Frank Miller es un revolucionario del cómic. No en vano los aficionados a la narrativa gráfica le han conferido el estatus de leyenda viva. Esa fama se sostiene sobre una extensa producción que incluye hitos como la épica espartana 300 y la brutal serie noir Sin City (cuya adaptación cinematográfica codirigió con Robert Rodríguez y atrajo a Quentin Tarantino como director invitado).
El universo de los superhéroes como lo concebimos hoy también le debe mucho al genio de Miller. “Salvó a Daredevil, de Marvel, de la irrelevancia; reinventó a Batman para DC Comics y lo encumbró como el más oscuro de los caballeros de la noche; incluso importó la leyenda samurái al mainstream de la historieta estadunidense”, escribe Dana Jennings para el New York Times.
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Arrastra una pinta de hombre áspero que sugiere la posibilidad de haberse labrado una imagen a semejanza de alguno de sus supervillanos. Sin embargo, esa facha es una artimaña para ocultar al niño entusiasmado que decidió entregar su talento a la creación gráfica desde los cinco años. “A esa edad —compartió en una entrevista a The Guardian— le declaré a mis padres que iba a dedicarme a esto por el resto de mi vida”. Hoy, a los 62, mantiene su promesa.
De un estilo indiscutiblemente visceral, la obra de Miller está repleta de manifestaciones de sangre, dinero, drogas y sexo. No obstante, reconoce que, aunque a menudo la crítica lo cita como precursor de estos ingredientes en la narrativa gráfica, está en deuda con sus referentes del pasado. Al respecto, declaró al extinto medio neozelandés Silver Bullet Comic Books que suele analizar el trabajo de “caricaturistas de los años cuarenta y cincuenta: Johnny Craig, Wallace Wood, Will Eisner. Realmente he estudiado a Craig. Recopilé algunos de sus originales y los examiné a profundidad. Me hace sentir un aprendiz cada vez que miro su trabajo. Hay tanto que creadores modernos se están perdiendo por no estudiar a esta gente. Muchas personas que piensan que Sin City es escandalosa y nueva deberían estudiar a estos creadores. Verán sobre qué bases construyo mi trabajo”.
Las seis décadas a cuestas no frenan el ímpetu creador de este veterano. En marzo del año pasado, firmó un contrato con Netflix para producir una serie de diez episodios basada en Maldita (Cursed, 2019), el libro del escritor, guionista y productor Thomas Wheeler para el que Miller realizó ilustraciones. La novela recupera a una de las figuras de la leyenda artúrica: Nimue, conocida también como la Dama del Lago. Hija de una poderosa sacerdotisa, Nimue es heredera de un don de origen inexplicable. Tras la muerte de su madre, el joven y encantador mercenario Arturo la acompaña en su travesía para encontrar al mago Merlín y entregar la espada Excalibur.
“Siempre me he sentido atraído por la mitología relacionada con Arturo, y con Nimue en particular. Puede ser interpretada en innumerables formas, desde una encantadora historia de niños, como ocurre en La espada y la piedra, hasta una aterradora interpretación como Excalibur”, declaró Miller tras el anuncio de la publicación.
Maldita
Jueves 5 de diciembre, 17:00 horasSalón 6Presentación de libro
ÁSS