En plena pandemia, Julián Herbert y Sylvia Georgina Estrada salieron a buscar libros para leer y, casi por destino, encontraron en un rincón de una vieja librería diferentes materiales de Jane Auer (1917-1973) y Paul Bowles (1910-1999) celebre pareja de escritores aventureros.
Herbert y Estrada quedaron tan cautivados con los escritores que comenzaron a reunirse por Zoom con amigos para hablar de los Bowles, pero entonces, se llevaron otra gran sorpresa, el afamado escritor neoyorquino se carteaba con un mexicano.
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La increíble historia nutre el libro Los Bowles. Lecturas y aproximaciones a la vida de Jane y Paul, publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León.
En entrevista con MILENIO, los coordinadores del volumen charlan sobre la historia detrás del trabajo y de su relación como pareja literaria.
“Era un bonche de libros. La autobiografía, las cartas de Jane, varias novelas de Paul y compramos todo con el plan de leer juntos y de platicar en esa complicidad de esposos lectores. Pero luego, Sylvia que es coordinadora del Seminario Amparán, un espacio en la web, pensó en hacer una serie de ensayos con los participantes y comenzamos”, señala Julián Herbert
El libro Los Bowles se nutre de múltiples colaboradores con reseñas y ensayos, transcripción de las cartas, facsimilares y bibliografía, con el fin de adentrar al lector en el universo de los legendarios autores.
“Tenemos dos escritores muy interesantes que también son una pareja y eso también fue importante para el proyecto. Fue una pareja muy sui géneris, porque los Bowles eran homosexuales, viajaron mucho, se casaron en una especie de complicidad y estuvieron juntos hasta el final. Y nos parecía que ellos dos dialogan mucho con el presente”, comenta Sylvia Georgina Estrada.
En el caso de Jane Bowles, la entrevistada asegura que ella sufrió un bloqueó de escritor mientras que Paul se convirtió en un escritor muy prolífico y se encargó de difundir la obra de su esposa.
Para Julián Herbert, hacer el libro fue como otras experiencias que ha tenido trabajando con artistas contemporáneos: “Tomar un corpus de materiales a ver a dónde te lleva y ver cómo puedes construir algo con eso y creo que fue ir armándolo con resultados extraordinarios”.
El autor de Canción de tumba, opina que a “los Bowles” les pasa como a muchos otros escritores, en el tema de que han tenido momentos importantes pero de pronto se han olvidado.
“En lengua inglesa han sido muy estudiados, pero en lengua española creo que no tanto. Los amigos que invitamos no sabían quiénes eran los Bowles, pero también es cierto que sí tienen lectores y hay escritores de mi generación que los seguimos pero espero que ahora se acerquen más lectores”.
Relación con México
En las sesiones por Zoom llegó un gran descubrimiento: el afamado Paul Bowles tenía una amistad con el mexicano Marcelino Francisco Vela.
“Entró una persona al Zoom, Martín Vela, y nos dice que tiene cartas de su padre con Paul. Y es que Francisco trabajó como bracero en los años cuarenta en Estados Unidos y conoce a Bowles, que en aquel entonces era periodista, se hacen amigos y le escribe en español pero no se vuelven a ver”, explica Herbert.
La correspondencia es muy cordial entre el famoso escritor y el mexicano; hablan de temas cotidianos, sobre su vida y sus esposas.
“Hay cierto índice de información, el hecho de que Paul escribía en un español muy correcto, hay cartas de sus viajes; Bowles se tarda a veces en contestar, pero siempre le responde a su amigo, es algo muy interesante”, agrega.
Un dato interesante es que Jane y Paul, los dos vinieron a México en un viaje, su primer encuentro como novios sucedió en nuestro país. “Estuvieron en Ciudad de México, Taxco, Acapulco… tuvieron una conexión importante con México, de hecho, en las cartas, Paul recuerda a nuestro país con cariño y siempre está pensando en regresar. Este par de neoyorquinos tuvieron una una conexión importante”, explica Sylvia Georgina Estrada
De hecho, en la correspondencia entre Bowles y el mexicano, hay un gran vacío de tiempo en las cartas, sin embargo, Francisco Vela le vuelve a escribir a su amigo porque Paul, de alguna manera, vuelve a ser famosos y le contesta a pesar de que ya es muy viejo y vive en Tánger.
Paul Bowles tuvo un “revival” en los años noventas cuando en Synchronicity de The Police se incluye “Tea in the Sahara” basada en un capítulo de El cielo protector, luego Bernardo Bertolucci hace una película y hasta The Rolling Stones lo van a conocer.
“Creo que es una cosa muy cíclica. No es el momento de Paul pero sí el de Jane y es algo muy padre”, comenta Julián Herbert.
Mientras que Sylvia Georgina Estrada señala que a Jane le pasó lo que le sucede a muchas escritoras, su obra queda medio olvidada en la época.
“Creo que la obra de Jane dialogó mucho con el presente. Dos damas muy serias es una novela fragmentaría y aquellos años como que Jane no conectó con los lectores, sin embargo, ahora ya estamos acostumbrados a novelas así. Ella estaba adelantada en temas como cuestiones religiosas, de género, hijas y madre, mujeres protagónicas buscando su identidad en el mundo y es una gran escritora que tiene que ser leída”.
Una pareja literaria
Sylvia Georgina Estrada y Julián Herbert se conocen de toda la vida y han colaborado en algunos libros.
“Ya como esposos tenemos Los Bowles y uno que se llama Villa de Odati con cuentos y relatos de pandemia”, dice Estrada.
Mientras que Julián Herbert comenta que su relación con Sylvia es de pareja y de libros: “Comenzamos a trabajar juntos en el 2015, pero nos conocemos desde hace muchos años y a partir del seminario, nació la relación de pareja”.
Por eso coinciden que la relación de Jane y Paul también fue una inspiración, pues ellos son también son una pareja literaria.
“Paul le hizo la música a una obra de teatro de Jane y ella leía los textos de Paul, o sea, ellos también eran una pareja que se admiraban y trabajaban juntos”.
Julián Herbert explica que su colaboración es natural: “Estás en la cocina y surge una conversación y dices '¿por qué no hacemos con esto un proyecto?'”.
Para Sylvia Georgina Estrada el amor y los libros forman parte de su relación con Julián: “Nuestro amor por los libros también forma parte de nuestro amor como pareja. Entonces, para mí, lo hace como una relación muy llevadera porque los dos conocemos y ya sabes cuando alguien necesita espacio para escribir o presión para escribir (risas)”.
Finalmente, Julián Herbert asegura que “antes de ser pareja fuimos amigos mucho tiempo y luego nos peleamos. Hay muchas capas de amistad y de conocimiento mutuo. Sabemos la historia personal del otro, independientemente de la relación y de las cosas buenas y malas que nos han pasado y eso también construye un puente distinto. Es un tipo de solidaridad el entender la vida del otro: ¿Ya me estoy poniendo muy cursi? (Se ríen los dos)
PCL