'La imperfecta maravilla': un placer helado que puedes leer

Libros

"¿Realmente estamos con la persona con la que deberíamos estar?", es la pregunta fundamental que se hace el escritor italiano Andrea de Carlo en su nueva novela.

'La imperfecta maravilla' es un libro que te enamorará del placer helado. (Shutterstock)
Ángel Soto
Ciudad de México /

Es difícil imaginar a una superestrella del rock deslumbrada por las sutilezas de un helado artesanal. Pero, como dice Andrea de Carlo, autor de La imperfecta maravilla (Seix Barral, 2018), “algunos rockstars son también seres humanos muy inteligentes, quienes en su vida privada hacen cosas que los fans nunca imaginarían”.

En su nueva novela, el escritor italiano nos presenta a dos personajes entrañables: Nick Cruickshank, cuyo frenético rol al frente de los Bebonkers —una banda de popularidad estratosférica— y los preparativos de su boda lo han obligado a tomarse unos días de calma en la pequeña localidad de Fayence, en la Costa-Azul. En ese sitio idílico vive Milena Migliari, una peculiar heladera que ha dedicado su vida a convertir esa combinación de sabores, colores, texturas y detalles en una experiencia perfecta.

Ambos creen que han encontrado al amor de su vida, pero una serie de desafíos personales y profesionales cruza sus caminos y los obliga a replantearse el futuro.

En entrevista con MILENIO, Andrea de Carlo nos contó, entre otras cosas, qué le fascinó del fino arte de la repostería congelada, su íntima relación con la música —en particular con el rock— y cómo concibe la idea del amor después de escribir una novela tan sincera y transparente.



—Le diste a Milenia los atributos de una artista, cuyo arte cobra la forma de un delicioso postre, ¿qué llamó tu atención sobre el helado?

He sido un aficionado del helado desde que era un niño. Quizá porque es una comida no necesaria, un regalo que te puedes hacer a ti mismo. La frialdad, la dulzura, los colores, todo lo convierte en una extraordinaria experiencia sensorial. Al crecer, me involucré más con las sutilezas de los sabores naturales y las texturas, y comencé a hacer helado por mi cuenta.

—Nick, por otro lado, es un personaje muy contradictorio; un rockstar que se ha convertido en un ser más espiritual y solitario...

Conozco a algunos rockstars que en su vida privada hacen cosas que los fans nunca imaginarían, como leer libros complejos, estudiar poesía, practicar la meditación, cuidar jardines, etcétera. Pienso en Nick como en alguien que en el pasado disfrutó todos los excesos que implicaba ser una figura pública, pero ahora se encuentra en una etapa mucho más consciente y reflexiva de su vida. Un personaje siempre se me presenta como una imagen inicial, pero conforme indago en él, revela muchas complejidades y contradicciones que al inicio no podía ver.

—¿Tienes una relación íntima con la música? ¿Podrías sugerir un soundtrack para este libro?

He leído revistas de música toda mi vida y prácticamente cada biografía de las grandes estrellas del rock. Además, siempre he escuchado música, y la he tocado, en la guitarra o en la mandolina.

Un soundtrack para este libro incluiría:

"You Can’t Always Get What You Want", de los Rolling Stones


"Visions of Johanna", de Bob Dylan


"Blue Nocturne", de Cornell Dupree


"Need Your Love So Bad", de Gary Moore


"Nothing Compares 2 You", de Prince

—Uno de tus personajes es guatemalteco y haces otras referencias a México. ¿Tienes alguna conexión con Latinoamérica?

Mi abuela paterna era chilena. Quizá a ella se debe mi interés en la historia. Siempre me ha fascinado Latinoamérica. A través de los años he visitado Costa Rica, México, Argentina, Chile, Brasil. He descubierto una gran estratificación cultural y una gran riqueza lingüística en cada país que he visitado.

—En una línea del libro, describiste a Milena con estas palabras: “El placer real está en la experimentación, en el riesgo implícito, en las posibles sorpresas”. ¿Algo similar ocurre con la literatura?

Por supuesto. Repetir una y otra vez una fórmula probada es una receta segura para el aburrimiento. En cualquier área que estés, hay muchos ángulos, muchas oportunidades de experimentación. Como novelista, necesito el constante desafío de una nueva visión cada vez que empiezo un nuevo proyecto. No quiero desperdiciar la oportunidad de hacerlo distinto al [libro] anterior, de explorar nuevos territorios.

En algún punto, mientras narrabas el proceso creativo de Nick, dijiste que las canciones trascendentes suelen surgir de la nada. ¿Es una manera de decir que crees en la inspiración?

Sí creo en ella. Cada novela que he escrito se me ha presentado como si hubiera estado esperando a ser escrita. Es una experiencia diferente en cada ocasión, pero cada vez he tenido la sensación de que necesitaba ponerme al servicio de la historia, de convertirme en un instrumento, un medio. Ésta es, quizá, la parte más misteriosa y fascinante de mi trabajo.

—¿Cómo cambió tu idea del amor tras publicar la novela?

El amor es un sentimiento humano elemental y atemporal, pero nuestra percepción y la manera en la que nos relacionamos con él sigue cambiando con el paso de las épocas. Vivimos en un mundo en el que casi cada individuo se pone a sí mismo al centro de un mini universo. Sólo hay que mirar todos esos perfiles de Facebook, la cantidad innumerable fotos de cocteles en una puesta de sol, pasteles de cumpleaños, bikinis… Todo se vuelve superficial, sin ninguna profundidad tangible. Mucha gente se está concentrando cada vez más en sí misma y se está volviendo menos paciente, menos curiosa, menos atenta a los demás. Es inevitable que todo esto se refleje en nuestras relaciones amorosas.

El escritor italiano Andrea de Carlo. (Sitio oficial)

​ASS​​

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