Rafael Pérez Gay: recorrer el pasado para curar la memoria

FIL Guadalajara 2018

En Perseguir la noche, el escritor hace una exploración de la enfermedad y de dolor.

Rafael Pérez Gay, autor de 'Perseguir la noche'. (Foto: Paula Vázquez)
Jesús Alejo Santiago
Guadalajara /

La más reciente novela de Rafael Pérez Gay, Perseguir la noche (Seix Barral, 2018), es parte de lo que él mismo ha llamado “Un tríptico indeseado”. Ahí está Nos acompañan los muertos, la historia de dos personas en la alta vejez hacia la nada, “y en la medida que se acercan a la muerte, se alejan de su presente y habitan el pasado. Ellos fueron mis padres y el que lo narra es el de la voz. Después escribí El cerebro de mi hermano, la historia de la penosa y larga enfermedad que le quitó la vida a José María Pérez Gay, y quedaba la de un investigador de la cultura mexicana, quien tiene la ilusión de escribir una novela sobre la Ciudad de México y sobre algunos de los escritores modernistas de principios del siglo XX. Está en eso, cuando recibe la noticia de que tiene un cáncer de vejiga”.

Esa noticia se convirtió en el origen de una novela que refleja emociones, sensaciones del autor frente a la posibilidad de la muerte, pero que se transforma al momento de recibir un diagnóstico que suele asociarse al fin de la vida y, al mismo tiempo, cambia las experiencias de quienes están alrededor de esa persona. “La vida, como pasa con las enfermedades, se trastoca y empieza a tratar de unir esos dos mundos, esas dos noches: la de la enfermedad y la del pasado y la memoria. Diseñó entonces un plan de evasión: ir al pasado; entonces, este investigador que esté enfermo —para más datos, el de la voz— diseña un plan de evasión a través de una novela del presente que va al pasado”.

Cuenta Rafael Pérez Gay que una palabra que se repite en la novela es “fantasma”, porque la enfermedad vuelve un poco un fantasma a quien la tiene, seres inanimados que pueblan las calles de la Ciudad de México y que en la historia están presentes, “con lo que se logra construir un lugar más habitable del que había tenido hasta el momento. El libro es una exploración de la enfermedad y del dolor. Esas son las otras noches. El lema que le pusieron en Planeta me gustó mucho: ‘cuando la muerte te perdona, te libera’. A mí me liberó. Había empezado a escribir Nos acompañan los muertos en una textura narrativa, en la que me sentía cómodo, que echa mano de las técnicas de la novela, de la crónica e, incluso, de la memoria. Esta textura fue para mí importante y es lo que une a la trilogía”.

Frente al espejo 

En Perseguir la noche, Rafael Pérez Gay relata cómo fue su experiencia con esa enfermedad que llegó al arribar a los 50 años de edad, las reflexiones que le llevaron a recorrer el pasado y cómo su vida profesional y familiar recibieron una sacudida. Todo contado con una mirada hacia el pasado y hacia sus intereses como escritor. “La primera sensación ante la enfermedad es que te sientes inmensamente solo. Hay un estigma del cáncer: puedes estar en cualquier momento de la vida diaria y, de pronto, de la nada, una sombra pasa y se posa sobre ti. Eso es lo que pasa con una enfermedad seria, de la cual he podido salir”.

Hace unos 15 años, el colaborador de Grupo MILENIO se enfrascó en un proyecto literario que le permitiera tratar de entender asuntos que ocurrían a su alrededor, en su lado mucho más personal, que le ayudaron a mirar con otra perspectiva no solo su vida, sino su entorno.

“Queda la red de recuerdos: el dolor es intransmisible, pero el dolor se olvida, esa es una de sus grandes ventajas. Por eso tuve que tomar notas durante los meses de los tratamientos dolorosos, de modo que al salir de estos tres libros me encontré a una persona distinta. Una persona entró por una puerta, otra salió por otra de las puertas de esa casa: soy yo, pero distinto, una nueva persona que ha reflexionado sobre la enfermedad, la muerte, el dolor, la pérdida, cosas a las que todos, tarde o temprano, nos vamos a enfrentar”.Otra de las certezas que acompañan a Rafael Pérez Gay es que no sabemos qué camino es el que recorremos todos los días, así que “mejor hay que aprovechar este momento de libertad literaria y, en parte, de eso trata Perseguir la noche.

PCL

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