García Lorca y las dudas a 82 años de su asesinato

De 2009 a 2016 los expertos buscaron infructuosamente los restos del poeta en distintos terrenos de Granada; eran optimistas, pero el misterio persiste.

Federico García Lorca
Ciudad de México /

Federico García Lorca murió joven, con 38 años, y en la plenitud de su carrera. “Mi obra apenas está comenzada”, dijo poco antes de ser asesinado, y a 82 años de su muerte persisten las dudas y el misterio en torno a es su último momento y el lugar donde yacen sus restos.

Su prolífica y agitada vida lo llevó a Madrid, donde en los ambientes literarios y artísticos de la época fraguó amistad con genios como Luis Buñuel, Salvador Dalí o Rafael Alberti, y más tarde a Estados Unidos, México y Cuba, donde gestó textos como Poeta en Nueva York.

Pero su querida Granada, la tradición de sus pueblos y los dramas que escondían sus paredes siempre estuvieron presentes en su obra. Allí, se le rinde homenaje cada año recreando su “último paseo”. Recordando aquel fatídico día en el que la poesía universal se vistió de luto, sangre y venganza, como dicen sus versos.

Federico “no era un hombre valiente”,  ha dicho Miguel Caballero, uno de los historiadores que más ha indagado en los últimos días de García Lorca, fusilado hace 82 años en su tierra natal, Granada, días después del inicio de la guerra civil española.

Quizá por eso el poeta español más universal regresó a la casa paterna cuando las cosas empezaron a ponerse feas en Madrid, en julio de 1936, en vísperas la sublevación militar de Francisco Franco. Quizá también por eso buscó cobijo en los Rosales, una conocida familia falangista de Granada, al llegar las primeras amenazas.

A 82 años de su desaparición, el misterio continúa (Especial)

“Lorca no militó en ningún partido, aunque sí era un ferviente republicano”, recuerda Caballero en su libro Las trece últimas horas en la vida de García Lorca, y quien impulsó de los trabajos de búsqueda de los restos del poeta en la provincia de Granada, al sur de España.


Después de 82 años, la muerte del autor de Bodas de sangre sigue siendo un pozo de misterio, lleno de leyendas, conjeturas, sospechas y testimonios velados por la ley del silencio que se impuso durante la guerra civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975).

“Conseguir verificar lo que ocurrió es muy complicado porque todas las personas que pudieron ver y oír ya no existen. Se han llevado aquel horrendo crimen a la tumba”, declaró otro conocedor del poeta, Gabriel Pozo, autor de Lorca, el último paseo, centrado en la figura de Ramón Ruiz Alonso, el hombre que redactó la denuncia contra el poeta.

Tampoco hay consenso sobre los motivos de su fusilamiento. En 2016 salió a la luz un informe de la Policía franquista, fechado en 1965, que definía a Lorca como “socialista y masón” y que le acusaba de “prácticas de homosexualismo”.

Caballero, sin embargo, defiende que la gran causa de su asesinato fue “la venganza” por “viejas rencillas” familiares.

"Lo que le condenó fue ser progresista, homosexual y moderno en la Granada de 1936. Eso y su profunda amistad con Fernando de los Ríos”, apuntó entonces Pozo citando al que fuera ministro del Gobierno de la República (1931-1936).

Casa natal del poeta en Fuentevaqueros (Espepcial)

En el 82 aniversario de la muerte del autor de Yerma ha resultado fallido todo intento de localización de sus restos, algo que podría dar respuesta a muchas de las incógnitas que hoy perduran, y en la polémica en torno a su legado, que las autoridades españolas han blindarlo para impedir su salida del país.

Los últimos intentos de hallar la fosa con sus restos los realizó en 2016 el arqueólogo Javier Navarro. “Es un gran reto, la intervención más difícil de mi carrera”, explicó entonces el experto, que ha realizado más de 150 campañas arqueológicas.

En los últimos años, la búsqueda ha estado repleta de obstáculos y sumida en la controversia. Durante años, se dio por buena la tesis del hispanista de origen irlandés Ian Gibson, uno de los grandes expertos lorquianos, que estaba basada en las declaraciones del supuesto enterrador del poeta y que llevó a buscar su fosa en un terreno situado en Alfacar (Granada). La excavación, en 2009, fue infructuosa.

Los trabajos continuaron en 2014, también sin éxito, a raíz de unas referencias brindadas por un general jubilado del Ejército español, hijo de quien aquel agosto del 36 era el capitán del frente en el que supuestamente fue asesinado Lorca.


En 2016 los expertos volvieron a remover la tierra a pocos metros de la superficie ya estudiada y acotada tras un exhaustivo estudio científico, y había optimismo: “Yo creo que los restos están aquí”, asegura entonces Navarro, porque “esa zona fue utilizada por los sublevados para matar gente a la que querían hacer desaparecer. Con ellos seguían el procedimiento 'normal', los fusilaban en la tapia del cementerio”, añadió.

Esa búsqueda resultó infructuosa y además enfrentó la oposición de la familia del poeta y dramaturgo, pero se llevó a cabo con la aprobación de las familias de las otras tres personas que supuestamente estaban enterradas junto a él: el maestro republicano Dióscoro Galindo y los anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas.

En Granada, este día, como cada año, se revive su “último paseo”, el fatídico día que, como dicen sus versos, hubo luto, sangre y venganza.

*Con información de DPA

AG




  • Milenio Digital
  • digital@milenio.com
  • Noticias, análisis, opinión, cultura, deportes y entretenimiento en México y el mundo.

LAS MÁS VISTAS