Estoy harto de ser un prosista elegante: Daniel Saldaña París

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En El nervio principal, su segunda novela, el escritor explora la infancia de un niño abandonado por su madre, en medio del levantamiento zapatista de 1994.

Daniel Saldaña París, autor de El nervio principal. (Foto: Ángel Soto | MILENIO)
Ángel Soto
Ciudad de México /

Hacia mediados de 1994, México estaba hundido en una crisis. Endeudado hasta el cuello, aquel verano el país sufría las consecuencias de una recesión de alcances internacionales, había atestiguado el asesinato de un candidato presidencial y veía cómo, desde Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (que demandaba, entre otras cosas, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz) sostenía una lucha armada con el ejército federal, al que acusaba de ser un “pilar de la dictadura” priista, entonces al mando de Carlos Salinas de Gortari.

Ese verano es también el ominoso escenario de la nueva novela de Daniel Saldaña París, El nervio principal (Sexto Piso, 2018), en la que un niño de diez años entregado casi religiosamente al origami queda virtualmente huérfano porque Teresa, su madre, decide unirse al movimiento zapatista sin más aviso que una carta reservada a los ojos de su esposo.

La historia de ese niño obsesionado con la simetría, cuya idea del mundo no excede los límites de la colonia Educación, al sur de la Ciudad de México, nos llega a través de un narrador de 33 años que, desde la soledad envolvente de una cama, rememora y escribe su vida.

Como aquellas figuras de papel, frustrantemente inasequibles, la novela de Saldaña París se dobla hacia los pensamientos más recónditos de su protagonista y se desdobla en las consecuencias que sus pequeñas hazañas cotidianas tienen en la realidad del relato. 

“Es una historia más localizada —me cuenta Daniel durante una charla en Querétaro—, de un alcance más acotado que mi libro anterior, En medio de extrañas víctimas (Sexto Piso, 2013)”.

Las condiciones que preceden a la escritura de ambas novelas marcaron su estilo de forma notable. Antes de publicar la primera, el autor se movía con destreza en el terreno de la poesía y el peso de su interés aterrizaba “en el lenguaje, en la forma, en las estructura del libro. Ahora —agrega— aunque sigue habiendo un interés por la prosa, el reto era contar algo, inventar personajes y tocar temas de la infancia”.

'El nervio principal', publicado por Sexto Piso. (Foto: Ángel Soto | MILENIO)

Elegido en 2017 como uno de los integrantes de Bogotá 39,  la selección de 39 de los mejores escritores de ficción menores de 40 años de América Latina, Daniel Saldaña París platicó con MILENIO en la más reciente edición del Hay Festival.

—Tus editores te describen como un prosista muy elegante porque has desarrollado un interés escrupuloso en el lenguaje...

Sí, me interesa, pero el estilo termina siendo una especie de yunque con el que se carga a veces. Ya estoy un poco harto de ser un prosista elegante. Cambio mucho de convicciones estéticas: en algún momento me pareció que lo más importante era tener un ritmo en la prosa que sostuviera la narración y ahora me interesa más trabajar con personajes, explorar otras dimensiones de la narración que quizá tenía más desatendidas. Me interesa exponerme un poco, permitirme ser cursi...

—¿En la poesía no te lo permitías?

En la poesía no, porque siempre fui muy militante contra la cursilería, lo cual era, en sí mismo, sintomático de algo. Creo que había ahí una cursilería reprimida que apenas estoy permitiéndome soltar un poco. Ahora me interesa exhibirme, jugar a mostrar cosas más íntimas y poner en juego mis propios sentimientos, mis propias emociones con respecto al texto... Ser más vulnerable, eso es lo que me interesa.

—¿Las clasificaciones como Bogotá 39 pesan de alguna manera?

No realmente. Me pesa sólo en el sentido de que cuando salió la lista yo venía de una temporada donde estaba muy encerrado: estaba viviendo en Montreal, Canadá, y casi no veía gente. Pasé prácticamente un par de años sin leer a mis contemporáneos, o los leía muy poco; leía más clásicos y resistía largos inviernos con novelas rusas del siglo XIX. 

Fue un shock viajar al Hay Festival de Cartagena, entrar en contacto con un montón de gente de Latinoamérica y volver a leer a mis contemporáneos. Fue una explosión repentina y un poco brusca, pero hay un diálogo que tiene que ver con lo literario que me alimenta mucho. Más que pesarme, celebro que me sacó de mi aislamiento.

Presentación

'El nervio principal' se presenta este 18 de septiembre en el Foro del tejedor, a las 19:30 horas, con la participación de Verónica Gerber, Bernardo Esquinca y el autor.


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