“Ahora somos los criticados, pero quizá en 200 años seremos material museológico": Kiko Amat

Cinco escritores rastrean el camino musical que les llevó a desbordar la escritura y señalan el clasismo que aún divide durante la creación desde la FIL Guadalajara.

Kiko Amat, Mónica Ojeda, Julián Herbert, Carlos Zanón y la moderación de El Aletz | Rafael del Río/FIL
Guadalajara /

Una mesa con cuatro musicalidades distintas, todas dirigidas por un rapero que, frente a la audiencia de una sala llena, se puso a rimar. No se podía esperar menos del diálogo “Perreo, electro y punk” de la FIL Guadalajara.

Mónica Ojeda, Kiko Amat, Julián Herbert y Carlos Zanón se sentaron a dialogar respecto a la musicalidad que atraviesa y desborda sus obras. Moderados por Alex, autor de libros como La bellaquita y Hay mucho perreo, los cuatro reconstruyeron, de forma paralela, una suerte de genealogía de su escritura a través de la música y criticaron los prejuicios que aún permean a quienes crean desde los bordes.

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Amat propuso que la escritura encuentra un impulso dentro del punk, una energía primigenia movida por la rabia: “antes de aprender los acordes primero sabes que hay una energía que quieres comunicar”, dijo el autor de Revancha (Anagrama, 2021).

Mónica Ojeda, autora de Mandíbula (Candaya, 2018) por su parte, resaltó la musicalidad hallada mucho antes de aprender a leer: en la voz de su abuelo. Esa prioridad al sonido que se busca al elegir una palabra, para mantener el ritmo al final del día lo que busca, así como la música, es la mutación: hacer que quien se enfrente a la obra “se te mete en el cuerpo, hay algo que se inquieta y has mutado, de un estado a otro”.

De Coahuila para el mundo, el promotor de la cumbia y los corridos, Julián Hebert confesó que antes de ser escritor soñó con ser músico, para él esta es una fuente narrativa que abre posibilidades a las mezclas para contar historias. Citando a la leyenda del acordeón, Celso Piña, cerró “Si lo puedo tocar, lo voy a tocar”.

Junto con el poeta Carlos Zanón, los escritores coincidieron en cómo aquello que escucharon durante su juventud fue un espejo y a la vez, una escuela. “Debes tener esa energía para hacer algo que creías que nadie había hecho. Al final lo harás y te equivocarás, pero lo volverás a intentar y así lo crearás”.

Clasismo, clásicos y corridos tumbados

Entre el bullicio y los aplausos, Alex planteó: “Los cuatro escriben de uno a otro modo sobre marginales, ultras, roqueros, fracasados, personas del extra, en la pobreza, jóvenes huyendo de la violencia ¿Por qué la literatura ‘seria’ sigue siendo tan clasista?”

Zanón lo tomó con cierto humor: “los escritores que venimos de clase media, de clase baja, siempre nos acogen como un koala al cuál pueden exhibir durante un tiempo”. Al menos hasta que llegue otro koala…

En este sentido Amat recuerda que en el pasado, lo que fue considerado como “popular”, terminó convirtiéndose en lo “clásico”.

“Ahora somos los raros, los señalados, los criticados. Pero quizá en 200 años seremos material museológico y dirán que éramos geniales, como pasó con Dickens”.

Así, de los Beatles a PJ Harvey, pasando por Natanael Cano y las cumbias, los cuatro autores resaltaron como la música atraviesa sus escritos y al mismo tiempo que los interpela. 

LHM


  • Lizeth Hernández
  • Más que contar, me gusta escuchar historias. Egresada de la FCPyS, UNAM, escribo para interpretar a una ciudad que se devora a sí misma. Actualmente cubro temas de ciencia, salud y en ocasiones, relatos del pasado.

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