Parejas homoparentales, con miembros transgénero, muxes, polígamos forman el nuevo álbum familiar que documentó y plasmó en fotos Lizeth Arauz, Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez (2005), que se exhiben desde el 17 de junio en la Galería José María Velasco.
“No veo forma más contundente de plantear un proyecto así y de poder establecer ante los ojos de otras personas estas historias, que la fotografía”, comentó Arauz en entrevista en la inauguración
- Te recomendamos El Museo del Chopo acoge el pensamiento experimental del argentino Roberto Jacoby Cultura
Amor sin etiquetas. El nuevo álbum de familia expone hasta el 6 de agosto 30 retratos en gran formato en el espacio de Peralvillo 55, que son fruto de una investigación de la fotógrafa a lo largo de cinco años, en la que plasmó historias de 16 hogares en la capital y los estados de México, Oaxaca, Guanajuato e Hidalgo cuya peculiaridad es estar constituidos como familias no tradicionales de padres, madres e hijos, sino que muestran la diversidad de género en el país.
Durante la inauguración, Arauz destacó que todas las familias que documentó para la exposición curada por Irving Domínguez transmiten una gran enseñanza sobre el respeto a los otros. Relató algunas de las historias, como la de la primera pareja homoparental que pudo adoptar en León.
La artista visual, que emprendió el proyecto como parte de la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Fonca, 2018-2021, hizo hincapié en la necesidad de que estos hogares sean visibles socialmente, ante prejuicios y obstáculos legales que les han impedido ser reconocidos.
“Necesitamos reflexionar en torno al tema, y si es a través de la fotografía, que es un privilegio que visualmente puedas enterarte de cosas, conocer cosas, y a partir de la fotografía generes una reflexión y un segundo después puedas pensar en que lo que acabas de recibir es una posibilidad de conocimiento distinto y puedes generar respeto hacia el de enfrente, entonces la fotografía documental con un compromiso social está absolutamente cumpliendo su destino”, sostuvo Arauz.
Precisó que en su serie de 30 fotografías se documentan hogares en toda su diversidad.
“Amor sin etiquetas no está enfocado en familias LGBT+, sino abarca la comunidad de la diversidad; es un proyecto que intenta dar cabida a todas las historias LGBT+, no LGBT+ y la heterosexualidad, por supuesto”, comenta Arauz que partió de su propio hogar con su hija.
Historias y aprendizaje
La fotógrafa agrega que todas las historias que documentó le cautivaron y representan muchas enseñanzas.
“Todas las familias tienen una historia muy particular. Siempre digo que en la historia de Ángel Ricardo y Lucy hay tanto amor en la mirada que visualmente son muy atractivos y a la gente les gusta. Pienso también en cuánto aprendí del poliamor porque habla de honorabilidad de saber que nos sentimos atraídos por alguien más que nuestro compañero o compañera. Cuando tienes una relación honorable, estable y la puedes compartir con alguien a quien amas y estás dispuesto a que ese a quien amas puede ser feliz con otra persona, me parece de un nivel emocional muy grande”.
Las familias que adoptaron también están representadas en la muestra en Peralvillo.
“En el tema de la adopción, como en la familia homoparental de Daniel y Alan con Emiliano, y la heterosexual de Karla, Alejandro, Dafne y Lía, es tan importante esa elección, eliges con quién quieres estar y quién sea parte de tu familia; es fundamental, hay un nivel de aprendizaje en todos los vínculos”, relata la artista visual.
“Otra historia es la de Angelina y su hermana Jéssica, que me enseñaron que dos niñas, dos adolescentes, podían hacerse cargo de una familia completa, estaban listas para hacerlo, no necesitaban un adulto acompañándolas. Y me parece que Jéssica y Angelina logran demostrarnos cuán importante es el vínculo, el hogar y la familia, cuando eligen que no van a incorporar a un adulto en esa relación que es de las dos. Así que hay un aprendizaje de todas las historias”.
Una de las que sin duda más llama la atención es la historia de Manuel: “Manu, con su abuelo Rosendo, con la mamá Guillermina. Guille y Rosendo le demostraron a Manu que estaban listos para recibirlo, porque Margarita es el nombre inicial de Manu, era su hija. Y como lo dijeron en la exposición: 'No perdí a una hija, gané a un hijo'. Manu dice que si de algo se siente agradecido es que Margarita haya sido capaz y con todo el valor para que Manu llegara. Eso me parece amoroso, bellísimo, honorable, hay un aprendizaje de todas las familias”, refiere.
PCL