Hiromi Uehara: Una vida de cazar tesoros [ENTREVISTA]

La pianista japonesa dio un concierto en el Lunario de la Ciudad de México, y en esa ocasión platicó con MILENIO acerca de sus tesoros y su música.

La pianista japonesa Hiromi Uehara.
Estefanía Romero
Ciudad de México /

Hiromi Uehara es una pianista y compositora japonesa que ha destacado en el mundo del jazz y que el 30 y 31 de marzo ofreció un par de recitales en el Lunario de la Ciudad de México. En esa ocasión, MILENIO tuvo oportunidad de charlar con ella y conocer su punto de vista sobre la música, sus ídolos e influencias musicales y sobre el acto de crear.

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Como compositora e improvisadora, ¿cómo experimentas la música?

Me he dedicado a componer desde que tengo seis años. En vez de escribir en un lenguaje, escribía música. Es una cosa muy natural para mí. Es algo por lo que tengo una pasión. Siempre estoy buscando por algo que pueda ser música porque quiero escribir. Y estoy muy feliz cuando encuentro algo, puede ser lo que sea, puede ser un horizonte hermoso, una conversación que tengo con la gente. No tiene que ser algo súper dramático. Siempre trato de escribir música sobre cosas nuevas.

La mayoría de los músicos comienzan aprendiendo música clásica; tú tuviste la oportunidad de aprender también sobre los tantos mundos del jazz, pero, ¿cuándo aprendiste rock progresivo?

Cuando crecía, escuché muchos tipos de música distinta. La primera música que escuché fue cuando tenía seis años, fue música clásica. Y después, cuando tenía ocho, mi primera maestra de piano resultó ser una gran fan del jazz, así que me hizo escuchar a Errol Garner y a Oscar Peterson, así fue que a los ocho años me encontré con el jazz. Después, en la adolescencia, tuve amigos que escuchaban rock británico, rock estadunidense, y por eso fue que comencé a escuchar rock, soul, folk. La mayoría de las veces que encuentras música —en los años pasados, no ahora—, es porque alguien cerca de ti ama y siente una gran pasión por algo y te dicen “deberías escuchar esto”. Entonces escuchas. Alguna de la música que me recomendaron mis amigos realmente tocó mi corazón, alguna no lo hizo. Pero cuando me encontré con el jazz, fue como “¡Wow!”.

Voy a la tienda de discos y, por supuesto, quiero saber la historia del artista y trato de escuchar por qué clase de trabajos ha pasado y de ahí te introduces a su árbol. Por ejemplo, George Duke. Conocí la música de George Duke, me enamoré de ella, amaba cómo tocaba, entonces estuve investigando lo que él había hecho con su vida, y así llegué a Frank Zappa. Decidí escuchar el Mothers de Zappa, y amé su música. Después comencé a escuchar más de él. Después vino Vinnie Colauita. Todos estos músicos increíbles. Es una locura, un camino sin final cuando se trata de aprender sobre música. La música es música para mí. Se expresa de distintas maneras, se toca en distintos lugares. A veces algunos lugares restringen la audiencia porque la música clásica sólo se toca en salas de concierto; tal vez algunos chicos se sienten tensos de ir a escuchar jazz porque el jazz es de los jazz clubs. Es difícil para algunas personas tener el coraje de ir a un club de jazz. Por eso es que disfruto tocar en recintos distintos. Así conoces audiencias que aman la música igualmente.

Platícame sobre tu experiencia de haber conocido y aprendido de Oscar Peterson.

Oscar Peterson. He estado escuchando su música desde que tengo ocho años. Cuando yo tenía 13 o 14, hubo un concierto en Japón para niños que estudiaban en Yamaha y ahí había chicos de varios países. Había chicos de Malasia, Indonesia, Europa, y había un estudiante que vino de Canadá, con un maestro que vino con él, y yo estaba muy emocionada de haber conocido a alguien, por primera vez, de Canadá. Cuando yo dije “Hola, soy Hiromi”, el maestro del staff de Yamaha Canadá dijo “Hola, soy de Canadá”. Yo no hablaba mucho inglés, pero dije: “Wow! ¡Eres del mismo país que Oscar Peterson! ¡Qué afortunado!”. Comenzó a reír. Creo que me preguntaba cuánto amaba yo a Oscar, pero le entendí como un veinte por ciento. Después el traductor le habló de todo mi amor, del ídolo que es para mí. Después, el profesor mandó mi música a Oscar, porque conocía a algún contacto suyo. Y así fue como recibí una carta de Oscar diciendo que escuchó mi música.Fue como ser futbolista y recibir una carta de Maradona. Todavía recuerdo ese momento.

