La Fundación para las Letras Mexicanas (FLM) cumplió 20 años de ser un semillero de escritores y lo celebró con una ceremonia emotiva, donde algunos de ellos expresaron agradecimiento a su “familia literaria”, que les aplaudió todo.
La fundación se presentó el 8 de mayo de 2003 en la Biblioteca Nacional, impulsada por el escritor Octavio Paz, quien encontró el apoyo de empresarios como: Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Germán Larrea, Bernardo Quintana y Manuel Arango, entre otros.
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“Celebramos los primeros 20 años de vida de nuestra institución. Fue la figura de Octavio Paz que hizo posible que un grupo de empresarios mexicanos reunieran un patrimonio significativo destinado al fortalecimiento de la literatura. Es también la determinación del patronato la que ha permitido sostener esta singularísima oportunidad en beneficio del potencial creativo de nuestro país”, señaló Miguel Limón Rojas, presidente de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM), acompañado de Eduardo Langagne, director del espacio.
Limón Rojas recordó el apoyo de grandes maestros de la literatura para “encender las luces de nuestra casa” como Rubén Bonifaz Nuño, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, pero también, recientemente agradeció a Irene Vallejo, Sergio Ramírez y Javier Cercas, entre muchos otros.
Eduardo Langagne explicó que en veinte años “hemos podido construir una institución ejemplar para la formación literaria y para la difusión de nuestras letras; se ha estimulado la investigación y la traducción y hemos puesto un especial empeño en la poesía destinada a las infancias, con el anhelo de que en las sucesivas generaciones haya amantes de la poesía”.
María Baranda, tutora de poesía, David Olguín de dramaturgia, Jorge von Ziegler, tutor de ensayo de la Fundación y Geney Beltrán Félix, coordinador de la Casa Estudio Cien Años de Soledad, entre otras personalidades, se dieron cita en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología.
“La casa ha ofrecido condiciones para la escritura de miles de páginas. Se han concluido (hasta donde una obra literaria admite el término) numerosos libros y piezas para las tablas, recompensa para sus receptores. Esta constancia tiene el signo renovador que las promociones más recientes suman a nuestra historiografía literaria”, agregó Langagne.
El semillero tiene su sede en Liverpool 16 (colonia Juárez) donde jóvenes de toda la República Mexicana comparten durante el período de su beca la diversidad de sus potenciales y sus reflexiones literarias y van definiendo su voz y asumiendo el compromiso de convertirse en escritores profesionales. Narrativa, poesía, ensayo y dramaturgia.
Las autoridades de la Fundación para las Letras Mexicanas, dieron a conocer que, en dos décadas, ha sumado 334 becarios beneficiados mediante 483 apoyos otorgados en 20 generaciones.
La Enciclopedia de la Literatura en México (ELEM) llega a 3.2 millones de usuarios y cuenta con 6.2 millones de consultas al año; y el Programa de Divulgación Literaria, a través de las plataformas digitales de la Casa Estudio Cien Años de Soledad, realizó 162 sesiones, con un registro de 80 mil visitantes al final de 2022, y creció proporcionalmente en el primer trimestre de 2023.
La noche incluyó mensajes del escritor español Javier Cercas, quien dijo: “Aprovechen la oportunidad en la fundación… sentí una inmensa envidia por quienes tienen la suerte de estar ahí… y que se cumplan cuarenta años”.
Por su parte, Juan Villoro no podía faltar, quien, desde España celebró a la fundación “que ha demostrado no solo que puede apoyar a los jóvenes autores, sino que sabe escogerlos. La fundación es un lugar donde se comparten aventuras con otras personas que están infectadas con el mismo virus… la literatura”.
Finalmente, la reconocida escritora Irene Vallejo, en su día de cumpleaños, también fue parte de la fiesta y envió un poderoso mensaje.
“La Fundación para las Letras Mexicanas es ese espacio de brotes y árboles robustos, hogar de brisa joven y frescura, de experiencia y sabiduría; ese jardín donde brotan frutos tan diversos como deliciosos. Felicito a sus jóvenes artistas, al equipo de docentes y a sus mecenas jardineros, comprometidos con el cultivo de la cultura que reverdece el paisaje de nuestras vidas, El infinito en un junco es un homenaje a personas como ustedes, que ponen su empeño en dar vida a las letras; ustedes son los protagonistas de una empresa colectiva, viejo sueño de sembrar, a partir de todos los experimentos pasados, ideas y narrativas, Pertenecen al linaje de los entusiastas de la palabra que se reúnen alrededor de los libros igual que nuestros antepasados”.
PCL