas: “El conocimiento sobre la condición humana y su sexualidad ratifica que no hay licencias”.

​bgpa

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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