El compositor mexicano Giovanni Piacentini dedicó un concierto para guitarra a su ídolo, el estadunidense Eliot Fisk, el último alumno de Andrés Segovia, quien viene a estrenarlo a México.
Su Concierto para guitarra y orquesta se estrenará el sábado 8 de octubre en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes y el domingo 9 en el salón Adolfo López Mateos del Complejo Cultural Los Pinos, que para el compositor es el mejor lugar donde podría haberse estrenado ya que su obra también rinde homenaje a la música espiritual afroestadunidense, que surgió de la opresión.
- Te recomendamos Daniel Barenboim suspende actividades por afección neurológica Cultura
En entrevista, Piacentini contó que a su juicio la obra dedicada a Fisk cierra un ciclo dentro de la historia de la guitarra, porque en 1941 Manuel M. Ponce dedicó su Concierto del Sur a Andrés Segovia y ahora él lo hace con Fisk, una de las leyendas del instrumento y el último alumno del español.
“Dedicarle una pieza a Fisk es mucho honor. He trabajado mucho a lo largo de los años para poder hacerle llegar mi música y después de mucho trabajo, un poco de suerte y una coincidencia muy bonita logré conocer al maestro Fisk en Roma y entablamos una relación de amistad. Hace mucho tiempo tomé clases magistrales con él, nos caímos bien, somos compatibles, nos gusta el mismo tipo de música y un día me armé de valor y le dije que quería escribirle un concierto”.
“Tuvimos muchas conversaciones, lo que le gustaría a él y a mí, y llegamos a la conclusión de que debía ser un concierto dedicado a la música espiritual del sur de Estados Unidos, al gospel, al blues y a toda la música que nació de esta diáspora que llegó de África a ese país”, explicó el también guitarrista sobre la obra que estrenará la Orquesta Juvenil Carlos Chávez, bajo la batuta en ambas presentaciones de Eduardo García Barrios, director cercano a la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto.
Agregó que Fisk ya estrenó una pieza anterior suya en Los Ángeles, Habanera para guitarra y violín, una obra apenas de 7 minutos de duración, al resaltar la importancia para su carrera que ahora el músico interprete una obra de gran formato, como lo es un concierto, y nada menos que en México.
“Para un compositor como yo es un evento que te cambia la vida, es lo más importante de mi carrera. Fisk es el Yo Yo Ma de la guitarra, con una importancia histórica del instrumento increíble. Él fundó el Departamento de Guitarra en (la Universidad de) Yale, acaban de meterlo en el Salón de la Fama del Guitar Foundation of America, que es el honor que puede tener un guitarra, es un personaje de mucho peso en la guitarra”, manifestó emocionado Piacentini, quien reside y da clases en Estados Unidos.
Agregó que el concierto también tiene elementos de música mexicana, con la que creció, que lleva en la sangre y que inspiró también a Manuel M. Ponce.
Sobre por qué rinde homenaje a la música negra estadunidense, el compositor y guitarrista explicó que siempre ha sido fanático del gospel y del espiritual.
“Yo viví en Nueva York. Y en Harlem iba a las iglesias los domingos a escuchar a los coros de gospel, que cantaban en estos servicios y en estas misas. Es una música que conlleva un mensaje muy poderoso, que me mueve, siento que es gente que canta desde dentro, es una música que proviene de un periodo de sufrimiento enorme y siento que esta música es una manera de llegarle a este sufrimiento”.
“Es una música que me ha llegado desde niño, y el maestro Fisk coincide con ello, siempre ha sido amante de esta música. No hay otro concierto que conozcamos en la historia para la guitarra que esté dedicado a la música afroamericana, a la música espiritual. Nos pareció un experimento interesante. Es el primer concierto para guitarra y orquesta que está basado en melodías y música de esa tradición afroamericana, principalmente el gospel, tan es así que la melodía principal está basada en un himno gospel Swing Low Sweet Chariot, de ahí viene la idea de este experimento”, agregó Piacentini.
La obra consta de tres movimientos —explicó el compositor—, la arquitectura típica de un concierto con solista, rápido, lento rápido. El primer movimiento es rápido, dinámico, sincopado, tiene elementos afroamericanos, partes que recuerdan al son o ritmos caribeños; el segundo es mucho más tranquilo, contemplativo, más meditativo, en realidad una marcha fúnebre dedicada a Viola Liuzzo, una blanca del sur de EU que dedicó y dio su vida por los derechos civiles y fue asesinada por el Ku Klux Klan. El tercer movimiento está dedicado al ragtime, utilizado por Scott Joplin.
—¿Qué importancia reviste para usted que se estrene en Los Pinos, la ex residencia presidencial en México?
Es importantísimo. Cuando le conté a Fisk de estrenarla en Los Pinos, eso fue lo que selló el trato. “Es perfecto”, me dijo. Porque estamos haciendo una pieza que justo nace de esta expresión que viene de una opresión; Los Pinos era un búnker donde se refugiaba la gente que oprimía al país, y el hecho de que se estrene en este lugar le da más poder y significado; estar tocando una música que viene de un pueblo que fue completamente oprimido y hasta cierto punto olvidado. Los Pinos representaba este símbolo de opresión donde vivían dos realidades completamente distintas de México. Es el lugar perfecto para estrenar este tipo de música que es una oda, un himno a la libertad, a la justicia, que le da voz a la gente olvidada, que ha estado oprimida. Es muy importante que se estrene en ese complejo.
PCL