Formado como músico autodidacta, el guitarrista jalisciense Fer González decidió tomar la senda del jazz después de asistir a un curso impartido en Oaxaca por el saxofonista Marco Pignataro. En ese momento se enamoró de la improvisación, camino que lo llevó a ganar hace un par de años una beca del FONCA con el proyecto 24 Estudios para Guitarra, además de otros reconocimientos.
González ha tenido la oportunidad de asistir a algunas clases, cursos en línea y tutorías reconocidas figuras del jazz, como el trompetista Brian Lynch, los guitarristas Gilad Hekselman, Jonathan Kreisberg y Charlie Hunter, así como los saxofonistas Steven Coleman y Lee Konitz. “Siempre he tenido una relación curiosa con el saxofón —dice en entrevista—. Incluso he tenido novias saxofonistas, como mi actual pareja. Pero a final de cuentas lo que aprendí de ellos es aplicable a la guitarra o cualquier otro instrumento. Las clases con Steve Coleman fueron más dirigidas al terreno de lo conceptual y la cuestión rítmica, lo que también es aplicable a la guitarra”.
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Ante el saxofonista estadunidense Lee Konitz, una de las leyendas del jazz, el guitarrista se encontró con “una persona muy amable, muy bondadosa. Lo había visto en videos y me parecía muy accesible, pero ya en persona resultó muy bonachón. Sus clases se enfocaban más en el canto, en el hecho de tener conciencia de los sonidos en la cabeza”.
Aunque dice que todavía no cuenta con un estilo definido, explica que su búsqueda tiene que ver con “hacer una mezcla entre todos los conocimientos que me compartieron los grandes maestros del jazz y la improvisación con mis raíces mexicanas. Con mis padres y mis abuelos crecí escuchando la música popular de nuestro país, lo que también forma parte de mí”.
Esta fusión puede escucharse en su disco Cempasúchil, realizado con el apoyo de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, en el que participan Vico Díaz en la leona, instrumento del son tradicional, y Gustavo Nandayapa en la batería, así como el pianista Alex Mercado como invitado. “Usar la palabra cempasúchil tiene dos razones: la primera, con la idea de rescatar nuestras tradiciones con esta flor representativa del Día de Muertos, y la otra, para dedicar esta música a mis padres y mi abuelo, quienes fallecieron de covid en 2020”, explica el guitarrista.
—¿Cómo elegiste a los músicos?
La elección fue muy puntual porque, como te decía, mi búsqueda está en la fusión entre los fundamentos del jazz y la música popular mexicana. Gustavo Nandayapa, quien ya trae esta música en la sangre por ser parte de la dinastía del marimbista Zeferino Nandayapa, caza muy bien con la búsqueda de este sonido, lo mismo que Vico Díaz con su experiencia en el son jarocho. Tocar con ellos fue para mí una gran experiencia en mi búsqueda de este estilo de fusionar géneros.
—En la presentación del disco en Guadalajara tuviste como invitado a Bryan Lynch, quien también fue tu mentor, ¿cuál fue tu experiencia?
Fue una gran experiencia, porque no pensaba que fuera a venir. Cuando le pregunté si podía venir lo primero que me dijo fue que le mandara la música y ya veríamos. Se la mandé y le encantó. Que tocara en la presentación fue para mí una gran experiencia, ya que me dijo algunas cosas que todavía me tienen en shock, pues comentó que este es el sonido del jazz mexicano, que la fusión de este género con la música popular está en mis manos. También me comentó que estaba muy orgulloso de todo lo que había logrado con mis composiciones.
—También eres productor y director del sello discográfico Cap-Ba Records. ¿Cuál es tu propósito con este trabajo?
La intención es grabar al talento de Jalisco y, más adelante, de otros estados para aportar algo a la producción discográfica con músicos de talento. He grabado un par de proyectos, pues el sello apenas está arrancando, pero vamos por buen camino.
PCL