Además de empresario, célebre en el mundo por su revista Playboy, Hugh Hefner fue un gran impulsor del jazz. En 2005, Xavier Quirarte asistió al Playboy Jazz Festival de Los Ángeles, California, donde Hefner charló con la prensa y manifestó su amor por este género musical, testimonio que hoy les compartimos.
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De manera inevitable, la expectación se ha posado en la sala de prensa del Playboy Jazz Festival. Mucho hemos escuchado sobre él, conocemos su historia y los alcances de su imperio, pero pocos han tenido la oportunidad de conocer a quien suele ser calificado como leyenda.
Una joven reportera de radio se pasea de un lado a otro y muestra una sonrisa que evidencia el nerviosismo. Como para romper la tensión, alguien dice en voz alta mientras señala las cámaras de televisión: “¡Se va a grabar un reality show con el señor Hugh Hefner, así que los que no quieran participar están a tiempo de irse!” Por supuesto, todos permanecemos.
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Sus sentidos siempre han estado alerta: gran olfato para los negocios, vista y tacto privilegiado para las mujeres, gusto refinado por la buena comida y la bebida. De ellos no nos ocuparemos en este espacio sino del sentido del oído porque Hugh Hefner ha venido a hablarnos de jazz, música por la que ha mostrado un enorme respeto desde que organizó el legendario Playboy Jazz Festival en 1956 en Chicago.
[OBJECT]Con una gorra de capitán de marina, una sonrisa afable y una constitución física que resulta envidiable a sus 79 años —menos las conejitas que se han quedado en su palco del Hollywood Bowl—, Hefner ingresa a la sala de prensa del festival y de inmediato se sienta en una pequeña mesa, que de inmediato rodeamos quienes no queremos perder una palabra. La joven reportera es lanzada al ruedo para hacer la primera pregunta. “Dios, estoy muy intimidada”, proclama sonrojada. “¡Por eso estoy aquí!”, responde Hefner con buen humor y rompe la tensión.
¿Por qué hacer este festival?, pregunta por fin la reportera. Con tono afable el magnate comienza una disertación en la que de manera reiterada aparecen sus recuerdos de infancia: “Bueno, crecí con la música, el jazz fue la música de mi niñez. Cuando Playboy celebró su quinto aniversario —en 1959— hicimos nuestro primer Playboy Jazz Festival en Los Ángeles que resultó el fin de semana más memorable en la historia del jazz; así lo llamó el crítico Leonard Feather.”
Para Hefner también es el más memorable de su vida, porque allí estuvieron los músicos con los que creció, sus ídolos de infancia. “En el primer festival en Chicago pudimos tener a Louis Armstrong, Ella Fitzgerald, las orquestas de Count Basie, Duke Ellington y Stan Kenton, Miles Davis, Dizzy Gillespie, Dave Brubeck... Tú sabes, todos”.
Para el creador de Playboy, el festival fue algo más que un evento para la comunidad o un vehículo de promoción por ser “algo que realmente viene del corazón, algo que se remonta a mi niñez. Crecí en un pueblito metodista típico del Medio Oeste con mucha represión, así que el cine y la música fueron los elementos que propulsaron mis sueños.”
Hefner habla en un tono que combina el amor y el respeto cuando se refiere a músicos como Billie Holiday, Count Basie, Duke Ellington y Sarah Vaughan, que además de grandes músicos eran sus amigos. “Cuando hicimos el primer festival en 1959 mi gran tristeza fue que Billie y Bird (Charlie Parker) habían muerto. Billie Holiday es mi cantante favorita de todos los tiempos.”
Si pudiera traer de regreso a los músicos que ya no están entre nosotros a un festival, afirma que empezaría por Bix Beiderbecke y Louis Armstrong, y por supuesto incluiría a Ellington y Basie. “Si pudiera poner un festival de jazz del cielo... ¡Creo que tendría que morir, sería la única forma de lograrlo!”, comenta levantando una carcajada general. De las cantantes elegiría a Billie Holiday, porque “es la primera en la lista, y después a Bessie Smith, Ella Fitzgerald, Peggy Lee y así sucesivamente.”
Hefner refiere que desde niño le impresionó mucho el hecho de que “inicialmente el jazz fue el único lugar en el que podías tener un público blanco y negro. Crecí en un tiempo muy racista y eso me llamó mucho la atención, e influyó en la manera en la que manejamos el Playboy Club y la serie de televisión The Playboy’s Penthouse, donde no había una línea divisoria de color. Eso llamó la atención de todos. Ahora necesitamos más cuestiones de este tipo en el planeta para romper las barreras raciales, nacionales, religiosas o lo que sea. Vivimos en un mundo muy pequeño”.
Si algo destaca Hefner del jazz es el sentido contracultural que tuvo en una época de racismo acendrado. Recuerda que en ocasiones ha habido desencuentros al surgir nuevos estilos, pero su deseo es que exista una convivencia sana entre las distintas formas de hacer jazz, algo que pone en práctica en su festival. “Hay buena música y mala música, y la que aquí celebramos es la buena”, asegura.
La fiesta del Hollywood Bowl
A pesar del éxito del festival de Chicago en 1959, Hefner recuerda que en los años sesenta la empresa se ocupó de otros asuntos, como la serie de televisión The Playboy’s Penthouse y la apertura de varios clubes.
[OBJECT]“Cuando llegó el vigésimo quinto aniversario de Playboy yo vivía en Los Ángeles y la idea de hacer un festival conmemorativo era demasiado deliciosa como para no ponerla en práctica, sobre todo en el Hollywood Bowl. Entonces no sabía que George Wein, un consumado productor de festivales de jazz, había tratado de hacer conciertos en el Hollywood Bowl pero no había tenido éxito. De alguna forma con lo que él pudo reunir para el espectáculo y el trabajo de Playboy para promoverlo se convirtió en algo muy especial”.
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Lo que iba a ser una fiesta de aniversario se convirtió en un festival anual que este año llegó a su vigésima séptima edición. “En 1979 el festival fue bien recibido por la comunidad, las localidades se agotaron igual que este año. Comúnmente no llenas el Hollywood Bowl con jazz o variaciones de jazz. Para todos nosotros el festival se ha convertido en una labor de amor, en cierta forma es regresar a la comunidad el apoyo que nos brinda.”
Si algo le emociona a Hefner de realizar el festival en el Hollywood Bowl cada año es la conexión de la música con su niñez. “Soy un niño que creció con la música y el cine, y el Hollywood Bowl representa muchos de esas películas, un cierto tipo de glamour del que nunca pensé que iba a ser parte.”
Hefner posee un encanto que seduce a sus escuchas y uno no podría objetarle las historias que cuenta, como cuando asegura que de niño tenía una cobija con figuras de pequeños conejos. “La llamaba mi cobija de conejitos”, dice mientras todos estallan en carcajadas. “¡En verdad! Cuando tuve un perro a los seis años lo puse en una caja con la cobija. Pero el perro se enfermó y murió, así que tuvieron que quemar la cobija. Si piensan en términos del Ciudadano Kane y Rosebud, imaginen el hecho de que mi cobija de conejitos acabó en llamas y yo terminé creando el imperio del conejito. Algunas veces los hechos son más extraños que la ficción. Es una historia verdadera”.
Mientras las carcajadas amainan, el creador de Playboy se levanta para retirarse, pero antes le preguntan si la idea de un reality show con Hugh Hefner le parecería surrealista. Sonriente, el aludido responde: “¿Ves esas cámaras que andan por allí? Ahí están, me siguen desde hace tres horas y no puedo moverlas”. Y se despide entre carcajadas.
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