Un río llamado 'yo / carnicero'

En el marco de la FIL se presentó el primer poemario de la coahuilense Mercedes Luna Fuentes, con traducción al árabe; el siguiente es el texto leído en la presentación.

La poeta mexicana Mercedes Luna Fuentes. (Foto: Especial)
Mario Castelán
Guadalajara /

Descanso en un hotel de Comala. Mi habitación está frente a un río. Su caudal es música de fondo mientras leo el primero de los libros de Mercedes Luna Fuentes.

No es la primera vez que entro en los terrenos de yo / carnicero. Esta ocasión, me estaciono en la dedicatoria: “Al origen de todas mis cosas: Agripina”.

La palabra “origen” me captura. Investigo su etimología. Encuentro el comienzo, el sol que nace, la puerta que llamamos oriente.

Mientras escribo este texto, sospecho que yo / carnicero, a pesar de ser un primer libro, no es un principio. En sus poemas veo la forma del agua: no puedo asirla, ni asegurar dónde se encuentran sus extremos. Sus páginas carecen de orientes o rutas establecidas. Cada poema es un río. Desemboca en el océano de mis preguntas.

Hacia ese lugar corren sus letras. Hacia esa muerte se precipitan.

Dicen:   

    
     fuiste tú quien ideó el plan

     quien me arrojó al mundo

     hecho dolorosa artificialmente

     me puso en este andén vacío

   


     solo para mí

     fue parte de tu plan

     tu bien estructurado plan

     construir túneles

     en los estantes de tu casa

     para que yo asomara en ellos


Mercedes construye un metro imaginario en esos túneles. Bajo la herida que ella misma abre, me traslada a distintas estaciones. En la número dos, leo:


     fuiste tú quien hizo el metro donde viajo ahora

     quien hizo las monedas para comprar boletos

     quien hizo los boletos y los entregó

     apretando              suavemente mi mano


     fuiste tú quien se sentó conmigo en la estación

     antes de emprender el viaje

                       y no me dirigió la palabra


En la estación tres, me descubro hablando a Dios. Le digo:


     eres este túnel

     de costillas oxidadas

     que paso


     ese par de relojes en lo alto

     marcando distintas horas


     este botón azul de emergencia

     que no funciona


El poema se filtra en mi psique, al igual que el graznido de un cuervo.

Provoca imágenes extrañas.

Imágenes que describen imágenes.

En la estación cinco, regreso al ser de la poeta, la miro. Me regala una visión de su propio movimiento.

Dice:


     me diste este paso de serpiente

     que busca

     y mancha el piso de acero

     ahora mismo debajo de mío

     de un aceite negro luminoso


En otra de las estaciones, alguien susurra:


     eres tú

     quien sostiene estas vías sobre las que viajo

                     las que me van a salvar


     eres tú

     tras las luces amarillas del vagón

                    dentro de ellas


     eres tú

     cada uno de los asientos


La poesía en yo / carnicero me dirige a un final, a un nacimiento lejos de mí. El último de sus poemas, “Pizarra digital”, acerca una lupa a lo que está frente a mis ojos: a lo que veo y elijo ignorar todos los días. Algo parecido ocurrió a Khalid Raissouni, quien años atrás tomara el mismo metro, en Marruecos, conducido por la voz de Mercedes. De la traducción al árabe que él hizo, de la entrega del poeta intérprete, queda registro en la presente coedición entre el gobierno municipal de Saltillo y Aldvs.

yo / carnicero me abrió el vagón contiguo y solitario de su autora. La acompañé, y ella a mí, como los seres que disectan el músculo debajo del dolor, observan en silencio y esperan que la poesía haga lo suyo.

Mario Castelán (Pánuco, Veracruz, 1978) es Doctor en Ciencias de la Computación por la Universidad de York, Reino Unido. A partir de 2006, se desempeña como profesor investigador en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, Campus Saltillo. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

PCL

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