La milenaria ciudad de Hasankeyf, que se encuentra a orillas del río Tigris, en el sudeste de Turquía, y que es uno de los asentamientos humanos más antiguos del mundo, está destinada a desaparecer bajo el agua, luego de que una empresa hidroeléctrica se asentara cerca de la ciudad y redirigiera el agua hacia ella.
Cerca de la ciudad fue puesta en funcionamiento la nueva represa y central hidroeléctrica de Ilisu, y el nivel del agua ha comenzado a subir inexorablemente en dirección a la ciudad. A finales de año, la ciudad quedará sumergida en un embalse de enormes dimensiones.
El origen de Hasankeyf se remonta a tiempos prehistóricos, y sus primeros habitantes fueron los cazadores y recolectores del Paleolítico.
La arqueóloga Gül Pulhan, que está realizando excavaciones en la zona, explica que cerca de ahí se ha descubierto un asentamiento, Hasankeyf Höyük, que data de hace mil 12 mil años.
La catedrática turca Zeynep Ahunbey, doctorada en Historia de la Arquitectura y dedicada durante años a la restauración y conservación de la ciudad, sostiene que el sitio, hasta ahora protegido, es un "paisaje cultural único" en medio de la belleza natural del valle del Tigris. Y lamenta: "Habría aún tanto por explorar y desenterrar".
El ecologista alemán Ulrich Eichelmann considera que la inundación es "pura barbarie en el siglo XXI". Eichelmann viajó a Hasankeyf a mediados de septiembre para despedirse, luego de que entre 2006 y 2010 había coordinado gran parte de la resistencia internacional contra la construcción de la presa, primero en la organización ambientalista WWF, y luego con su propia ONG llamada Riverwatch.
Un total de ocho estructuras históricas fueron rescatadas y trasladadas a un "parque arqueológico" cercano, incluyendo una tumba del siglo XV, una casa de baños y un minarete. Algunos activistas de Hasankeyf hablan de cientos de artefactos y monumentos que deberían ser protegidos.
Alemania y otros países europeos se retiraron del proyecto de la presa en 2009, cuando quedó claro que Turquía, entre otras cosas, no estaba cumpliendo sus obligaciones de proteger los bienes culturales y la naturaleza.
Ömer Güzel, político del partido AKP del presidente Recep Tayyip Erdogan y delegado de Hasankeyf en el Parlamento de la Provincia de Batman, argumenta que la situación del municipio era frágil desde hace mucho tiempo. Güzel explica que la amenaza de la llegada del agua impidió durante décadas que se realizaran inversiones.
Para Turquía, la presa de Ilisu, a unos 70 kilómetros río abajo, es un monumento al progreso, parte de un proyecto de desarrollo con presas y centrales hidroeléctricas diseñadas para proporcionar electricidad, agua y trabajo a las regiones pobres.
Ulrich Eichelmann opina que "Turquía está repitiendo los errores del mundo occidental en nombre del progreso, y que no se necesitan más presas, ya que el país es un lugar muy atractivo para, por ejemplo, proyectos de energía solar".
"Ni siquiera hubo una evaluación de impacto ambiental", critica Eichelmann, y advierte que se extinguirán los animales y plantas ya amenazados: el pez leopardo, la tortuga del Éufrates, el álamo del Éufrates.
El efecto de la presa se sentirá mucho más allá de Turquía. Eichelmann explica que, cuando el agua del poderoso Tigris sea retenida en el embalse, se generará una escasez de agua en Irak, sobre todo en la región de los pantanos mesopotámicos cerca de Basora, dado que el Tigris también atraviesa territorio iraquí.
lnb