Orham Pamuk explora luces y sombras de la paternidad

FIL Guadalajara

El ganador del Premio Nobel de Literatura en 2006 habló de en la FIL Guadalajara sobre su libro más reciente,La mujer del pelo rojo.

El escritor Orhan Pamuk. (Foto: Paula Vázquez)
Jesús Alejo Santiago
Guadalajara /

En su más reciente libro, La mujer del pelo rojo (Literatura Random House, 2018), el escritor turco Orham Pamuk —invitado a la FIL Guadalajara 2018— aborda una historia sobre relaciones familiares que termina por ser una metáfora de lo que sucede en su país. 

Incluso se trata de una especie de contradicción: muchos tenemos un padre atento e interesado en una parte de tu mundo, pero es probable que también vaya a ser golpeador y autoritario, porque piensa que de esa manera te está ayudando.

“Un día me preguntó mi padre: ‘en qué año vas en la escuela’. Eso me lastimó, porque no estaba presente, pero el hecho de que estuviera ausente me liberó, no me estaba poniendo presión. Tuvimos aquí dos padres: el autoritario, aunque te ayudaba, y el que no te está socavando”.

El Premio Nobel de Literatura en 2006 escribió la historia hace cuatro años.

“La novela está escrita pensando en el crecimiento económico que proviene de Europa, pero los sociólogos estadunidenses dicen que si hay democracia hay desarrollo económico y la gente va a estar contenta, pero eso no estaba ocurriendo en muchos otros lados”, a decir de Pamuk.

La migración

En la actualidad, el escritor Orham Pamuk vive en Estados Unidos —es profesor de la Universidad de Columbia—, conoce la experiencia de la migración, pero está consciente de que el tema es mucho más complejo de lo que se piensa. Lo más importante, dijo, es que se puso sobre la mesa la importancia de “los valores liberales que tanto amamos”.

Estados Unidos y otros países en Europa están integrados por liberales, pero en las democracias contemporáneas no les gusta tener migrantes todo el tiempo: todos tenemos el derecho a disfrutar de los frutos de todo el planeta y los migrantes son nuestros hermanos, tenemos que respetarlos. Cuando Angela Merkel dijo que recibirían a un millón de personas en Alemania, yo la admiré. Ahora, ella va a perder la elección".

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