En “Boy bands and the performance of the pop masculinity”, la autora Georgina Gregory analiza el fenómeno social que representan estas agrupaciones desde su nacimiento hasta la época actual, desde The Beatles a One Direction.
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Y bueno, si bien los Beatles no fueron propiamente la primera boy band sí plantó la semilla para lo que vendría después. Una de las características de las boy bands, entre otras, es congregar multitudes, y la mítica llegada del Cuarteto de Liverpool al aeropuerto John F. Kennedy de los Estados Unidos así lo constata.
Pero la que sí es considerada la primera boy band de la historia es The Monkees, que basada en el éxito de los Beatles surgió a mediados de los 60 para un programa de TV. Y es que el término boy band se usó hasta los 90, con procesos de casting y marketing cada vez más agresivos para llegar al éxito.
¿Pero musicalmente qué ofrecen bandas como New Kids on the Block, Backstreet Boys, The Wanted, Take That, *Nsync o Westlife? Sin duda la influencia de grupos de armonía vocal que se distinguen en su entrega y estilos de interpretación. Bandas como Beach Boys o The Drifters son los ejemplos. En cuanto a su estilo, la referencia es el pop con tintes de soul y rhythm and blues e incluso country, entre otros géneros.
También el baile distingue a las bandas vocales pop y uno de los antecedentes que menciona la escritora es Mick Jagger, de los Rolling Stones. Y es que hay que destacar que solo un número limitado de músicos de rock son reconocidos como bailarines, “a pesar de que el baile constituye una forma encarnada de maestría musical”, en sus palabras. The Osmonds y los Jackson 5, que incorporaron rutinas de baile en sus actos, también son influencias directas.
¿Pero qué valor tienen estas bandas? Para Georgina, el que debe tener cualquier fenómeno musical, porque por eso son objeto de estudio; por supuesto también con aportes a los conceptos de sexualidad y masculinidad que despliega la autora. Comenta que muchas de estas bandas han relanzado sus carreras en una etapa madura y apelando a un grupo demográfico más amplio, y deben cuestionarse las percepciones de inferioridad porque los ex integrantes de grupos “fabricados” con frecuencia exhiben un talento auténtico, incluso logrando elogios de crítica, y los ilustra con dos ejemplos. Además de ganar un codiciado Grammy, Justin Timberlake (*Nsync) ha recibido premios Emmy por sus actuaciones musicales y televisivas, así como una nominación al Oscar. Durante su carrera en solitario, Robbie Williams (Take That) ha vendido más de 75 millones de discos, entre demás éxitos.
Pero esto es apenas una parte de lo que analiza Georgina Gregory de las boy bands en esta obra.