Este sábado, el cantaor Miguel Poveda (Barcelona, 1973) cierra el Foro FIL, apartado musical de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, con un espectáculo de flamenco que se acompaña del guitarrista Jesús Guerrero y tiene como protagonista la obra poética Poema del cante jondo (1931), del español Federico García Lorca.
Al mencionar a Lorca, el músico de inmediato lo relaciona con el amor, al que define como un ecosistema. "No solo es enamorarte de una persona, es el amor al prójimo, al desfavorecido, al que sufre. El amor de la empatía, a la naturaleza, a los animales y a nuestro planeta, que hasta donde sabemos es el único que alberga vida y nos lo estamos cargando con odio, contaminación. Es lo que mueve a todo", dice en entrevista con MILENIO.
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Amor en tiempos turbulentos. ¿Cuáles son tus refugios ante el caos social actual?
Los encuentro en la poesía, la literatura, el teatro, la cultura. Ahí encuentro muchos rincones que, como cada vez son más complicados, son preciados. Ahí instalo lo que me remueve, lo que me hace crecer. Ahí encuentro la esperanza, en la cultura.
¿Te preocupa el consumo musical que se rige por algoritmos y números?
Me da mucha pereza, se me escapa, se me va de las manos. Con los monstruos de las multinacionales, que no lo digo en mal sentido, es difícil competir, yo voy más independiente. Aunque he trabajado con multinacionales y no descarto volver a trabajar con ellas, pero al ritmo que yo quiera.
Tu enfoque va por otro lado.
No me preocupa nada que la lista de ventas o eso, sino que la gente, cuando venga a verme, sienta algo en su corazón y lo quiera repetir. Yo nunca me he movido con éxitos, de hecho no tengo éxitos de canciones, porque mi forma de andar en la música no tiene que ver con una canción. No soy ese tipo de artista, que me encantan, pero hago música tradicional, fusiones, me muevo por la músicas populares.
Un artista libre.
Tiene su precio, pero estoy encantado de pagarlo. El estado de felicidad y de conexión contigo mismo es tan bello, genera tanta paz, que ahí me quiero quedar a vivir.
¿Qué sueños te quedan por materializar?
Mi sueño era conectar con el público latinoamericano porque es una forma de sentir similar a la mía, pasional. He visto a los artistas que han triunfado en Latinoamérica por su música, que ha conectado muy bien. He perseguido eso porque siento que tengo muchas cosas en común. Pero tengo que ser honesto: se me ha pasado un poco, estoy buscando cierta calma y tranquilidad. ¡A Chavela se le conoció ya de mayo! Me gustaría venir con más constancia, pero cuando venga será con más ganas.
Grabaste una canción con Juan Gabriel, Muriendo de amor.
Gustavo Frías, que era su productor, nos grabó un clip que nunca salió, aunque la canción sí. Lo grabé en abril-mayo y él murió en agosto. Juan fue muy hospitalario, generoso, me recibió en su casa de Cancún. Luego me mandó mails todos los días preparándome canciones, me quería hacer un disco. Me quedó la intriga de ver cómo quedó el clip, porque grabamos el atardecer en la playa y fue hermoso.
¿Aún sientes nervios antes de un concierto?
Sí, pero eso en los primeros dos minutos. Luego es el disfrute absoluto. Creo que el escenario, cuando todo va bien, siento que es mi habitad; es el lugar donde más feliz me siento, donde conecto con algo divino. Estoy en un entorno que genera amor.
¿Y cómo es ese momento post-concierto? En la soledad de tu hotel o casa.
Es difícil a veces controlar la adrenalina, la intensidad tan grande, sobre todo con esta música. Pero me gusta la soledad elegida; de repente me gusta volver a ese silencio, al recogimiento, para recargar pilas. Me encanta el escenario, los encuentros con la gente, pero necesito minutos de silencio absoluto y de conectar conmigo mismo; el ruido todo el tiempo no podría soportarlo.
¿Por qué cantas?
El universo me tenía preparado que me dedicara a esto, no había otra vía. Creo que es un regalo. Aunque es verdad que ha sido una insistencia personal porque es un fuego que tengo en el alma y tengo que sacarlo, no puedo tenerlo dentro del pecho.
Empezamos la charla hablando de amor. ¿Cuándo nació tu amor por la música?
Recuerdo que mis tíos se juntaban en la casa, en una mesa redonda, y se ponían alrededor a jugar parchís o las cartas. Yo me sentaba a sus pies viendo en la tele los programas que daban de música, a las estrellas del momento. Me quedaba embobado soñando con ser una estrella. Son cosas que marcan. Para mí era una fantasía, pero mi vocación ha sido tan fuerte que me ha llevado, por ejemplo, a cerrar la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
HC