La soprano Gabriella Reyes considera que cantar en español proyectó su carrera, en la que, en apenas un año, ha protagonizado las dos primeras óperas de compositores latinoamericanos estrenadas en la Metropolitan Opera House (MetOpera) de Nueva York en más de un siglo: Florencia en el Amazonas y Ainadamar, con el deseo de contar “las historias de nuestra gente” al público de Estados Unidos.
“Cantar ópera en español es lo que ha lanzado mi carrera, cantar en mi propio idioma”, comenta la artista, en entrevista exclusiva para Milenio Diario, en vísperas de que encarne el 30 de octubre a la actriz catalana Margarita Xirgu, en la ópera del argentino Osvaldo Golijov sobre el asesinato de Federico García Lorca que tuvo su premier el 15 de octubre en ese escenario neoyorquino.
Cuenta la primicia de que el 29 de abril próximo debutará en el Carnegie Hall con un concierto de canciones de compositores latinoamericanos, de Manuel M. Ponce a Heitor Villa-Lobos y Alberto Ginastera, que prepara con el pianista tapatío, Andrés Sarre, y que desea presentar primero en México.
“En el programa también vamos a incluir música nicaragüense, que quiero compartir de mi país, de mis raíces. En mi concierto del Carnegie Hall quiero que estén representadas la música indígena, la afroindígena, boleros también pero al estilo clásico, música clásica pero de compositores latinos. Es un programa que antes me gustaría llevar a México. Ay, sería un sueño para mí cantar en México”, indica.
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Gabriella Reyes ya había interpretado en 2023 el rol de Xirgu con la Detroit Opera en la misma producción de la brasileña Deborah Colker —quien está en México para presentar el 30 y 31 de octubre Perro sin plumas en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la UNAM y que en 2026 montará en la MetOpera otra ópera en español, El último sueño de Diego y Frida— pero esta vez sólo cantará una función de Ainadamar; en el resto, su colega Angel Blue encarnará a la actriz.
Pelear por un papel
Nacida en Meriden, Connecticut, hace 32 años, Reyes se inspira en la historia de sus padres, misioneros nicaragüenses que salieron de su país durante la guerra civil a principios de los 80 y vivieron dos años en México hasta que les tocó el terremoto de 1985 y quedaron atrapados varias horas en el Metro.
“Mis padres, Javier y Daniela Carolina Reyes, fueron refugiados por la guerra civil en Nicaragua. Y, por eso, aunque Ainadamar trata sobre sobre la guerra civil española, el exilio de Margarita Xirgu y el asesinato de Federico García Lorca, de verdad puede representar el dolor de muchos que han tenido que huir por la guerra, que han sido exiliados, aunque mis padres no fueron exiliados”, comenta la joven soprano, quien solo pudo visitar el país de sus ancestros en una ocasión, a los 12 años.
“Como Margarita Xirgu en España, mis padres no tuvieron opción de quedarse en Nicaragua. Y por esa razón yo nací y crecí acá en EU. Tuve la oportunidad de estudiar en Boston y al final eso me trajo a Nueva York. Por eso sí quiero usar mi plataforma, esta carrera que Dios me ha dado para contar nuestras historias, las historias latinas, historias de nuestra gente, lo que es importante compartir”, dice Reyes, que comparte escenario una vez más con la mezzo argentina Daniela Mack como García Lorca.
El 16 de noviembre de 2023 Reyes cantó el rol de la joven periodista Rosalba, en el elenco histórico que estrenó en la MetOpera Florencia en el Amazonas, del mexicano Daniel Catán, con libreto de Marcela Fuentes-Berain, igual que en el resto de las funciones, junto con la protagonista, Ailyn Pérez.
