La caída de un globo aerostático no tripulado en el techo del edificio podría haber sido la causa del enorme incendio en el Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro, según una de las hipótesis vertidas hoy por Sergio Sá Leitao, ministro de Cultura del país, informaron medios locales.
De acuerdo al diario Folha de Sao Paulo, el ministro afirmó que recibió esta versión de parte de uno de los directores del museo. Al parecer los vigilantes del recinto que se encontraban presentes cuando comenzaron las llamas indicaron que el fuego se inició en la parte superior del edificio.
En Brasil, estos globos son llamados "baloes" (del singular "balao") y se utilizan especialmente durante las fiestas "juninas", que se realizan a mitad de año en el país. Tienen la forma de globos aerostáticos pequeños, aunque a veces alcanzan los dos metros de altura, y se elevan hacia la atmósfera por combustión.
Otra de las hipótesis que se maneja consiste en un corto circuito que se habría producido en el laboratorio audiovisual de la institución, indicó el periódico.
Este domingo durante la noche, cuando el fuego aún no había sido controlado, Sá Leitao dijo en una entrevista en el canal de TV "GloboNews" que habían existido "negligencias" en la conservación del museo durante los últimos años.
"Es necesario investigar si de hecho existe una conexión entre el incendio y la fragilidad y deficiencias del museo", añadió.
El incendio que destruyó el Museo Nacional comenzó el domingo aproximadamente a las 19:30 local y logró ser controlado sólo en la madrugada de hoy. Se estima que el acervo de 20 millones de piezas que poseía el recinto fue completamente devorado por las llamas.
En horas de la mañana de Brasil, funcionarios de Defensa Civil ingresaron al recinto para evaluar si existen posibilidades de derrumbe del predio. Según comunicó Roberto Robadey, comandante general de la corporación de Bomberos, al diario "O Globo", la acción para apagar el fuego se demoró entre 30 y 40 minutos, debido a que los dos camiones hidrantes localizados en la zona no tenían la presión suficiente para ser utilizados.
Según la versión del comandante, además, el edificio no poseía un sistema adecuado de prevención y detección de incendios.
Los fuegos por caídas de "baloes" no son tan extraños en Río de Janeiro. A fines de julio, por esa misma causa, un pabellón de Riocentro, uno de los centros de exposición más importantes de la ciudad, fue devorado por las llamas. En 2017 sucedió lo mismo con parte del Velódromo Olímpico.
mrf