Dado que a mediados del siglo XIX el ferrocarril se convirtió en el componente principal de la estrategia de la modernización económica que vinculó a México con el mercado internacional, el arribo del tren a estas tierras del semidesierto detonaron el nacimiento de una nueva ciudad creciente y una región próspera.
En lo que se convirtió en todo un recorrido en un ferrocarril de la historia de Torreón, la investigadora Silvia Patricia Castro Zavala impartió la conferencia “Torreón entre rieles” desde el Archivo Municipal, en el marco de las actividades de las Jornadas de Historia de los festejos del 115 aniversario de la ciudad.
En primera instancia, la maestra en Historia de la sociedad contemporánea dejó claro que sin la llegada de las vías del tren no hubiera existido el pueblo de Torreón, el cual llegó cargado de gente visionaria y de ideas que pondrían los cimientos de lo que se convertiría en pocos años en una ciudad industrial.
“El tren es el motivo por el cual la ciudad de Torreón existe. Aproximadamente en 1875 había ranchos prósperos que dependían mucho del agua. Se decide hacer una estación en terrenos de Santiago Lavín y de ahí se desvían a Torreón con dos compañías diferentes operando"
Aunque había inconformidad en la capital duranguense, ya que el tren pasaría por la ahora región lagunera, en 1888 se inauguró la nueva línea que pasaría por La Laguna y que serviría para acercar a la capital mexicana con el este de Estados Unidos. Pronto serían construidos ramales hacia San Pedro, Viesca; de Torreón a Saltillo, entre parras y Paila, así como entre Tlahualilo y Matamoros.
Entre las consecuencias o beneficios que trajo el ferrocarril a esta región lagunera está la formación de nuevas poblaciones, se desarrolló la industria, la minería, la agricultura y la ganadería, con lo que comunicarían a la región con la frontera y el resto del país.
Además, con el tren se propició la creación de vías para el tranvía y llegarían migrantes nacionales y extranjeros, con ello vinieron también, además de obreros, ingenieros, geólogos, maquinistas, administradores, médicos y telegrafistas.
“En 1888 empieza a vender lotes, en 1890 ya había algunas fábricas. La región tuvo mucho éxito por la llegada de mucha gente, no sólo nacional sino también del extranjero. Muchos de los que vinieron llegaron a invertir en sus propios negocios. En poco más de diez años de población había ya gran cantidad de fábricas”.
Finalmente, tras el paso de la Revolución Mexicana hubo caminos destruidos pero se mantuvieron las líneas importantes que actualmente unen al centro del país con los Estados Unidos por medio del paso obligado por la Comarca Lagunera.
EGO