A finales del siglo XX, el mundo editorial atravesó distintos problemas, tanto en la parte económica como en la literaria y en la editorial, pero también es cierto que esos momentos se han aprovechado para impulsar otros sellos y, en especial, a escritores y escritoras originales, como sucedió con la aparición de la editorial Joaquín Mortiz, bajo el impulso de Joaquín Díez-Canedo, cuya disminución en el mercado se dio de manera gradual.
Ahora, Grupo Planeta México se dio a la tarea de recuperar un sello fundamental en la historia de la industria editorial mexicana, para la cual estableció contacto con el hijo de su fundador, Joaquín Diez-Canedo Flores, para recuperar a la editorial, con algunos de los títulos clásicos.
“Mi padre, que había estado en el Fondo de Cultura Económica mucho tiempo, que había empezado Letras Mexicanas con Alí Chumacero en 1953, con Reyes y Rulfo, pues en 1960 ya había terminado su ciclo, había conocido a Carlos Barral y Víctor Seix, con quienes se asoció, y también con un impresor que tenía la imprenta ubicada junto al FCE, en Nicolás San Juan y Parroquia, en Ciudad de México, y con capital de su suegro concibió la editorial Joaquín Mortiz”.
Desde el principio, cuenta el editor y traductor, Joaquín Mortiz se concibió con la idea de tener un vínculo con España y, con esa circunstancia, comprobó rápidamente el tino de esa visión con que los libros empezaron a circular: “los autores empezaron a tener mucha más visibilidad con ese sello nuevo”.
“Es importante también toda la idea de diseño editorial que tenía mi papá y, desde luego, de la del otro socio, Vicente Rojo, con lo cual eran diseños muy originales, muy llamativos, a la vez que más o menos simples, distintos. Casi todos los primeros libros tenían un texto en la solapa de José Emilio Pacheco. Entre los dictaminadores estaba el propio Vicente y José Agustín, como una especie de comité editorial informal”.
Fundada en 1962, por el sello Joaquín Mortiz han pasado autores como Carlos Fuentes, Octavio Paz, José Agustín, Homero Aridjis, Elena Garro, Jorge Ibargüengoitia, Vicente Leñero y Rosario Castellanos.
“Mi papá tuvo un problema de dinero, trató de pedir un crédito, durante una época compleja para todo el sector”, recordó el editor, por lo que encontró la posibilidad de sobrevivir con grupo Planeta”, constituyendo un legado que ahora se rescata con la asesoría de Mónica Lavín, Luis Miguel Aguilar y Rafael Pérez Gay, quienes “crecieron leyendo a Mortiz”.
El proyecto de relanzamiento del sello se da con el impulso de José Calafel, CEO de Grupo Planeta para América Latina, a decir de Joaquín Díez-Canedo Flores: “Lo que me parece importante es este interés y el esfuerzo de volver a reunir a estos autores con ese sello editorial con el que saltaron a la fama.
Se trata de los clásicos de Mortiz en una sola colección, con un solo diseño, entre los cuales se encuentran Oficio de tinieblas, de Rosario castellanos; El complot mongol, de Rafael Bernal; Farabeuf, de Salvador Elizondo; Beber un cáliz, de Ricardo Garibay, y Confabulario, de Juan José Arreola.
“Me parece interesante el esfuerzo de Planeta. Nosotros le deseamos suerte, ojalá de verdad tiendan este nuevo puente”. en el que incluso se recuperan las cuartas de forros, “muchas de ellas escritas por José Emilio, para saber lo que dicen esos libros 50 años después; a ver si funciona la apuesta y conectan con un público joven”.
Esa es la principal apuesta del nuevo impulso a Joaquín Mortiz: con los autores clásicos de la segunda mitad del siglo XX, recuperar obras que se han convertido en emblemáticos dentro de la historia literaria de la lengua española.
PCL