El coreógrafo y bailarín Diego Vázquez se despide como director artístico del Taller Coreográfico de la UNAM con su versión contemporánea de El Cascanueces, una gala en el Palacio de Bellas Artes y la convicción de que la compañía universitaria a su juicio “no le pide nada a ninguna otra del mundo”.
“Mi mayor satisfacción al frente del Taller Coreográfico de la UNAM (Tcunam) fue crear obra y ser cómplice de creaciones de otros artistas. Dejar una compañía mucho más fuerte, más versátil, técnicamente muy buena, que no le pide nada a ninguna compañía del mundo; el programa que vamos a presentar en Bellas Artes podríamos llevarlo a cualquier parte del mundo, lo digo con mucho orgullo, sin deber nada a ninguna otra compañía, lo digo honestamente. Es un esfuerzo arduo el llegar hasta ahí.
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“Ese fue mi propósito principal al asumir la dirección artística del Tcunam en 2018: hacer una compañía de primer nivel. Y lo logré. Es un logro del cual me puedo congratular, estar en el lugar donde estamos ahorita, y crear obra y ser cómplice de la de otros artistas”, sostuvo Vázquez, quien deja en enero la cabeza de la agrupación al cumplirse su ciclo de seis años al que está limitado por estatutos.
Su futuro, dijo en entrevista, es retomar trabajos con su compañía Laleget Danza, que fundó en 2005.
La temporada de El Cascanueces, el ballet compuesto por Piotr Ilich Tchaikovski, que empezó el pasado 30 de noviembre en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario termina este sábado 9 de diciembre, mientras que el próximo lunes 11 del mes, el Tcunam cierra su trabajo anual y el ciclo de seis años con Vázquez, con una función de gala en la que presentará sendas coreografías contemporáneas de Sidi Larbi Cherkaoui, Julian Nicosia y del actual director artístico de la compañía.
La versión del mexicano de la obra clásica de Tchaikovski, inspirado en el relato de E. T. A. Hoffmann, que creó Vázquez en 2010, se caracteriza no solo por el ballet y por cambios en el argumento original, incluye danza aérea, hip hop y voguing. Diego Vázquez, quien interpreta en a Drosselmeyer, quien tiene una juguetería donde se lleva a cabo la historia, también la actualizadó para adaptarse a nuevos tiempos donde el machismo y el sexismo no deben tener cabida.
“Ha cambiado, obviamente, desde 2010. Al ser una coreografía con un toque bastante cómico, inspirado en las caricaturas que veía yo de chico, porque mi aspiración era llegar a un público más joven, más infantil, ahora en ella muchos chistes han cambiado porque los tiempos han cambiado: lo que antes era chistoso ahora es incorrecto, ya no podemos burlarnos de ciertas cosas. Con el tiempo me di cuenta que tenía chistes machistas o sexistas de los que no tenía consciencia”, explica en entrevista.
No obstante, dice que su versión sigue apuntando al público juvenil e infantil con el que tradicionalmente se cuenta la historia de cuento de hadas que se monta casi siempre en época navideña.
“Ahora el segundo acto lo cambié por completo, es una escena más divertida, en la que todos se ponen a bailar voguing; es muy chistoso ver a los personajes bailando así con la música de Tchaikovski, cuando, en el caso de las mujeres, vienen de bailar de puntas, es muy simpático”, agrega el coreógrafo.
Precisa que la partitura del compositor ruso no la toca, pero a nivel coreográfico incorpora los diferentes ritmos, estilos y géneros bailables, como hip hop, voguing, danza contemporánea y folclor.
Su versión no es la historia común de El Cascanueces que se representa por otras compañías, por ejemplo, la acción transcurre en la juguetería de su personaje y no en una cena de fin de año habitual.
“Trabajo para ello mucho a nivel actoral con los bailarines, porque muchas de las acciones tienen que estar muy bien actuadas, muy bien intencionadas, en gestos y en el timing, en el tiempo correcto. Soy más incisivo en esas cuestiones actorales, para que la comedia y la diversión se lleve a cabo”, explica el titular hasta enero del Taller Coreográfico de la UNAM.
Las funciones de El Cascanueces son jueves y viernes, a las 20:00 horas; sábados a las 19:00 horas, y domingos 12:30 y 18:00 horas.
Sobre la gala de fin de la temporada 110 de la compañía, que en los hechos será también la despedida de Vázquez como su director artístico, tituló el programa New World, que incluirá extracto de Orbo Novo, de Sidi Larbi Cherkaoui, uno de los coreógrafos contemporáneos de renombre internacional. La pieza del artista belga marroquí alternará con Only Fools Rush In, del francés Julian Nicosia, y Motaati, la más reciente creación de Diego Vázquez, una exploración a las diversas manifestaciones del placer.
Sobre su creación, Motaati, explicó que el título es una frase en árabe que significa ‘mi placer’.
“Esto es porque todos los autores musicales, DJ y artistas sonoros involucrados en ella son de Medio Oriente, del mundo árabe (Líbano, Egipto y Palestina). Es una obra muy personal, sobre distintas facetas del placer, cómo lo experimentamos y qué pasa cuando nos permitimos experimentarlo y cuando no nos lo permitimos. No solo es el placer erótico, sino como energía creativa: el placer de la amistad, de la comunidad, el tacto, el olfato, bailar, obvio el erótico. Y cuando no nos permitimos el placer, entramos en una energía de muerte, de Tanatos. Es Eros y Tanatos, por eso son los dos personajes en la coreografía, más Terpsícore, la musa de la danza, en 11 escenas sobre el placer”.
Diego Vázquez dirigió el Tcunam un total de 12 temporadas en seis años. Y en sus palabras, su proyecto de trabajo ha consistido en buscar un equilibrio entre la obra de la coreógrafa emérita Gloria Contreras, fundadora de la compañía, cuya obra constituyó el 60 por ciento del repertorio de la compañía en cada temporada. El resto fue destinado a presentar las obras de coreógrafas y coreógrafos de prestigio internacional, además de abrir espacios a las y los jóvenes artistas mexicanos.
PCL