“No me gusta que mis libros se lean en teléfonos celulares o iPads”

El artista australiano presentó en el Centro Cultural Bella Época su más reciente libro, Aquí estamos. Notas para vivir el planeta Tierra; el autor, quien ya participó en la Filij, regresó al encuentro para formar parte del Jam de ilustración.

“Me gustaría despertar la curiosidad de los niños y que se adentren en las historias que les cuento”. Octavio Hoyos
Jesús Alejo Santiago y Frida Alejo Gómez
Ciudad de México /

La formación del artista australiano Oliver Jeffers está en el ámbito de las artes plásticas, pero poco a poco se metió al mundo de la literatura infantil, donde se ha ganado un lugar muy especial, a través de títulos como El increíble niño comelibros, Perdido y encontrado, Atrapados o De vuelta a casa.

Su trascendencia se nota en las largas filas que se formaron para alcanzar un autógrafo, primero en el Parque Bicentenario, donde por más de dos horas estuvo como parte de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), además de la que se formó afuera del Centro Cultural Bella Época, donde ayer presentó su más reciente libro, Aquí estamos. Notas para vivir el planeta Tierra (FCE, 2018).


¿Por qué decidiste escribir libros para niños?

Porque es muy divertido. Siempre he disfrutado contar historias y escribirlas, pero nunca pensé en escribir libros, eso fue un accidente. Lo que estaba haciendo era pintar y contar historias con la pintura y mucho después empecé a escribir al mismo tiempo.

Desde los siete años hacía dibujos con ideas y las juntaba. Después me puse a hacer pinturas, una tras otra, y luego me di cuenta que contaba historias. Así fue como empecé a escribir y a ilustrar libros, aunque hay muchos en los que solo ilustro.


¿Cuál es tu libro favorito, tanto de los que has escrito como de los que has leído? 

Mi libro favorito, de los que yo he escrito, probablemente sea el más reciente, Aquí estamos, porque es en el que más me he tardado en hacer y expresa mucho de mis preocupaciones con el planeta.

De lo que he leído… ¿Cuenta el diccionario? (ríe). Cuando era pequeño mi libro favorito era Mi amigo el gigante, de Roald Dahl; aunque en realidad siempre lo ha sido y lo sigue siendo.


¿Por qué te gusta escribir mucho de las emociones, como sucede en El día que los crayones renunciaron?

En las cartas que escribían los crayones en el libro se alcanzaban a reflejar muchas emociones, por eso algunas son alegres, otras muy tristes. Era una especie de juego para ver si podía mostrar a alguien que estaba muy feliz, muy emocionado o muy enojado, aunque la mayoría de las cartas mostraban a los crayones enojados: “¿Tú cuidas tus crayones bien?… ¿Sí?, entonces deben estar felices”.


¿Cómo han cambiado los desafíos de Oliver Jeffers en dos décadas, es lo mismo escribir para los niños hace 20 años que para los de ahora?

Sí y no. Es lo mismo por la parte divertida, pero no es lo mismo porque yo mismo he cambiado como persona. Sigo el mismo camino, hago mis cosas de la misma manera, hay cosas similares, aunque no soy el mismo al de hace 20 años.

Lo pienso mucho por la tecnología, ahora que los niños están más metidos en tabletas o en teléfonos inteligentes…

No pienso en eso cuando creo mis libros. Encuentro interesante que los papás de Silicon Valley, los que trabajan en Apple, no dejan que sus hijos usen tecnología en la escuela.

No me gusta que mis libros se lean en teléfonos celulares o en iPads, porque tienen muchos distractores y no creo que eso sea particularmente bueno. Pienso que los libros sí han cambiado, pero existen desde hace cientos de años y no han dejado de ser eso, libros: es lo mismo para todos.

¿Hay algo que te interese transmitir a través de tus libros?


Lo que más me importa es que sea una historia divertida, no me interesa dar lecciones, ni enseñar moral, sino entretener, escribir una buena historia. Me gustaría despertar la curiosidad de los niños y que se adentren en las historias que les cuento. Eso es lo que más me interesa con mis libros.



Oliver Jeffers tuvo otra actividad en la Filij, en el Foro de madera del Parque Bicentenario: Jam de ilustración, donde a partir de la interacción con el público, el autor realizó ilustraciones en vivo para deleite de sus seguidores. 

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