“Yo peleé con todos por ese papel, quería cantar a Rosalba en Florencia en el Amazonas. Y porque pude cantar en español, pude enseñarles a todos lo que de verdad puedo hacer. Me pude conectar inmediatamente con el tema de Florencia en el Amazonas. Cuando empecé mi carrera pensé: ‘Ok. Tengo que cantar en español, eso es lo que hago bien’. Claro, también óperas en italiano y francés, pero me encanta más cantar en español”, agrega Reyes, quien esta temporada de la MetOpera también interpretará en diferentes funciones los papeles femeninos puccinianos de La bohème: Mimí y Musetta.
—Ainadamar es la segunda ópera latinoamericana en la MetOpera. Usted ha cantando en ambas. No podrá verse en México, pero creo que es importante hablar de ella por el idioma y el tema.
—Sí, es increíble. Ainadamar es preciosa. Golijov de verdad ha creado algo de gran belleza. La manera en que escribe para las voces y para la orquesta, la partitura, es increíble. No hay algo que suene igual a la música de Osvaldo. Es la tercera ópera cantada en español en la MetOpera en más de un siglo, después de Florencia en el Amazonas estuvo El niño (del estadounidense John Williams) en primavera.
—Cuando empezó a estudiar ópera. ¿Se imaginó que la cantaría en español?
—No, en verdad no lo esperaba. Cuando empecé a estudiar yo no sabía mucho de la música clásica. Crecí escuchándolo (el español) de mi abuelita. Pero, nunca tuve clases privadas de pequeña o en escuela pública. Entonces, cuando me metí al canto, tenía en mi mente: “Ok. Me pongo un vestido bonito y me paro frente a una orquesta y canto en italiano”. Y cuando empecé a estudiarlo, estudié una canción de Manuel de Falla, que al final no canté. Después quería ver más música en español.
—Ya había debutado antes de la Rosalba de Florencia en el Amazonas justo con la Margarita Xirgu de Ainadamar en la Detroit Opera. ¿Cómo fue esa primera experiencia?
—Sí, el año pasado canté a Margarita Xirgu en Detroit en primavera y, en otoño, a Rosalba. Haber cantando a Margarita me preparó mucho para tomar Rosalba, aunque son súper diferentes. La música de Osvaldo para Margarita Xirgu es mucho más grande que Rosalba, porque canta todo el rango vocal, sus tesituras son bajas y altas, canto con todo el pecho a Margarita Xirgu. Es un fuego muy diferente el de ella respecto al de Rosalba, que es una jovencita. En principio, Margarita es una señora, en la vida real murió como a los 80 años (1888-1969) y, en Aidanamar, ella está a punto de morir. Y uno tiene que cantarla como una señora, y como jovencita también, porque ella está contando a su estudiante (Nuria) sobre el momento en que conoció a Federico García Lorca, entonces la música, el drama, también se regresa a cuando se conocieron en un bar de Madrid y ella le trataba de convencer de ir juntos.
—¿Qué dificultades técnicas le implicó cantar en español? En esta temporada en la MetOpera también va a interpretar los dos roles femeninos de La bohème: Mimí y Musetta. Muy diferentes.
—Técnicamente, no es que cante todo igual, pero yo sé el mecanismo de mi voz y cómo sentirme fuerte en el escenario, cambiar de español a italiano. Eso sí, es algo en mi mente, tengo que cambiar detalles pequeños, como una nota que es más suava en español y en italiano es más fuertecito. También estoy haciendo La traviata y hay muchos detalles pequeñitos que tengo que estar estudiando. Estoy trabajando con mis coaches para cambiar esos detallitos. Y sí, las tres, Margarita, Mimí y Musetta, con M las tres, son muy diferentes. La voz se acomoda a cara personaje, porque sí son diferentes.
