Troker se ha perfeccionado en estos años hasta llegar a un nivel en el que su sonido es capaz de trasladar al o la escucha por una travesía emocional que es como un recorrido por una larguísima montaña rusa donde más vale dejarse llevar a través de sus incontables paisajes sonoros para después reflexionar sobre los valores de la experimentación en la música.
Esta vivencia se dio de manera inesperada y gratuita la noche del sábado, cuando los tapatíos, que se encuentran promoviendo su nuevo disco, Imperfecto (producido por el bajista Alonso Arreola), salieron al escenario después de la presentación de la portuguesa Ana Bacalhau.
La cantante había tenido complicaciones con su voz debido a problemas de salud y no se sabía si podría lograr completar el concierto, así que se invitó a los Troker a suplirla en caso necesario. No llegó ese momento, pues Ana salió al escenario con una excelente actitud y cantó haciendo gala de una voz enorme, llena de matices, que se acompañaba a la perfección por la maestría de sus músicos.
Cuando terminó su show y la gente comenzó a salir, se anunció por las bocinas la presentación de Troker. La mayoría de asistentes se fue, pero los que se quedaron tuvieron la fortuna de vivir un viaje tremendísimo por las profundidades de ese estilo que la banda ha ido cocinando, tan lleno de libertad pero, a la vez, generando un diálogo entre esos músicos tan disímbolos, en apariencia, que durante la ejecución se transforman en una sola red de sonidos que van entretejiendo finamente para llevar a quien está enfrente a un recorrido por diferentes historias, momentos, vigores.
El impacto de su proyecto tiene mucho que ver con la intensidad con que componen y tocan. Es, definitivamente, una experiencia emocional en donde el pecho se llena de una energía que va recorriendo el cuerpo para transformarse en una sensación absoluta que pocas veces surge cuando se está frente a un grupo en vivo.
Por eso Frankie Mares advirtió, tras las primeras tres canciones, que la fiesta apenas iba a comenzar. En los siguientes minutos nos quedó claro a qué se refería. Su fuerza inundó durante una hora a los presentes, quienes los ovacionaron al final de ese viaje mágico, místico y musical que llegó como las buenas experiencias de vida: de manera inesperada.