El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rindió ayer un homenaje al poeta, narrador, filósofo y ensayista mexicano Enrique González Rojo-Arthur (1928), quien el pasado 5 de octubre cumplió 91 años de edad.
Leticia Luna, coordinadora Nacional de Literatura del Inbal, indicó que el escritor no pudo estar presente debido a que se encuentra delicado de salud, sin embargo, él solicitó no suspender la actividad en la cual se reconoce su trayectoria de vida y obra.
Al expresar algunas palabras para el escritor en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la funcionaria sostuvo que el poeta, originario de Ciudad de México, es descendiente de una dinastía de poetas mexicanos que han caminando a la par del desarrollo de la poesía en México; desde el modernismo en la época vanguardista de los contemporáneos hasta la actualidad.
Por su parte, Graciela González Phillips, académica e hija del poeta, señaló que González Rojo-Arthur nació en un ambiente rodeado de libros, “la atmósfera le fue propicia. La educación de su abuelo sembró en Enrique una afición y un gran placer por la cultura. Desde muy joven, cuando le preguntaba por un libro, sabía cuál era su lugar en la biblioteca. Se había convertido en el bibliotecario de la casa”.
La profesora e investigadora añadió que los cuatro pilares de la actividad cultural de su padre Enrique González Rojo son: el magisterio, la literatura, la filosofía y el compromiso político, “y me parece importante señalar que estas partes se interinfluyen a lo largo de sus obras.
“Es evidente que la claridad con que expresa sus ideas se debe a su larga práctica magisterial, que su poesía enarbola motivos filosóficos, políticos y de todo género sin perder su estructura poética; también, que sus escritos filosóficos toman como tema la poesía o la política y sus ensayos políticos se apoyan en concepciones filosóficas y están pertrechados de su estilo literario”, apuntó Graciela González, entrelazando las inspiraciones que han motivado al escritor a lo largo de su experiencia.
Fiel a sus principios
González Philips describió al autor más allá de sus textos como “un hombre trabajador, lector incansable, el cual siempre tiene proyectos, no conoce la palabra aburrimiento y lo que hace lo hace siempre con gran ánimo”.
Enfatizó que su padre sostiene “la clara convicción de seguir fiel a sus principios éticos y revolucionarios durante toda la vida. En él hay enigmas, como en todos nosotros” y, aseguró, que “allegarse a su obra, pero en especial a su poesía, es acercarse a estos principios y buscar su sentido”.