“Es algo increíble recibir un premio, ahorita quisiera que el Atlas no hubiera ganado nada porque ya sentí lo que se siente ganar algo, y dos veces”, bromeó José Trinidad Camacho Orozco Trino en la ceremonia donde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara lo homenajeó con el premio La Catrina, que desde hace 20 años reconoce el trabajo de grandes caricaturistas.
El evento comenzó con la presentación del monero en voz del presidente de la celebración literaria, Raúl Padilla López, quien lo describió como “un amigo de la FIL con quien nos encontramos deambulando por los pasillos, exponiendo su obra o presentando alguno de sus libros en estos salones. Creo que Trino es el monero más políticamente incorrecto”.
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José Ignacio Solórzano Jis se valió del humor para hablar de su amigo y compañero en el programa La chora interminable: “Qué hermoso fue verte crecer cuando llegaste como un cachorrito a las puertas de mi casa, pidiendo ayuda, te tomé en mis brazos, te formé, y verte ya triunfando. Qué orgullo que sí funcionaron las lecciones que te di”.
Después añadió en un tono más serio: “Estamos ante uno de los más grandes humoristas de México, no podría yo escatimar elogios, tiene todo lo que se necesita para ser de los grandes moneros: tiene la famosa chispa imbatible y muy prolífica, tiene una línea de una engañosa sencillez que es de una gracia inigualable, tiene un sentido del timing humorístico como standupero, un maestro de la narración, una especie de investigador, un antropólogo del lenguaje”.
Tras el Oscar
Andrés Bustamante también estuvo en el evento por invitación de Trino. “Es como si Albert Einstein te dijera: ‘Acompáñame porque me van a dar el Premio Nobel’”, dijo.
“Todos sus personajes tienen esperanza, y eso es algo muy importante porque da una especie de frescura y una posibilidad de que todo puede suceder dentro de lo que hace Trino”, resaltó el actor.
Entonces, el rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva, le entregó La Catrina al caricaturista, una escultura de bronce que reproduce un dibujo de Sergio Aragonés.
“¿Qué sigue?”, preguntó Trino al principio de su discurso, y de inmediato respondió: “Pues el Oscar. ¿Por qué no? Fui el primer asistente de Guillermo del Toro en el corto Doña Lupe, cuando gana el Oscar también me toca a mí”.
El monero recordó sus comienzos profesionales en 1983. “Jis fue el que habló con Magú y le dijo: ‘Tengo dos amigos que deberías incluir en el suplemento del UnoMásUno, y Falcón y yo nos fuimos a Ciudad de México en tren. Vimos a Magú y a las dos semanas empezamos a publicar”.
“Nos tuvimos que ir a Ciudad de México porque nadie es profeta en su tierra, y así nos sigue pasando, que tenemos que ir a Ciudad de México para que te reconozcan acá”.
La Catrina resultó para el dibujante un logro “en conjunto”, pues “las personas que me fui encontrando, tantas gentes que me fueron abriendo espacios” han resultado vitales en su carrera.
“Estaría más bonito que me hubieran dado un cheque”, fue un comentario con el que Trino provocó la risa del público y los panelistas. Luego, agradeció a sus colegas de trazos presentes en el evento y a su familia, que ocupó la primera fila del Auditorio Juan Rulfo.
Y antes de verse rodeado de jóvenes con títeres de sus personajes más emblemáticos –desde el Rey Chiquito hasta el Charro Negro, sin olvidar a los Zombies de Sahuayo-, el monero dijo: “Se me hace increíble que Jis no tenga un cartón diario en un periódico y es el más grande de todos”.