Pero jamás creí conocerlo en persona, y esto sucedió cuando me mudé a los Estados Unidos para ir a la Berklee College of Music. El mismo staff de Canadá me dijo: “Si algún día vas a Toronto, podemos pedirle una cita a Oscar”. Hubo un día en que pude ir a Toronto, y ellos lo organizaron. Fui muy afortunada de conocerlo en persona. Después obtuve su correo electrónico, nos escribimos un par de veces. Después en el 2006 abrí su gira en Japón. Nunca olvidaré verlo del otro lado del escenario: verlo, tocar. Es muy raro cuando ves a tu ídolo frente a ti.

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En el escenario, tiendes a unir los aspectos técnicos de la música con la intuición, pero también eres muy creativa: puedes levantarte y tocar las cuerdas de tu piano para crear un sonido desconocido. Todo eso se ve tan orgánico en ti. La pregunta es: ¿Cómo es que un músico moldea su propia identidad?

Tú formas la originalidad. Creo que la música, especialmente la improvisación, es bastante similar a hablar un nuevo lenguaje. Como cuando eres bebé, casi no usas palabras. ¿Cómo puedes usar ese lenguaje? Copias a tu madre, a tu padre, o a quien sea con quien creciste. Entonces comienzas a hablar como esa persona. Creces un poco y haces amigos en el jardín de niños, después hablas palabras de otros niños que crecieron con otra familia. Luego vas a la primaria, secundaria, universidad, haces tantos amigos de distintos contextos, entonces te equipas con más palabras. Y es muy importante saber el tipo de palabras que quieres perfeccionar porque debes elegir. A partir de cierta edad debes elegir: ¿quiero hablar como esta persona? No. ¿Quiero hablar como esta persona? Sí. Cuando dices que sí, copias de nuevo, y sigues haciéndolo con gente cercana, lo sigues haciendo hasta que son tus palabras. Y así es como improvisas.

Por supuesto, mis primeras palabras de improvisación vinieron de Errol y Oscar. Luego creces más, escuchas a Keith Jarrett, Herbie Hancock, Chick Corea… a muchos, muchos, como Red Garland, Tommy Flanagan; incluso como Sonny Rollins, Clifford Brown. No sólo pianistas, sino distintas formas de hablar. Y cuando escuchas algo que te gusta, deseas que fueran tus palabras, las tomas prestadas, y las tocas tanto, hasta que se convierten en tuyas. Y si lo sigues haciendo, es difícil encontrar a alguien con el mismo gusto que tú. Es casi imposible, tendrías que hacer un clon de ti mismo. Entonces, si te mantienes haciéndolo, con sed de vocabularios y si tienes hambre de música, creo que puedes ser original.

Otra cosa es cuando interpretas. Para mí, la curiosidad es todo. Constantemente pienso en por qué los niños juegan con juguetes. Los niños pueden jugar con una caja porque no saben que no es un juguete: puedes creer que es un juguete y entonces lo es. El jazz es así. Debes ser lo suficientemente curioso en encontrar algo que puedas utilizar, algo que te emocione.


Foto: Cortesía de Fernando Aceves para Lunario.

Cada título de tus álbumes expresa algo alucinante: Another Mind, Brain, Spiral, Spark, etcétera. ¿Cómo llegas a ellos?

Depende del álbum. La mayoría de mis títulos de álbum vienen del título de la canción que creo que más lo representa. A veces la canción viene primero, a veces el título viene primero. Podría dar el ejemplo de Spark, mi último disco: El título vino primero porque quería escribir música acerca de un soundtrack imaginario sobre una historia que comienza con una sola chispa.

Sobre tu proyecto en trío: tienes un contrabajista que viene del mundo del jazz y un baterista que viene del mundo del rock. ¿Cómo decidiste “voy a hacer este proyecto y tiene que ser específicamente así”?

Primero que nada, nunca pensé “Voy a tocar con un músico que viene del mundo del jazz o del rock”. Nunca consideré a Simon Phillips un baterista de rock. Para mí es sólo un baterista que tiene una comprensión impresionante de varias cosas. Esa es la clave: necesito un músico que comprenda y disfrute del mismo modo todos los tipos de música, y que sea capaz de tocarla. Anthony puede tocar lo que sea. Simon puede tocar lo que sea. Son maestros. Entre más me embarqué en su sonido y el tono que cada uno tiene, sentí que sería un sueño, y por eso decidí hacer un trío con ellos.

Creo que eres una gran representante de la humanidad, porque el arte es muy importante, y lo que tú haces es sublime.

Creo que es una vida de cazar tesoros. Estoy como en una gran montaña o en un gran desierto. Siempre buscando tesoros en cuestiones de cómo tocar, y en el hecho de conocer músicos: así como conocí a Simon y Anthony. Creo que la vida de un músico es sobre trabajar duro todos los días para encontrar sus tesoros. Es hermoso cuando encuentras tu tesoro; puede ser un músico, puede ser un show. Cada año siento que puedo expresar más cosas y compararme a cinco años atrás: estoy equipada con más vocabulario en música y es muy similar al crecimiento del ser humano. Espero ser cada vez más sabia mientras envejezco. Mientras no dejes de cazar tu tesoro, creo que se hará realidad.


FM

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