“Pero, es cómo las voy yo a presentar: las tres son mujeres fuertes. Margarita fue una mujer tremenda en lo que hizo en el escenario, fue una gran actriz, todo en su carrera es tremendo. Y de Mimí también puede decirse que es un poco atrevida al tocar la puerta de Rodolfo para introducirse a él, también tiene ese carácter de buscar cómo sobrevivir. Y Musetta es otra mujer tremenda, ella hace lo que tiene que hacer para sobrevivir y cuida de una manera materna a Mimí. Las tres son mujeres tremendas y eso me ayuda en mi mente a llegar a cada una con algo”.
—Xirgu, a diferencia de Mimí y Musetta, es alguien que existió, no es inventado. ¿Cómo se siente de interpretar a una actriz de ese tamaño en el escenario, en la parte escénica?
—Es algo que me tengo que imaginar, tener una visión de cómo yo quiero ser dentro de unos 20 años, porque apenas estoy empezando mi carrera y no he vivido lo que ella. Margarita es similar a Tosca a Florencia, estas dos señoras son grandes divas en la óperas. Y es algo que con experiencia uno puede hacer en el escenario. Tengo apenas 32 años cumplidos y, gracias a dios, he tenido la oportunidad de cantar en la MetOpera, en Chicago, en París, pero no al nivel de Xirgu, que tuvo una carrera muy grande. Tengo que estudiar a esas grandes divas cómo fueron y hablar, por ejemplo, con Ailyn Pérez, que tiene una carrera más grandecita que la mía y más experiencia. O con Angel Blue, que la está cantando también, o con Ana María Martínez. Las grandes divas siempre tienen mucha sabiduría, son bien profesionales y espero que lo esté haciendo como ellas. Tengo una imaginación muy grande, entonces, sí creo que estoy trabajando bien.
—Deborah Colker estuvo a cargo de la producción de la Detroit Opera y también ahora de la de MetOpera. ¿Qué diferencias encuentra en ambos montajes?
—Las diferencias son pequeñas. Hay ocho niñas ahora más, hay muchos hombres en esta ocasión. Lo que Deborah hizo para Margarita es un rol más físico. Deborah es increíble, es una genio. Tiene a todos los cantantes tal como a los bailaores. Yo hago mucha coreografía también cantando como Margarita. Es muy físico todo. Los bailaores y las niñas me ayudan mucho, deben soportar mi peso. Pero, es igual que lo que hizo en Detroit, la única diferencia es más apoyo de las niñas y de los bailaores.
—Ainadamar se divide en tres imágenes, empieza con Mariana Pineda; sigue con García Lorca y termina con Xirgu. Pero, su personaje está todo el tiempo en escena. ¿Ha sido difícil?
—Sí, totalmente. Ella trata de reconciliarse consigo misma de que no pudo hacer nada al final por García Lorca. Es su lamento, el dolor, el duelo que ella tiene que atravesar por etapas, porque Margarita se siente culpable porque no pudo convencer a García Lorca de huir de España como ella sí lo hizo. Cuando se entera que lo han asesinado, es un dolor muy, muy fuerte. Y eso es algo que yo siento, aunque no lo he vivido por mí misma, sino por mis padres que huyeron de Nicaragua y he escuchado muchas, muchas historias. Lo traigo en mi sangre lo que pasó mi familia huyendo de Nicaragua. Y cuando estoy cantando, de verdad estoy en mi espíritu lamentándome por todos los que han muerto por injusticias de guerras civiles. Y es muy fuerte, muy fuerte cantarlo. Puedo entender el dolor de Margarita en esos momentos, sí, es muy difícil.
—¿Cómo describiría la música de Golijov en la ópera? Hay muchas fusiones de culturas en ella, me parece. Hay flamenco. El mismo título es del árabe: Ainadamar (La fuente de las lágrimas).
