Florence Nightingale, la enfermera que transformó el método para salvar vidas

Los conocimientos de 'la dama de la lámpara' revolucionaron los cuidados sanitarios, y en su honor se eligió la fecha de su natalicio para el Día de la Enfermera.

Florence Nightingale publicó los libros “Notas sobre enfermería” y “Notas sobre hospitales”. (Especial)
Ciudad de México /

La pandemia de coronavirus ha resaltado la labor de millones trabajadores de la salud. Este 12 de mayo se reconoce el Día Internacional de la Enfermera, y recordamos una de las mujeres que, con sus conocimientos en la materia y las matemáticas, revolucionó los cuidados sanitarios y salvó a miles de la muerte. Hablamos de Florence Nightingale, de quien este 2020 se conmemoran 200 años de su natalicio.

Nacida en la ciudad italiana de Florencia y también llamada La dama de la lámpara, Nightingale nació el 12 de mayo de 1820, por ello se designó el Día Internacional de la Enfermera. Criada en una familia acomodada, sus padres fueron William Edward Nightingale y Frances Smith. De su padre recibió una extensiva educación, y desde entonces Florence se destacó en las matemáticas y la ciencia.

Su afición por registrar y organizar información sobresalió desde temprana edad, cuando documentaba su enorme colección de conchas del mar con listas y tablas diseñadas con mucha presión, señala la BBC.

La enfermería llama a Florence Nightingale

En 1837, tras un viaje Florence Nightingale impulsada por lo que ella interpretó como una “llamada divina”, le comunicó a su familia su decisión de dedicarse a la enfermería. A pesar de la oposición de sus familiares, quienes consideraban que era un trabajo bajo e inmodesto para una mujer del estatus social de su hija, logró formarse como enfermera.

En pasajes de su diario de viajes se puede apreciar que sus visitas a los centros sanitarios la ayudaron en su proceso de aprendizaje y en su manera de afrontar la vida. El 22 de agosto de 1853 asumió el cargo de superintendente en el Instituto para el Cuidado de Señoras enfermeras en Londres. En este lugar, Florence Nightingale realizó algunas mejoras como la instalación de agua caliente en las habitaciones y el emplazamiento de un ascensor.

Guerra de Crimea

Cuando estalló la Guerra de Crimea en 1853, los diarios se llenaron de historias en las que aparecían las terribles condiciones de los hospitales del ejército británico. Sidney Herbert, el secretario Estado en Guerra contactó a Florence Nightingale para que llevara a 38 enfermeras al hospital militar en Scutari, en Turquía.

Al llegar al hospital, Florence se percató que el hospital estaba completamente sucio, con el piso cubierto de heces y los soldados heridos recibían tratamientos inadecuados por parte del equipo médico, por lo que pidió ayuda de las enfermeras para limpiar el lugar, y se aseguró que los soldados estuvieran alimentados y vestidos. Esto ayudó a que el índice de mortalidad bajara rápidamente.

Una vez terminada la guerra, en 1856 Florece que ya se había enfermado de fiebre tifoidea en Crimea se reunió con la Reina Victoria, y la convenció de la necesidad de establecer reformas higiénicas en los centros hospitalarios.

La monarca expidió una Real Orden en 1856 para establecer una investigación sobre los desastres de la Guerra de Crimea. Los apuntes realizados por Florence Nightingale durante su estancia en el hospital militar Scutari ayudaron a que se fomentaran las medidas preventivas y con ello se aplicaron eficaces reformas.

Estos apuntes no presentaban las habituales listas o tablas para representar los números de muertes, sino que con su “diagrama de la rosa”, un gráfico circular con el que demostró que las fatalidades habían bajado el 99 por ciento en un año tras la labor de la comisión sanitaria.

Su aportación a la enfermería

En 1859 publicó los libros Notas sobre enfermería y Notas sobre hospitales, un año más tarde se fundó una Escuela de Adiestramiento de Enfermeras en el hospital St. Thomas.

Con su libro Notas sobre enfermería intentó educar a las personas que no podían acceder a los servicios médicos sobre cómo atender a los familiares y vecinos enfermos. También envió a enfermeras entrenadas a las casas de trabajo para ayudar a darle tratamiento a los necesitados.

En 1883, la reina Victoria le otorgó la Real Cruz Roja, y en 1907 se convirtió en la primera mujer en recibir la Orden del Mérito de Reino Unidos, un reconocimiento por servicios en el ámbito del ejército, la ciencia, el arte o literatura. En 1908, se le entregaron las Llaves de la Ciudad de Londres y, en 1910 falleció mientras dormía.

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