Para el escritor indo-británico Salman Rushdie, en la actualidad resulta muy complicado escribir con las técnicas de la novela realista, porque el mundo ha dejado de ser real, “se ha vuelto un mundo fantástico, surreal todos los días”.
Me parece que el realismo ya no era apropiado como una forma de describir lo real. Pensé que lo más correcto era hacer un libro, una obra que pudiera ser muchas cosas al mismo tiempo. Pensemos en Hamlet, que es una historia fantasmagórica y también una novela de amor, una novela política, es una historia de venganza… son muchos temas al mismo tiempo”.
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Durante una conversación con la escritora Carmen Boullosa, en torno a la más reciente novela de Rushdie, Quijote (Seix Barral, 2020), como parte de la programación del Hay Festival Digital Querétaro, el narrador se dijo convencido de que hoy día se deben utilizar las técnicas de toda novela para tomar direcciones diferentes a partir de una historia.
“Tenemos un pasaje realista, uno surrealista y tenemos que reunirlos todos. Esta perspectiva múltiple me permitió crear algo que parecía el mundo. El libro toma el nombre de la novela de Cervantes, pero hay otros libros que me ayudaron bastante”, destacó Rushdie durante la conversación telemática.
Por lo anterior, si bien la novela se concibió como una sátira contemporánea del clásico de Cervantes, la trama es sobre Sam DuChamp, un novelista mediocre que crea al personaje de Quijote como un comerciante estadunidense que emprende una travesía por los Estados Unidos junto con su hijo imaginario, Sancho.
“Es un libro extraño, mitad ficción y mitad no ficción: tenemos a un padre y a un hijo viajando por Estados Unidos tratando de profundizar en su relación; pensé que mi Quijote debería tener a un Sancho y un viaje por Estados Unidos en busca de un amor imposible, hasta que apareció éste otro personaje, que no estaba planeado en lo absoluto”.
Durante la charla con Carmen Boullosa, Salman Rushdie reconoció que uno de sus objetivos en la escritura de Quijote fue reflejar aquella primera energía de cuando deciden convertirse en creadores, “ese impulso que tenemos cuando estamos empezando”.
“Cuando hacía el trabajo, a menudo me decía si podía escribir el libro de un joven: el problema de ser un escritor joven es que no sabes gran cosa, la vida no te ha pasado y la vida te enseña algunas cosas difíciles, y otras placenteras. Tener esta energía de los escritores jóvenes, con el conocimiento de toda una vida, se vuelve un desafío”.
En la lectura de Salman Rushdie de la obra de Miguel de Cervantes Saavedra, Carlos Fuentes jugó un papel primordial, recordó el autor de Hijos de la medianoche, porque su primer acercamiento a el Quijote, por la versión en inglés, “fue bastante soso, le faltaba el brío, la calidez de Cervantes”.
“Cuando terminé de leerla no la entendí, no entendía por qué se consideraba una obra enorme y una de las cosas que Carlos hizo por mí fue llevarme a la lectura de una traducción del siglo XVIII, donde se recuperaba el sentido de la obra. Aunque también me llevó a conocer a García Márquez”, destacó el escritor indobritánico.
PCL