Hip hop: el nuevo rostro musical de Brasil

Aunque el país carioca es reconocido por la samba y la bossa nova, en los años recientes han destacado numerosos intérpretes de hip hop que han reubicado el panorama musical.

Emicida, Rashid, Criolo y Dalsin
Ángel Soto
Ciudad de méxico /

Echar un vistazo al panorama musical carioca puede resultar sorprendente. Mientras el lugar común dicta que Brasil es el país de la samba y la bossa nova, los años recientes registran un apogeo singular del hip-hop.

No es que este género no existiera antes, digamos por ejemplo en los setenta —de hecho las primeras apariciones se registraron en los ochenta—, pero es innegable que han sido las voces frescas, las del nuevo milenio, las que se han encargado de darle nueva vida.

Baste recordar que durante la inauguración de los Juegos Olímpicos no sólo aparecieron en escena figuras que revolucionaron la música carioca, como Gilberto Gil y Caetano Veloso —cuyo estilo hoy representa lo más icónico de la música popular contemporánea en ese país—, también hubo alusiones a esas voces que se han ganado un lugar irreprochable en la vitrina de creadores brasileños.

Después de todo, que Brasil aloje en sus expresiones recientes un género tan visceral, que surge de los impulsos más atávicos del ritmo, responde al contexto que se vive en las favelas, a la represión y a las ganas de escupirlo todo en tres rítmicos minutos. El apogeo del hip hop no parece inaudito si se considera la ascendencia africana —precursora universal del ritmo— de los sudamericanos.

Éstas, entre otras cosas, son razones suficientes para hablar de cuatro de los exponentes más notables del hip hop brasileño.

Dalsin

Con una propuesta que pone énfasis en la profundidad y capacidad narrativa de las letras, Dalsin representa a la generación más reciente del rap brasileño. Su voz se parece a un reclamo eterno. A pesar de su reciente incursión —desde 2014 ha lanzado 3 discos— ha destacado rápidamente. Apenas hace unos días lanzó Yélasdiz, el sencillo de su nuevo disco.



Criolo

Es uno de los representantes de la generación noventera que, sin embargo, se mantiene vigente. Comenzó su carrera en 1989, pero la fama no le llegó de inmediato. Fue hasta 2006 que se volvió una una revelación con el disco Ainda Há Tempo, por sus letras ingeniosas y por su habilidad para mezclar ritmos.

En sus canciones ha tocado temas tan diversos como provocadores: es capaz de escribir de ciencia ficción y de la hipocresía social; de héroes de cómics y de narcotráfico. Su disco original más reciente es Convoque Seu Buda (2014), pero recientemente se lanzó una reedición de su primer disco.




Rashid

Como Dalsin, Rashid pertenece a una generación que se ha mostrado en los últimos años. No obstante, su ya vasta discografía revela una evolución creativa. Su primer EP, Hora de Acordar, lanzado en 2010, tenía un sonido más cercano al hip hop tradicional, con cierto grado de agresividad vocal y sonidos creados principalmente con sintetizadores. Sin embargo, su álbum más reciente, A Coragem da Luz, es una exploración más bien acústica de las raíces de su música.



Emicida

Emicida es, quizá, el personaje más remarcable de la escena actual. Se ha ganado el respeto de sus colegas por una habilidad inaudita para la improvisación. Su versatilidad ha derribado algunos de los emblemas más arraigados del género. Por ejemplo, le ha cantado más versos a la redención que a la venganza —uno de los lugares recurrentes— y ha logrado fusionar el hip hop con géneros más suaves que en otros tiempos no se hubieran vinculado a él.

En su disco Sobre Crianças, Quadris, Pesadelos e Lições de Casa (Sobre de los niños, caderas, pesadillas y lecciones casa) explora fusiones como el afropop o se hace acompañar de un coro de niños. También colaboró con Caetano Veloso en la canción Baiana, un experimento por demás placentero que reveló que incluso los consagrados se reinventan.

Irremediable buscador de desafíos, en 2013 incursionó participó en el soundtrack de la película O Menino e o Mundo (Alê Abreu, 2013) con la canción Aos olhos de uma criança (A los ojos de un niño), que llegó a ser considerada en la lista preliminar de canciones que competirían en la 88 entrega del Oscar.


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