La coreógrafa Sandra Milena Gómez Cabarcas había sufrido la pérdida de un ser querido, del que no pudo despedirse por ser ella migrante y coincidió que leía en ese momento el libro de memorias del premio Nobel de Literatura turco Orhan Pamuk: Estambul: Ciudad y Recuerdos (Mondadori, 2006).
“Estaba organizando una pieza con la premisa de: ¿Qué pasa cuando tenemos una pérdida y hay la imposibilidad de despedirse de esa persona? La coreografía de Hüzün surgió como una necesidad de atravesar mi duelo”, comenta en entrevista la artista colombiana sobre su más reciente creación, la cual se estrenó el pasado 18 de abril en el teatro Casa de la Paz de la UAM (Cozumel 33, Roma Norte).
“Y justo en ese proceso leía el libro de memorias de Pamuk, en el que hay todo un capítulo destinado a describir la palabra turca hüzün, que por coincidencia describía a su vez todo lo que yo quería describir con mi pieza. Esa palbra engloba todas las emociones y sentimientos en un proceso de pérdida y de duelo, desde la tristeza, la melancolía, el dolor y la rabia, hasta la esperanza y el retorno a la vida”.
Recuerda que en el texto del Nobel se menciona que alrededor del 1500, un emperador turco designó ese año como Año Hüzun, debido a que perdió a su esposa e hijos. Y, como también para ella tuvo un significado muy profundo la lectura del libro por el duelo que atravesaba, nombró así su coreografía.
Gómez Cabarcas, fundadora y directora de Udâna Plataforma de Creación Escénica, define su coreografía Hüzün, estructurada en cuatro movimientos, como un ritual escénico, que mezcla la danza contemporánea y el teatro como base, que igual integra imágenes y otros elementos visuales y música.
Primero hizo una investigación con su compañía, con trabajo de mesa en donde la actriz que interviene en la puesta en escena y las bailarinas intérpretes expusieron sus propias emociones y testimonios sobre la muerte de seres queridos, para después plantearse qué pasa con la imposibilidad de llevarles el duelo.
“¿Qué pasa con la imposibilidad de llevar a cabo rituales funerarios, porque justamente lo que ocurre hoy en día es que nos enfrentamos a una industria funeraria que no toma en cuenta los rituales tradicionales que dan tiempo y espacio a la despedida del ser querido por parte del doliente”, añadió Gómez Cabarcas en la conversación en vísperas del Día Internacional de la Danza.
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La coreografía de una hora se divide en cuatro actos: la muerte, el dolor, el limbo y el retorno a la vida.
“A través del movimiento y la palabra atravesamos esas etapas del duelo: qué pasa cuando te enteras y estás en ese enfrentamiento con la muerte, con el saber que tu ser querido se fue; luego las emociones que pasan a partir de eso, el dolor, la rabia, la tristeza; después ese limbo donde no sabes cómo continuar en la vida; y al final ciertas cosas terminan levantándote, puede ser un recuerdo, un objeto de esa persona, tu acompañante, tu mascota, esos seres que nos ayudan a levantarnos”, expuso la artista.
El ensamble lo componen: Nadia Cuevas, una actriz que funge como guía de las bailarinas Karen Martínez Rojas / Daniela García, Andrea Bautista, María Antonieta Sánchez y Sandra Milena Gómez.
MGR