El fotoperiodista Pedro Valtierra recibió el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2022, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Antes que él, solo los fotógrafos Héctor García, Rogelio Cuéllar y Graciela Iturbide lo habían merecido.
En entrevista para MILENIO, habla de sus inicios, de los riesgos de ser periodista en México y de la mirada de un creador que durante 50 años ha visto más de lo que ve la gente común.
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—Debe estar feliz.
Es un honor y me siento muy agradecido con la FIL, la más importante de América Latina, sobre todo porque es un reconocimiento que lleva el nombre de Fernando Benítez, una persona muy importante en el periodismo y en la cultura. No he trabajado para ganar premios. Trabajo con ánimo y entusiasmo porque, como decía Gabriel García Márquez, el periodismo es el oficio más bonito del mundo. Estoy a punto de cumplir 50 años de hacer fotos y no está de más un estímulo, un reconocimiento. Yo no lo pido, pero si te lo dan, tienes que agradecerlo.
—Creo que los fotógrafos ven algo que la gente común no ve.
Sin afán de protagonismo o de vanidad, es cierto que tenemos el don de ver más allá, es una manera especial. Los que nos dedicamos al oficio de la foto estamos medio piradones. De pronto, ves cosas que la gente no ve y te dicen: ¿de cuál fumaste? Creo que es parte de la creatividad y hay que estimularla.
—Cumples 50 años como fotógrafo.
Tenía 16 años cuando comencé con una Instamatic a tomar fotos a mis hermanos, hermanas, amigos… Llevaba mi rollito a Tacubaya y ahí me lo revelaban e imprimían y así empecé. Me tocó una época muy buena del periodismo, viajaba mucho. Si volviera a nacer, sería otra vez fotógrafo.
—¿Alguna vez se te fue “la foto”?
Claro, es parte del oficio. Un día llegué tarde a un evento de José López Portillo, ya se había ido todo el mundo. Me subí al estrado y me encontré unos caballos que dibujó López Portillo y tomé fotos. Las entregué y al director le gustaron.
—Y con tantos proyectos, ¿todavía hay tiempo de colgarse la cámara y salir a la calle?
Procuro que así sea. Pero han cambiado mucho las cosas. Ahora, con la violencia, mejor no la sacas por miedo o temor. Aquella etapa en la que los fotógrafos andábamos libres ya no existe. La cámara es muy peligrosa y hay que tener cuidado.
—Son tiempos complicados.
Para el periodismo y la sociedad, para todo el mundo. Me refiero al riesgo que padecemos los periodistas, y no de ahora sino de hace muchos años. Por eso, en estos tiempos de tanto dolor siempre es importante que te den un premio.
—¿Es cada vez más peligroso hacer periodismo fotográfico?
Te la juegas todos los días. Hay estados en los que ya no se hace periodismo, como Tamaulipas. Ya no hay fotógrafos en la calle. Lo que antes era tan rico para los fotógrafos lo ha limitado la violencia. Los periodistas no somos responsables de la violencia. No somos culpables de las muertes ni hacemos apología de la violencia. Lo único que hacemos es testificar la incapacidad de los políticos.
—¿Qué opina de la avalancha tecnológica en la fotografía?
Estoy sorprendido y un poco preocupado. Hoy en día todos somos fotógrafos. Toda persona que tenga un celular en su mano es un potencial periodista porque registra todo; la red está saturada de fotografías e imágenes. Ante la abrumadora cantidad de fotos tienes que ser selectivo al valorar y seguir a los buenos fotógrafos, a los que hacen trabajo de calidad y buscan una distinta propuesta visual. Y doy una recomendación a mis colegas: por una nota o una foto no pongas en riesgo tu vida. Llevémosla con calma”.
ÁSS