—Es como una mezcla de todos estos géneros de música de todas partes; pero, cuando uno la ve, es sublime. Es como que no hay fracciones, como que cada parte se derrite, se mezcla perfectamente. Se fusiona hermosamente. Él invita a la orquesta a tomar parte en la historia, en cómo cuenta la historia. Uno puede escuchar el dolor, los llantos, la tensión de cuando lo están persiguiendo a (García Lorca), uno lo puede escuchar en la percusión. O después hay momentos que son como del Cielo, que uno puede escuchar como un espíritu levantándose, yendo al Cielo en la marimba. Es algo increíble e innovador. Su música suena como si no hubiera nada fuera de lugar. Cada parte en la orquesta, o las gotas de agua que uno puede escuchar, que son como las lágrimas cayendo. Es una obra de un genio.
—Deborah Colker está justo ahora en México. ¿Qué diría de su producción de Ainadamar?
—Es espectacular. Es mucho que ver en muy corto tiempo. Es como un puño en el alma. Si alguien no sabe lo que va a ver, aunque no sean fanáticos de la ópera, lo van a disfrutar; me lo ha dicho gente que por primera vez se acerca a la ópera. Es increíble lo que uno puede ver en el escenario. No hay un momento en el que uno quiera quitar los ojos de él, porque Deborah lo ha llenado con movimientos bellos, con drama, drama con los cuerpos, todos los bailarines y cantantes juntos. Cuando empieza hay un solo de un bailaor de flamenco, Isaac Tovar, de Sevilla, que lo hizo en Detroit y también en la MetOpera. Empieza solo con él. Y es tan impresionante. Después invita a todas las niñas a entrar y sigue puro baile. Es muy poderoso, hay mucho poder. El escenario está encendido con pasión. Deborah Colker ha metido pasión, sensualidad y dolor en Ainadamar: Todo representado de manera increíble.
—Diría que también hay mucha política. Mariana Pineda (1804-1831), el personaje por el que empieza Ainadamar y que inspiró el drama homónimo de García Lorca, dedicado a Margarita Xirgu, fue una mujer fusilada por ir contra la monarquía. Y después viene el asesinato del poeta por los falangistas. Y luego el exilio de Xirgu, una republicana, por la dictadura franquista.
—Es interesante porque Deborah y Osvaldo representan a la falange con el cantaor flamenco. Ellos utilizan el llanto de un cantaor flamenco. Es increíble, cantan con tanta fuerza. Es como un fusil, como un disparo, la voz representa eso en esta obra. Me encanta que ella enseña qué tan horrible y difícil es esta parte de la historia, sin hacerlo panfleto. No es literal. Uno nunca ve armas en el escenario, todo está mostrado, pero simbólicamente. Y es más fuerte porque puede representar la muerte de García Lorca, pero no va al detalle de lo que ha pasado, aunque igual cuenta la historia como se debe contar. Uno nunca ve armas, pero la violencia se ve en los movimientos de los bailaores o en la voz. Eso es algo muy creativo. En vez de hacerlo literal, uno lo puede sentir y lo puede ver en los movimientos.
—¿Cómo ha sido su acercamiento a García Lorca? Él vivió en Nueva York, donde escribió uno de sus libros mayores: Poeta en Nueva York. Hoy regresa a la ciudad a través de la ópera, es irónico.
—No lo había leído. Mi papá me había hablado de él. Quizás sí leí una poesía, pero, no tenía tanto conocimiento. Cuando empecé a estudiar Ainadamar, me senté a leerlo. Fue muy bello saber cómo él vivió en Harlem, en Lower East Side también. Pasó mucho tiempo en Nueva York. Sus obras fueron increíbles y son una gran parte de la historia de España y del mundo. Él tiene su lugar como un gran intelectual que vino de España.
—En la sinopsis de Ainadamar de la MetOpera dice que lo fusilaron por “socialista y homosexual”. ¿Cree que es una reinvidicación?
—Creo que es un reconocimiento de que lo mataron por estas razones. Espero que todos los vean igual, cada quien tiene sus opiniones, pero fue injusto la razón por la cual mataron a Federico García Lorca. Y creo que la MetOpera está de acuerdo con eso, con que fue injusto.